Una de las enfermedades más graves que afectan a miles de personas alrededor del planeta es el cáncer, la cual se puede prensentar en cualquier parte del cuerpo, muchas veces, de manera silenciosa. Varias personas suelen fallecer producto de esta enfermedad que a veces se sale de control, porque las células cancerosas se multiplican sin descanso y se expanden por los tejidos. 

No obstante, es sabido mundialmente que una detección temprana puede aumentar las posibilidades de recuperación, a través de los distintos tratamientos que existen hoy como la quimioterapia, radioterapia, cirugías, entre otras. 

Por esta razón, los expertos en la materia han focalizado sus estudios en encontrar formas de detectar rápidamente esta enfermedad en las personas. De esta manera llegamos a las hormigas, insectos que, según un grupo de científicos franceses, podría ser un aporte en el diagnóstico precoz.

Así lo explicaron en una reciente investigación publicada en la revista Proceedings of the Royal Society B, pues los científicos experimentaron con roedores a quienes le injertaron células cancerígenas de cáncer de mama, para que las hormigas detectaran estos factores en la orina de las ratas, lo cual resultó ser muy confiable. "Nuestro estudio demuestra que las hormigas detectan de manera confiable señales de tumores en la orina de ratones y tienen el potencial de actuar como biodetectores de cáncer eficientes y económicos", indican. 

La especie protagonista son las hormigas sedosas (formica fusca) quienes fueron "entrenadas" por los expertos para que usaran sus receptores olfativos (no tienen nariz) para encontrar tumores."Las hormigas tienen un excelente sentido del olfato. Y los tumores cancerosos en animales, incluidos los humanos, producen compuestos químicos que pueden llegar a las muestras de orina", aseguran. 

En el experimento las hormigas fueron enseñadas a identificar la presencia de sustancias químicas tumorales con recompensas de azúcar, durante 10 minutos. Una vez entrenadas, fueron dejadas en una arena donde había orín sano y otro con tumor, de esta manera concluyeron que estos insectos podían diferenciar entre ambas muestras.

"Descubrimos que pasaban más tiempo (un 20%) al lado del olor aprendido (orina con sustancias químicas tumorales) que junto al otro", finalizan. 

 

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