Una nueva terapia contra la adicción al alcohol podría ayudar a reducir la cuota de recaídas a golpe de joystick.

"Participé en el estudio para matar dos pájaros de un tiro”, bromea Freddy. Se enteró que también incluía una resonancia magnética y así podría comprobar si le quedaban secuelas del accidente que tuvo hace 10 años. Aunque en realidad, reconoce, participó para superar su adicción al alcohol.

Todo comenzó en 2004 con el divorcio. Entonces comenzó a beber dos litros de cerveza diarios y aguardiente. Trataba de dejarlo, pero a los tres días volvía. Hasta que reconoció su adicción y se sometió a tratamiento. Pero luego volvía a recaer.

"Aproximadamente el 85 por ciento de los alcohólicos recae tras una cura", explica Miriam Sebold, psicóloga de la clínica de Charité de Berlín. Ella analiza actualmente los resultados de una terapia para superar la adicción al alcohol basada en "Alcohol Approach Avoidance Task”. Algo así como un entrenamiento con la ayuda de un joystick desarrollado en Holanda, cuyo objetivo es evitar acercarse al alcohol y eliminarlo de la vida diaria de forma virtual.

Cuestión de voluntad

Al principio Freddy era escéptico: "Parecía un truco y no tenía mucho sentido”. Cuando se sentó por primera vez frente a la pantalla, veía imágenes de bebidas alcohólicas y no alcohólicas. En las instrucciones ni siquiera aparecía la palabra alcohol y el juego solo consistía en alejar algunos objetos y acercar otros.

Freddy intentó dejar el alcohol durante años pero volvía a recaer tras la terapia cuando volvía a casa. Para muchos, la adicción es falta de voluntad, pero Miriam Sebold lo ve de forma muy distinta: "La mayoría quiere dejarlo y vivir en abstinencia. Han perdido muchas cosas y no consiguen dejarlo. Pero no se trata de una enfermedad de voluntades débiles”.

Antes y después

"En los análisis detectamos que los alcohólicos tenían tendencia automática a acercarse a la bebida”, continúa. Con el tiempo desarrollan mecanismos para asociar el alcohol a algo positivo. "No partimos de la base de que sean adictos de nacimiento, sino de que han aprendido unos mecanismos que también podrían reeducarse”, aclara Sebold.

La existencia de estos mecanismos se probó al comienzo del estudio. En un primer ensayo, el paciente debe acercar y alejar de sí mismo las imágenes de alcohol y bebidas no alcohólicas. Entre los alcohólicos se comprobó que reaccionaban más rápidamente cuando se trataba de acercar el alcohol. También tardaban más en alejar las bebidas alcohólicas que las no alcohólicas.

Estos experimentos sirven para analizar la toma de decisiones. "Pero la intensidad de los resultados depende de cada caso, al igual que las terapias con medicamentos”, explica Sebold, indicando que según el último estudio se redujo la recaída en un 10%. El objetivo principal es averiguar qué mecanismos pueden modificarse a base de entrenamiento. "Y también podrían combinarse con medicamentos”, dice Sebold.

La idea no es tan descabellada. Y usando el "sistema de recompensa” adecuado la terapia podría también funcionar como una aplicación móvil. " Ya se está trabajando en algo similar”, revela la científica. Además, también se podrían tratar otras adicciones, como el fumar, con este tipo de terapias.

Aplicación en la vida cotidiana

Cuando mira al pasado Freddy cree que el "juego” fue bueno y le sirvió para recuperar la concentración perdida por el alcohol. Durante la terapia, trató de terminarla rápidamente. Pero no se daría cuenta de que había cambiado su relación con el alcohol hasta tiempo después, cuando vio una botella en el supermercado y, simplemente, miró hacia otro lado.

Desgraciadamente, la terapia no siempre tiene el mismo efecto. Los participantes en el estudio ya habían pasado antes por terapias y muchos de ellos volvieron a recaer durante el estudio. De los 70 que comenzaron solo la mitad llegó hasta el final. Pero Freddy está satisfecho de haberlo logrado y también de haber conseguido después un trabajo a sus 64 años. "Estas navidades se celebrarán sin alcohol”, promete cuando se despide.

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