A pesar del habitual flujo de bolivianos en la zona de Rua Coimbra, en el centro de Sao Paulo, la presencia de familias enteras frente a un edificio, una tarde de agosto, llamó la atención de los transeúntes.

Invitados por un programa de radio, estaban esperando la llegada de Jaime Chuquimia que, junto a su hermano Bladimir, es propietario de una empresa que organiza financiamientos colectivos, un sistema conocido en Bolivia como "pasanaku", y cuya sede queda en esa zona.

A medida que las personas iban entrando, el equipo de Jaime y Bladimir terminaba los preparativos en un gran auditorio. Marcio Guelfi, del departamento de marketing de la compañía, estaba ajustando el proyector, mientras que la periodista y secretaria Sandy Bell llenaba las bandejas con brigadeiros y cubos de hielo para el champán.

Al inicio de la presentación, Jaime anunció que el próximo plan de la compañía sería adquirir terrenos y bienes raíces en Itaquaquecetuba, región metropolitana de Sao Paulo, para ofrecérselos a bolivianos por medio de un pasanaku.

"Si estas personas no tuvieran confianza en Jaime, no estarían aquí. Este sistema solo funciona si del otro lado hay una persona íntegra", dijo David Lira, gerente de proyectos de la empresa.

El primer proyecto, que originó todo el negocio, es la construcción de un condominio para bolivianos en un terreno a 7 km del centro de Itaquaquecetu.

El plan prevé construir 600 casas, 300 apartamentos y 100 locales comerciales, además de un supermercado y una estación de servicio, en un área de 131.000 metros cuadrados, al lado del Centro Comercial Itaquá Garden, a 15 minutos de la línea 12 de la estación Itaquaquecetuba.

Se espera que las obras comiencen en septiembre.

Jaime cuenta que la idea de construir un condominio para bolivianos se le ocurrió en 2015, después de que un banco le rechazara una solicitud de hipoteca en numerosas ocasiones.

En esa época, Jaime ya era dueño de un taller de costura y socio de una tienda de ropa en el barrio paulista de Brás, pero todavía estaba obligado a vivir de alquiler porque no conseguía que el banco aceptara sus solicitudes.

Sin embargo, la idea tomó forma a principios de este año cuando, después de varias reuniones con contratistas, Marivaldo Pereira, propietario de una pequeña constructora local, decidió financiar el estudio de viabilidad del terreno que había sido escogido por Jaime y Bladimir.

Una vez aprobado, la empresa de los dos hermanos compró el área, utilizando el capital acumulado de grupos activos de pasanaku, y un contratista le adjudicó el contrato.

240 familias se unieron al proyecto

En mayo, Lira alquiló decenas de autobuses que llevaron a 1.500 personas desde Brás hasta el sitio.

Niños y jóvenes jugaron fútbol, en un campo improvisado, mientras que sus padres y familiares recorrieron el terreno escuchando a Jaime presentar el proyecto: al final del día, 240 familias decidieron unirse al primer grupo de financiación colectiva.

Sus participantes pagan cuotas mensuales de unos US$ 246 dólares, sin intereses, y deberán hacerlo hasta finales de 2020, cuando el monto se duplicará. La idea es que a partir de entonces paguen cuotas por un periodo de diez años.

Como hay menos participantes de lo estimado, el pronóstico es que solo 500 casas estén listas para 2020. El valor de la propiedad será aproximadamente de unos US$56.000.

"Una de las reglas es que solamente bolivianos pueden vivir allí", explica Jaime.

Sin embargo, el deseo del empresario encuentra obstáculos.

"Así como no se puede impedir que un extranjero que tiene todos los requisitos legales para vivir en Brasil compre un bien en nuestro país, tampoco es legal prohibirles a brasileños comprar un bien en su propio país. Desde un punto de vista económico, diría que ni siquiera tiene sentido, porque se cierra un mercado potencial", dice Rodrigo Salgado, profesor de Derecho Económico en la Universidad Presbiteriana Mackenzie.

Para Salgado, la idea es tener una comunidad cerrada para bolivianos. "En otro momento de la historia, los inmigrantes eran muy bien aceptados [en Brasil], como los italianos que llegaron a principios del siglo XX. Pero actualmente no es el caso de los bolivianos".

Según la Policía Federal brasileña, hay 100.000 bolivianos viviendo en Brasil actualmente, no obstante, estimaciones no oficiales indican un número mayor. Según la ONG Mission Peace, habría 250.000.

En el estado de Sao Paulo existen puntos de concentración para inmigrantes bolivianos, como los barrios de Brás y Pari, además de Guarulhos e Itaquaquecetuba, donde se estima que viven unos 40.000 bolivianos.

El negocio principal de los bolivianos en el estado es la industria textil: la producción y la comercialización de ropa.

El "pasanaku"

Para la construcción del condominio en Itaquaquecetuba se utiliza un sistema de microfinanciamiento que surgió en la década de los 80 en La Paz, Bolivia.

Así funciona: los miembros de un "grupo de confianza" contribuyen con una cierta cantidad de dinero durante un período de tiempo hasta que, una vez que se hayan recolectado todos los recursos, uno de ellos recoge la cantidad final que se logró recaudar.

Después se realiza el proceso nuevamente con otro miembro hasta que este obtenga la cantidad total del mes que sigue.

Al final de un ciclo completo, el objetivo es que cada miembro del grupo haya recibido en una ocasión la cantidad exacta de dinero que ha dado a lo largo del proceso.

La palabra pasanaku proviene de la unión del verbo pasar, y la expresión naku, un adjetivo de la lengua indígena quechua referente a la acción.

Como sistema, su creación se remonta a la época de la crisis boliviana de 1985. Ese año, ante la hiperinflación que vivía el país y la caída de los precios internacionales del estaño, la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL) despidió a casi todos sus empleados.

El período estuvo marcado por un discurso en cadena nacional del entonces presidente Víctor Paz Estenssoro, que afirmó que "Bolivia está muriendo en nuestras manos".

"Muchos mineros de la región de Cochabamba migraron a la parte más occidental del país en ese entonces, a La Paz, Oruro y Potosí, en busca de empleo. Como llegaban pobres, sus esposas comenzaron a organizarse en pequeñas comunidades para ayudar a las familias que más lo necesitaban y para ahorrar dinero al mismo tiempo. Esto lo hicieron a través de pasanakus.

"Era una lógica estrictamente comunitaria ", explica el profesor Marcelo Arequipa, de la Universidad Católica Boliviana.

Los participantes del grupo en Sao Paulo pagan una tasa de interés de alrededor del 2% durante todo el pasanaku. Como no existe en Brasil, el modelo de financiamiento ya ha sido denunciado como una pirámide financiera y de juego.

Según Arequipa, el pasanaku causa problemas en Bolivia, donde no existe una regulación para la práctica, y lo mismo sucede en Brasil.

"Hay muchos casos en los que la persona responsable de la organización recauda el dinero de todos los miembros del grupo y luego desaparece. En otros, el organizador pide que cada miembro traiga a dos o tres personas más todos los meses, para recaudar más dinero para sí mismo, lo que crea una pirámide. Esto ya no es pasanaku: es una estafa", afirma.

Los hermanos Chuquimia

Jaime y Bladimir Chuquimia, de 45 y 43 años respectivamente, llegaron a Sao Paulo en 1999 desde Luribay, una localidad que se encuentra a 167 kilómetros de la capital boliviana.

Hijos de productores rurales, aseguran que desembarcaron en la terminal de autobuses Tietê, en el norte de São Paulo, apenas con el dinero que les quedó del viaje y la dirección de un primo que había vivido en la ciudad por unos años.

Antes de salir de Bolivia, donde ayudaban a sus padres en el campo, los dos hermanos habían acordado trabajar como modistas en un taller que tenían en Brás, un barrio con una gran concentración de bolivianos en Sao Paulo.

Jaime comenzó a trabajar en estaciones de radio bolivianas de la ciudad como locutor.

Hoy, es el presentador principal de Mega Fox Magazine, un programa de radio que ocupa tres horas y media de la estación online Mega Fox.

Incursión inmobiliaria

Jaime decidió invertir en una formación del Servicio Brasileño de Apoyo a las Micro y Pequeñas Empresas (Sebrae) con el objetivo personal de comprar una propiedad.

"Al igual que yo, los bolivianos sueñan con tener una casa propia, pero nunca obtienen un financiamiento bancario debido a sus de estados de flujo de caja. Todavía estaba tratando de entrar a un consorcio de bienes raíces, pero luego me di cuenta de que iba a estar pagando por mucho tiempo y nunca llegaría el día de recibir ", dice el empresario.

Poco menos de un año después, Jaime convenció a su hermano para organizar pasanakus para el sector inmobiliario.

Hoy, tres años después, a pesar de que la empresa gira en torno al modelo de financiamiento, muchos bolivianos van a su sede a pagar facturas (agua, electricidad, etc.), enviar remesas a Bolivia o regularizar su documentación. Todos los servicios se ofrecen en el mismo lugar.

"La comunidad boliviana aquí es grande, pero parece pequeña porque todos se conocen. Por eso, siempre hablan de los autos que maneja Jaime, de la casa donde vive, de cuánto dinero debe tener...", dice el modista Eduardo Vaca, quien lleva tres años en Sao Paulo.

Jaime asegura que cuando el condominio esté listo, quiere vivir en una de las 600 casas. "No quiero lujo, solo quiero ser dueño de mi propio inmueble en Brasil", concluye.

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