En diciembre de 2014, el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su par cubano, Raúl Castro, anunciaron el comienzo de una "nueva era" en las relaciones cubano-estadounidenses.

Solo tres meses más tarde, ese cambio se hizo tangible con una forma inusual: la de una tienda de ropa y artículos de diseño.

El local, ubicado en La Habana Vieja, se llama Clandestina y fabrica lo que sus creadoras consideran "la primera marca de ropa de Cuba".

Si bien la tienda es pequeña, el negocio está creciendo raudamente gracias a otra innovación de la "nueva era" cubana: el comercio online.

Tras dos años de ventas sólidas en su tienda, las cofundadoras de Clandestina, la cubana Idania Del Río y la española Leire Fernández, crearon el sitio de la marca en internet.

Hoy ofrece diez tipos de camisetas con diferentes mensajes estampados, todos con una irreverencia y gracia característica.

Lejos de las clásicas imágenes y frases revolucionarias -Che Guevara, Fidel Castro, etc.- que son el típico souvenir que uno encuentra en esta isla caribeña, las emblemáticas frases en las camisetas de Clandestina apelan a lo moderno y "cool".

"99% diseño cubano" y "Actually, I´m in Havana" (De hecho, estoy en La Habana), son dos de los más populares entre los miles de turistas que han inundado Cuba en los últimos dos años, desde que comenzó el "deshielo" entre Washington y La Habana.

También hay frases típicas cubanas, en español.

"Asere ya, gracias", es una de ellas. ("Si alguien te está acosando en las calles de La Habana tírales esa frase. Significa '¡hombre, suficiente!'", explican en el sitio web).

O "Estoy pa ti. Bueno no sé. Igual no", que según las dueñas es una frase que "describe las relaciones cubano-estadounidenses en ocho palabras".

Vogue

Vender diez modelos de camisetas -más algunos bolsos y pósters que se ofrecen en la tienda- no suena a un negocio importante.

Sin embargo, el hecho de tratarse de la primera marca de ropa cubana que se vende online al resto del mundo acaparó la atención de la prestigiosa revista de moda Vogue, que escribió sobre Clandestina a finales de 2017.

Allí la revista explica que las camisetas que se venden online se producen y comercializan en EE.UU., a partir del diseño original que es enviado desde Cuba.

Es algo que las creadoras de la marca no esconden.

"Todos nuestros productos son diseñados en La Habana y hechos en EE.UU. porque no tenemos mucha opción", se sinceran en el sitio.

"Fabricar en Cuba y transportar al exterior es casi imposible. Navegar las intensas regulaciones cubano-estadounidenses sobre importar/exportar y pagar las altas tarifas nos hizo explotar la cabeza. En vez, decidimos resolver y encontramos la manera", afirman.

Dificultades

Estas trabas no son las únicas que debieron enfrentar Del Río y Fernández.

Armar la página web en un país con muy limitado acceso a internet, donde el servicio aún no llega a los negocios y casas particulares fue toda una odisea.

Las empresarias le contaron al corresponsal de la BBC en La Habana, Will Grant, que debieron trabajar desde una plaza cercana donde hay wi-fi público, sentadas con sus laptops entre personas que paseaban a sus perros o jugaban al dominó.

No obstante, una vez online se sorprendieron del interés en su marca.

"Descubrimos cuando lanzamos el sitio que no solo se interesan en nosotros personas en EE.UU.", contó Fernández.

"Hay personas en Singapur, Australia, Nueva Zelanda, Reino Unido y muchos más, que quieren comprar nuestros productos".

"Nuestro foco ahora es poner a Clandestina en una plataforma global", señaló la empresaria.

Trump

Ese desafío enfrenta un nuevo obstáculo desde la llegada al poder de Donald Trump, hace un año.

El mandatario estadounidense dio marcha atrás con los pasos anunciados por su predecesor, Obama, y volvió a implementar algunas restricciones.

Las medidas afectan el intercambio comercial y podrían tener un impacto negativo para los pequeños negocios como Clandestina.

Sin embargo, Del Río asegura que no se dejarán amedrentar por la nueva situación.

"El contexto siempre fue duro", dijo a la BBC, en referencia al embargo estadounidense y la excesiva burocracia cubana. "Ahora con Trump es un poco más duro".

"Igual -agregó con una sonrisa- nosotras también podemos ser más duras".

 

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