Cualquier persona con un smartphone puede trabajar de manera independiente como "espía" en una tienda.

No es nada ilegal, porque en realidad se trata de ir a ciertos negocios, sacar fotografías de productos y luego enviarlas a una plataforma que reúne esta información y se la hace llegar a compañías como Coca-Cola, Danone, KFC, Philips, L'Oreal, Samsung, o Unilever.

A cambio de la foto, que debe adjuntar los datos de geolocalización del teléfono (a modo de prueba de que es real), el "consumidor secreto" que pasa como un simple cliente buscando algo en un comercio, recibe US$15.

La idea se le ocurrió a Ilker Inanc, un emprendedor turco de 27 años que creó Twentify, una compañía de investigación de marketing que -a través de la aplicación Bounty- obtiene la información de mercado que requiere para sus clientes con menos costos y más rápido que los métodos tradicionales de espionaje usados por las marcas que envían trabajadores a terreno o hacen encuestas.

Por ejemplo, las fotos le permiten saber a una empresa si su producto está exhibido en el lugar adecuado, si un local comercial está limpio o si los vendedores están haciendo bien su trabajo.

Por el otro lado, le permite descubrir cómo van los precios de sus competidores y cuál es su presencia en el mercado.

Twentify terminó internacionalizándose y hoy está en países como México, Nigeria, Sudáfrica, Tailandia, Ucrania y Canadá.

Pero no es la única empresa que utiliza la información de los celulares de consumidores secretos para investigaciones de mercado.

Hay otras aplicaciones como Findyr, Eyes On, Gigwalk o Field Agent que utilizan el mismo modelo de negocios.

Son un tipo de empresas emergentes que están transformando una industria global avaluada en aproximadamente US$44.300 millones.

"Me sentía tímido y a la vez ansioso"

Hakan Sevgin tiene un trabajo permanente como jefe de iluminación en un teatro de Estambul. No está empleado en ninguna empresa del retail. Sin embargo, en su tiempo libre hace esporádicamente algunas fotos como "consumidor secreto" para la aplicación Bounty.

Cuenta que al principio estaba un poco nervioso.

"La primera vez que lo hice me sentía tímido y a la vez ansioso. Pensaba que podía ser difícil cumplir la tarea. Pero ahora hago esto normalmente y se me ha hecho mucho más fácil".

Para atraer clientes, Twentify hace publicidad en internet, aunque la mayoría de los consumidores secretos llegan a la empresa motivados por la historia de algún amigo que trabajó en esta área.

Actualmente tiene cerca de 150 clientes y calcula que más de 330.000 personas han bajado la aplicación. Pero no siempre el camino ha sido fácil.

Tiempos difíciles

Ilker reconoce que ha pasado por tiempos difíciles desde que fundó la empresa en 2014. Hace un año y medio la compañía no estaba alcanzando las metas de crecimiento esperadas y entonces tuvo que ajustar el presupuesto y los salarios.

"Me acuerdo de una reunión en la oficina donde tuve que explicar todo esto y de pronto me doy cuenta que me estaban saliendo lágrimas", recuerda.

"No era porque estaba triste. Era por la presión, por los altos niveles de estrés".

Otro de los desafíos fue que la empresa tuvo que lidiar con los distintos sistemas bancarios en diferentes países para asegurarse de que los usuarios de la aplicación recibieron sus pagos.

Twentify espera este año tener ingresos cercanos a US$1,2 millones y pérdidas de US$700.000.

Con el apoyo de inversionistas privados espera mejorar esas cifras y llegar a US$10 millones el próximo año.

Según Ilker es complejo conseguir apoyo de inversionistas en Turquía porque es un país que no tiene una comunidad grande de compañías emergentes. Por eso planea trasladar su sede central a Toronto, Canadá.

"Es más fácil internacionalizarse para una start-up desde América del Norte, estás más cerca de las grandes marcas, de los grandes clientes", dice Ilker.

"Nos tenemos que posicionar como una empresa global y no como una empresa de Turquía".

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