Allí vamos a curarnos, pero también es donde podemos enfermarnos.

A pesar de los exhaustivos protocolos sanitarios para mantener la higiene, los hospitales siguen siendo un caldo de cultivo para las bacterias.

¿Pero cómo llegan los microbios a colonizar un centro de salud? ¿Dónde se esconden? ¿Y cómo es el intercambio de bacterias entre los pacientes y el hospital?

Esta y otras preguntas es lo que ha intentado responder un proyecto de investigación de la Universidad de Chicago, en Estados Unidos, bautizado Hospital microbiome, cuyos resultados fueron publicados recientemente en la revista Science Translational Medicine.

Aprovechando el hecho de que la universidad tenía previsto abrir un nuevo hospital, los investigadores analizaron las bacterias presentes dos meses antes de la inauguración del centro y las compararon con las halladas en los 10 meses siguientes.

Según comprobaron, antes de la apertura, las bacterias predominantes en el entorno eran Acinetobacter y Pseudomonas.

Cuando se abrió el centro, estas fueron reemplazadas por bacterias de géneros como las Corynebacterium, Staphylococcus y Streptococcus, que abundan en la piel humana.

Mas bacterias humanas

Tras recolectar más de 10.000 muestras -tanto del edificio y sus muebles como de las manos, fosas nasales y axilas de los pacientes- encontraron bacterias en más de 6.500.

Los focos de mayor abundancia -exceptuando los seres humanos- eran las barandas de las camas y los grifos del baño. En los puestos de enfermería, el mostrador de la recepción, los reposabrazos de las sillas y el ratón de la computadora.

Un hallazgo que sorprendió a los investigadores fue la preponderancia de las bacterias humanas sobre las ambientales.

Durante el primer día en el hospital, los microbios tendían a pasar de las superficies del ambiente hacia el paciente.

Pero, a partir del segundo día, se producía un movimiento inverso: los microbios se trasladaban del paciente a la habitación, sumándose a la flora microbiana presente en las superficies del cuarto.

"En cuestión de 24 horas, el microbioma del paciente se adueña del espacio hospitalario", explicó Jack Gilbert.

En el caso de pacientes que permanecieron en el hospital por un período corto, aunque sus bacterias colonizaron la habitación rápidamente, una vez que las limpiaron, regresaron a su estado original.

En cambio, los microbios de aquellos pacientes que permanecieron por un plazo más largo -entre ellos pacientes tratados por cáncer o que recibieron un trasplante- tuvieron más tiempo para instalarse en la habitación, y permanecieron allí aún después de que el paciente se marchara y limpiasen la habitación.

Resistencia

Si bien la mayoría de esas bacterias son benignas y no representan un peligro para la salud, con el paso del tiempo, pueden desarrollar cepas resistentes a los antibióticos.

Según comprobaron los investigadores, con el paso del tiempo, observaron en las muestras un incremento de los genes que expresan resistencia a los antibióticos.

Es decir, el entorno hospitalario fue favoreciendo a las cepas mejor adaptadas.

Por esta razón, los científicos creen que contar un mapa detallado de los microorganismos hospitalario es muy relevante para la práctica clínica y puede contribuir a la prevención de infecciones intrahospitalarias.

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