Como la mayoría de la gente, probablemente hubiese esquivado el concepto de la depresión postnatal en los hombres hasta lo que me sucedió el 26 de mayo de 2009.

Ese día, que debió haber sido el día más feliz de mi vida, se transformó un poco en una pesadilla.

Alrededor de las 7:00 de la mañana, después de un tortuoso trabajo de parto que duró tres días, mi pareja, Diana, sufrió una insuficiencia muy grave.

Fue un momento aterrador, genuinamente temí que Diana podía morir, llevándose a nuestro hijo con ella.

Con las alarmas sonando, Diana fue llevada al pabellón de cirugías para una cesárea.

Por alguna razón estúpida, lo filmé.

Error: era como una cirugía en el campo de una zona de guerra.

Nuestro bebé fue sacado, se veía gris y a primera vista sin vida. Fue colocado en un carrito de acero, donde, después de dos minutos de agonía, empezó a respirar.

Mi primer pensamiento fue: "Esto no lo leí en ninguno de los libros para padres que leí". Pero mi sensación predominante fue de total impotencia.

Pensé que la paternidad me volvería un superhéroe. En cambio, me sentí un superfracaso. Sentía que todo esto era por mi culpa.

"Sentí como que si yo no existiera"

En los siguientes meses, caí de forma silenciosa en la depresión y sufrí reviviscencias de los instantes del nacimiento de mi hijo.

De forma constante trabajaba hasta tarde para evitar estar en casa y abandoné las relaciones sexuales. Había decidido que esa era la causa de todo.

Pero mientras que (de forma muy correcta) a Diana se le ofreció apoyo de consejería por parte de los servicios de salud, pues estaba luchando contra la depresión postnatal, sentí como que si yo no existiera.

En ningún punto se me preguntó cómo estaba llevando la situación, aunque todo fuese nuevo para mí también.

Ahora, sin embargo, pareciera que la depresión posnatal en los hombres está finalmente recibiendo la atención que se merece.

No se sabe con certeza lo que exactamente desencadena la depresión postnatal en las mujeres.

Con frecuencia se comete el error de pensar que es simplemente una alteración hormonal, pero los sentimientos de aislamiento, los momentos recientes de estrés, una historia de problemas de salud mental y otros "problemas no resueltos del pasado" pueden desencadenarla.

Y todas estas cosas se pueden aplicar a los hombres también.

Estudiando el problema en los hombres

El mes pasado, un estudio llevado a cabo por el Centro de Investigación Longitudinal de la Universidad de Auckland, en Nueva Zelanda, halló que, mientras probablemente solo la mitad de los hombres reportan síntomas de depresión posnatal (1 de cada 25 hombres, comparado con 1 de cada 12 mujeres), ellos son casi exactamente tan propensos como las madres a sufrirla.

Uno de cada 15 hombres que recientemente se convirtieron en padres sufrió de depresión en algún momento entre el tercer trimestre del embarazo y los nueve meses después del nacimiento del bebé.

A estos hombres se les hizo seguimiento y sus casos se midieron con la Escala de Depresión Posnatal de Edimburgo, un cuestionario de 10 preguntas para identificar los síntomas de depresión clínica en mujeres, entre los cuales están: el sentimiento de culpa, perturbación del sueño, baja energía y pensamientos suicidas.

La autora del estudio, la doctora Lisa Underwood, señaló: "No hay una rutina de chequeo para los padres (hombres) antes o después del nacimiento de sus hijos. El hecho de que la depresión paternal tiene efectos directos e indirectos en los niños hace importante que reconozcamos y tratemos los síntomas entre los padres (hombres) en una etapa temprana".

"No quería ser una carga"

Mark Williams tiene 42 años y es un activista que busca crear conciencia sobre la salud mental.

Durante años sufrió de depresión posnatal, tras el nacimiento de su hijo, Ethan, en 2004.

"Tuve un ataque de pánico durante el nacimiento de Ethan, pues pensé que mi esposa iba a morir", cuenta. "Tuve pesadillas, depresión y pensamientos suicidas".

"No le dije a mi esposa porque no quería ser una carga para ella. Finalmente colapsé".

La pareja de Mark, Michelle, quien también sufrió terriblemente por su propia depresión postnatal, siente que debemos cambiar completamente la forma en que la abordamos.

"Mark sufrió en silencio por años. Fue solo cuando colapsó que la verdad salió a la luz. Hay una necesidad de que hayan enfoques más holísticos en lo que se refiere a los cuidados de la de salud mental perinatal".

"Mantener la compostura"

Ese es un sentimiento que comparte el doctor Andrew Briggs, un psicoterapeuta infantil en Inglaterra.

En los últimos 30 años, Briggs ha tratado a alrededor de 400 hombres que han sufrido de depresión posnatal.

"Hay muchos tipos de depresión postnatal masculina así como hay muchos hombres que la sufren", señala.

"Sin embargo, todavía la depresión postnatal se encuentra con un veto ridículo. Está profundamente enraizado en la psique cultural de que los hombres deben mantener la compostura", dice.

Por esta razón, indica el experto, "los servicios de salud están todavía muy centrados en la madre. Los hombres no son vistos como una parte igualitaria en el rompecabezas de la familia. Le estamos fallando a muchos hombres en todo el mundo".

André Tomlin tiene 47 años y es el director de una compañía en la ciudad inglesa de Bristol.

Recientemente salió de una depresión que duró un año y que se desencadenó tras el nacimiento de su tercer hijo.

"Mi depresión puso una tensión enorme sobre la relación con mi esposa, Leah, y fui definitivamente, por un tiempo y en las profundidades de mi depresión, un padre menos atento. El apoyo adecuado para padres simplemente no está disponible de la misma manera que lo está para las madres, pero fui extremadamente afortunado de contar con una familia amorosa y comprensiva".

Al final, dice, "lo que funcionó para mí es una combinación de cosas: admitir que necesitaba ser rescatado, permitir que la gente me ayudara y también hacer ejercicios, tomar antidepresivos, escuchar música y asistir a terapias".

Y añade: "lo que más me hubiese ayudado hubiera sido compartir mis experiencias con hombres que estuvieran pasando lo mismo que yo, pero no había redes de apoyo".

Abrirse

Mi propia ruta a la felicidad empezó cuando finalmente me abrí con Diana hace cuatro años. Fue maravillosamente comprensiva y organizó terapias para parejas que ofrece el servicio de salud de Reino Unido, el cual es libre y brillante.

Hubo muchas lágrimas y me di cuenta que era afortunado de tener un hijo.

Renuncié a mi trabajo como editor de una revista para estar más tiempo en casa.

Sonny ahora es un niño de 7 años feliz y saludable.

La última pieza de nuestro rompecabezas fue nuestra hija, Dolly, quien nació en 2014.

Su nacimiento fue muy diferente al de Sonny: rápido, natural y Diana me dice que fue (relativamente) no tan doloroso.

"Hubiese querido que Martin me hubiera contado antes lo que le estaba pasando. Lo vi como una fortaleza, no como una debilidad. Al abrirse conmigo, fuimos capaces de sentirnos mejor entre nosotros. De hecho, el nacimiento de Dolly fue un renacimiento para todos".

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