"Escapé exitosamente de prisión 18 veces y otras 12 lo intenté, pero no logré llegar muy lejos".

El testimonio es de Forrest Tucker, un hombre que se hizo famoso por dos razones: la primera, por lograr huir de cuanta prisión lo albergaba.

En una de esas ocasiones, a remo en un kayak frente a todos los guardias de la prisión de San Quentin, en California.

Y la segunda razón, por seguir robando bancos a la edad de 78 años y con una cirugía coronaria encima.

Su increíble historia sirvió de base para la película "The Old Man & the Gun" (El caballero con una pistola), que es interpretada por el legendario actor estadounidense Robert Redford.

Y que, según sus propias declaraciones, fue para Redford "mi último papel como actor, porque llevo actuando desde que tengo 21 años".

"Me dije a mí mismo que si éste iba a ser mi último papel como actor, ¿por qué no despedirme con algo divertido y positivo?", dijo el ganador del Oscar a la mejor dirección en 1980 por la película "Gente como uno".

Pero, ¿cómo fue la vida de este prolífico ladrón de bancos que eligió interpretar Redford en su actuación de despedida?

La historia comienza seis décadas atrás. Y termina US$4 millones después.

Ladrón

La película, que se estrenó esta semana en Reino Unido y varios países de América Latina, cuenta la historia de Tucker, especialmente en sus años finales junto a su tercera esposa.

El film está basado en un artículo -con el mismo título que la película- publicado por la revista New Yorker y escrito por el periodista David Grann en el que se describía la vida de este hombre jubilado que, pese a tener un pasar apacible en una localidad del soleado estado de Florida, había decidido continuar con su vida de delincuente.

La principal fuente de aquella historia fue la tercera y última esposa de Tucker, Jewell Center, quien murió en prisión en 2004 y que en la película es interpretada por Sissy Spacek.

Y aunque habría muchas maneras de comenzar el relato de la agitada vida del ladrón, bien podría iniciarse con su primer intento de escape: en 1936, cuando tenía 15 años y se fugó de un centro de detención al que había sido llevado después de ser acusado de robar un auto.

Su vida continuó de esa manera: robando carros y bancos y perseguido sin tregua por la policía. Las autoridades estiman que pudo haber robado US$4 millones durante su vida como delincuente, aunque mucho de ese dinero fue recuperado.

"De alguna manera, él necesitaba mostrar que era alguien", le dijo un familiar de Tucker al New Yorker.

Escape de Alcatraz

En 1950, tras ser arrestado por el robo de un banco en California, Tucker logró escapar una vez más de prisión al fingir que tenía apendicitis.

Tres años después fue recapturado y enviado a Alcatraz, considerada por muchos como "la prisión más famosa del siglo XX".

Y famosa porque a este recinto, en una isla rodeada de las aguas agitadas de la Bahía de San Francisco, llegaban los criminales que habían logrado (o intentado) huir de otras prisiones.

De acuerdo a varios textos que escribió antes de morir, Tucker relató que había "fingido un dolor en uno de sus riñones".

Fue llevado a un hospital, se autolesionó uno de los tobillos a puñaladas y, después de varias maniobras, logró escapar del control de los guardias.

Pero sólo duró en libertad unas pocas horas.

Volvió a la cárcel. Fue puesto en libertad 23 años después.

Pero no aguantó mucho lejos de la delincuencia y en 1979 cayó nuevamente preso, esta vez por un robo a mano armada.

Fue enviado a San Quentin, la prisión más antigua de California, donde protagonizó otra gran escapada.

Salió navegando en un kayak que no fue detectado a tiempo por los guardias de seguridad. Tenía 59 años.

Últimos días

Poco a poco, Tucker fue dejando atrás su vida de ladrón de bancos. Allí fue, hacia finales del siglo pasado, cuando conoció a Jewell Center, con quien se mudó a una zona residencial de Pompano Beach, en Florida.

En 1999, a los 78 años, cometió su último robo. Al poco tiempo fue capturado acusado de haber cometido otros tres robos en la zona.

De acuerdo a su testimonio, ninguna de sus tres esposas sabían de sus actividades criminales. Solo se enteraron cuando la policía se lo contó.

Center le dijo al periodista Grann: "Él no lo hizo por dinero. Teníamos un carro nuevo, ropa de marca y una vida tranquila. Él no necesitaba nada".

En octubre de 2000 se declaró culpable de todos los cargos y fue condenado a 13 años de prisión. En mayo de 2004 murió en la cárcel de Fort Worth, Texas.

"Ahora que lo pienso, yo creo que él quería morir siendo una leyenda, como Bonnie y Clyde", dijo James Chinn, el comisario de policía de Pompano Beach, quien lo capturó por última vez.

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