En 1982 Jane Fonda era una de las mujeres más famosas de Estados Unidos.

Hacía parte de una dinastía de Hollywood encabezada por su padre Henry y era una estrella de cine que ya se había ganado dos premios Oscar por las películas "Regreso sin gloria" (Coming Home) y "Klute" o "Mi pasado me condena".

En los años 70, se había vuelto activista política, ganándose seguidores y opositores por su oposición a la guerra en Vietnam.

Pero en los 80 empezó algo completamente distinto, como le contó a la BBC.

"Toda mi vida adulta, desde que tenía 19 años, había encontrado una manera de mantener mi cuerpo esbelto, que era ballet. Tomaba unas 4 horas de ballet todos los días hasta que me quebré un pie. Fue entonces que empecé a hacer un tipo de entrenamiento distinto y me asombró el impacto que tuvo en mí".

Movimiento para su movimiento

Su nuevo hobby también le daba la oportunidad de recaudar fondos.

"Con Tom Hayden habíamos fundado una organización llamada "Campaing for Economic Democracy" (Campaña para la democracia económica). En ese tiempo había una recesión y era difícil encontrar dinero para financiar organizaciones sin ánimo de lucro, sobre todo para un estado tan grande como California", recuerda la actriz.

"Se me ocurrió que la única manera era creando un negocio y que las clases de ejercicio podrían ser buena idea".

"¡Nunca pensé que iba a ser tan exitoso!", exclama.

VH...¿qué?

Jane Fonda empezó en 1979 en un estudio de aeróbicos en Beverly Hills, para recoger dinero para el grupo de presión de izquierda.

En 1982, el empresario Stuart Karl la abordó para proponerle que filmaran la sesión de ejercicios para lanzarlo en un nuevo formato de video -el VHS-.

"Pensé: '¿Video? ¿qué es un video? Yo no tengo uno de esos... ¡nadie que yo conozca tiene un video! Además, soy actriz, no quiero que todo el mundo me vea haciendo ejercicio'".

El resultado fue el Jane Fonda Workout.

Las rutinas que había estado haciendo en el estudio fueron la base para el video.

Fonda se posicionaba al frente vestida con trusas rosa de corte alto y calentadores de piernas, y lideraba a un grupo de jóvenes de ambos sexos, todos en buena forma, en un entrenamiento aeróbico de alto octanaje.

Se agachaban, flexionaban, "sentían cómo quemaban grasa" -usando todos los músculos de la cabeza a los pies-, sudando y gritando mientras que Fonda los animaba -a ellos y a quienes lo estaban haciendo en casa- a no darse por vencidos.

"Me acuerdo que cuando hicimos el primero les dije: 'no se pongan a gastar dinero en peluqueros y maquillistas y todo eso' porque realmente pensé que con suerte íbamos a ganar unos US$10.000", recuerda Fonda.

"¡No tenía ni idea!".

"Sentir el ardor"

El video tuvo un gran éxito.

Mujeres en EE.UU. y en el resto del mundo empezaron a hacer ejercicio en la sala de sus casas.

De repente, podías ponerte en forma sin salir, sin tener que pagar mucho o sin la intimidación que produce el gimnasio.

A Fonda le llovieron cartas de agradecimiento de todas partes, pero no todo el mundo veía con buenos ojos esta nueva moda.

"La moda de los aeróbicos es algo importado de EE.UU. Su exponente más famosa es Jane Fonda, que le aconseja a sus devotas que 'sientan el ardor', la sensación que produce la acumulación de ácido láctico en los músculos. Pero hoy, varios osteópatas advirtieron que eso no es necesariamente bueno".

Eso decía un reportaje de la BBC de la época, en el que expertos examinaban el video y apuntaban a algunas de las imitadoras haciendo movimientos que les podía causar problemas.

"Fonda sabe lo que está haciendo, pero otras personas quizás no", alertaban.

La novedad: el formato y Fonda

Los videos de Fonda no inventaron el ejercicio aeróbico. La idea de mantenerse en forma moviéndose al ritmo de la música había estado con nosotros desde hacía mucho, desde las danzas griegas hasta calistenia.

Pero Jane Fonda se volvió su rostro más famoso, al combinar el glamur de una estrella de Hollywood con un encanto relajado y accesible... a veces demasiado accesible.

"Una vez estaba en una tienda y una mujer se acercó, se tiró al piso y empezó a hacer los ejercicios para las nalgas, para preguntarme si los estaba haciendo bien. Y pensé: 'Yo no quiero que me asocien con ejercicios para las nalgas. ¡Me gané dos Oscar y he sido activista política!'".

Aunque no todo el mundo se sentía tan empoderado sino más bien intimidados, como recuerdan estas fans.

"Yo era gorda y me acuerdo que cuando iba a esas clases de aeróbicos de Jane Fonda todo el mundo era muy delgado", dice Carnie Wilson.

"Jane Fonda era probablemente la mujer estadounidense ideal. Ese tipo de cuerpo tuvo una fuerte influencia en mí. El cuerpo de Jane Fonda era más que perfecto", recuerda Carrie Otis

"Ciertamente me acusaron de alimentar el mito de la perfección, pero las cartas que recibía me mostraban mujeres que se sentían empoderadas, que se estaban flagelando porque no eran perfectas: lo contrario, se sentían muy bien pues habían descubierto que eran fuertes y saludables. Yo me sentía muy esquizofrénica respecto a ese tema", señala Fonda.

No todo alegría

Detrás de ese alegre optimismo que Fonda mostraba en sus videos, también había una motivación un poco más oscura.

"Mi padre estaba muy obsesionado con que las mujeres fueran flacas. Tuvo 5 esposas y nunca me dijo nada directamente a mí, pero mandaba a una de sus esposas a que me dijeran: 'No te pongas ese traje de baño pues estás muy gorda'", cuenta la actriz.

"El mensaje que venía de él era que yo no era perfecta y que si no era perfecta, no podía ser amada".

"El deseo de ser perfecta lleva a toda clase de problemas que incluyen la obesidad, bulimia y anorexia, que yo sufrí durante 30 años".

Los primeros días en Hollywood sólo la hicieron preocuparse aún más por su cuerpo.

"Me convertí en actriz en los años 50 y la primera película que hice se llamaba "Tall Story" (Me casaré contigo - 1960). Hice la prueba de maquillaje y vestuario, y el director del estudio, Jack Warner, dijo que quería que usara rellenos... era normal".

"El director, Joshua Logan, después de que filmamos sugirió que fuera a que me rompieran la mandíbula y me arreglaran los dientes para que las mejillas se me hundieran", recuerda.

La presión para cumplir con las normas de belleza de Hollywood llevaron a Fonda a seguir sufriendo de bulimia durante sus años 20 y 30. El ejercicio fue una vía de escape.

"El ejercicio me permitió abordar mi cuerpo de una manera más sana. Es cierto que era un poco obsesiva -cuando te estás recuperando de un trastorno alimenticio tiendes a hacer demasiado- pero era un paso en el camino a deshacerme de la ansiedad".

"Las endorfinas que se liberan cuando haces actividades enérgicas ayudan a calmar ese dolor oscuro", señala.

Su entusiasmo contagió a los apasionados por el ejercicio en muchas partes del mundo.

"Vendió 17 millones de copias. Ningún video vendió más. Y lanzó la industria del video. ¡Me dejó asombrada!".

Jane Fonda ha filmado otros 23 videos de ejercicios, que ahora incluyen una línea para gente mayor.

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