Según cuenta la leyenda, en 1793, la noche previa a que le cortaran la cabeza, el cabello de María Antonieta había perdido su color y lucía completamente blanco.

Si bien el mito que rodea las horas finales de quien fuera la última reina de Francia no tiene ningún asidero, la idea de que el estrés puede hacer aparecer canas de forma prematura tiene fundamento en la ciencia.

Y no solo eso, según revela un nuevo estudio de la Universidad de Columbia publicado en la revista eLife: cuando se elimina la fuente de estrés, el cabello puede retomar su color habitual.

"Por décadas hemos tratado de entender la influencia del estrés en el proceso de la aparición de canas, y este es el primer estudio que demuestra una clara conexión entre el estrés psicológico y el cabello blanco", le explica a BBC Mundo Martin Picard, profesor de medicina del comportamiento del Vagellos College de Médicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia, y coautor del estudio.

El equipo logró en parte demostrar la relación entre ambos desarrollando un método que les permitió estudiar el color de cada cabello en sumo detalle y cuantificar la pérdida de pigmentación.

El efecto de las vacaciones

Los investigadores analizaron cabellos individuales de varias partes del cuerpo de un grupo de 14 voluntarios de distintas edades, a quienes se les pidió que registraran en un diario sus niveles semanales de estrés.

Así, descubrieron que, entre los participantes más jóvenes, cuando desaparecía el estrés, el cabello recuperaba su color.

Uno de los ejemplos más llamativos fue el de un hombre que recuperó el color de cinco de las hebras analizadas tras pasar dos semanas de vacaciones.

Picard aclara que el cambio de color no se produce una vez que el pelo está fuera del folículo piloso, sino cuando "está creciendo dentro de esta suerte de miniórgano que se encuentra bajo la piel".

De acuerdo al investigador, la pérdida de color se debe probablemente a cambios en la mitocondria, los orgánulos celulares que suministran la mayor parte de la energía para activar las reacciones bioquímicas de la célula.

"El estrés psicológico afecta los procesos energéticos en la mitocondria, y cuando la mitocondria no funciona bien, el cabello pierde pigmento", explica.

No siempre se revierte

Si bien en algunas instancias el cabello puede recuperar temporalmente el color, esto no sucede en todos los casos, sobre todo en personas que tienen el pelo canoso desde hace tiempo.

"Existe una suerte de umbral biológico y cuando el cabello está cerca de ese umbral, el estrés puede empujar al pelo por encima de este y volverlo blanco", explica el investigador.

"Cuando se elimina la fuente de estrés, el cabello puede regresar y recuperar su color oscuro", señala.

"Pero cuando hace décadas que el pelo ha superado el umbral, es muy poco probable que vuelva hacia atrás", agrega.

Esto significa que los beneficios de reducir el estrés no se van a reflejar necesariamente en todas las personas en un cambio de color en el cabello.

Picard asegura que el estudio abre el camino para indagar qué otros procesos vinculados al envejecimiento están influenciados por el estrés y cómo pueden revertirse.


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