Cada año, hay más y más personas en busca de mejorar su estilo de vida y su salud que adoptan algún tipo de actividad física, ya sea correr, el CrossFit, el fútbol, el tenis, ir al gimnasio o toda una variedad de deportes.

Muchos terminan con dolores musculares y acuden a la farmacia para comprar cremas y ungüentos que tengan efecto analgésico.

Pero ¿cuán efectivos son estos medicamentos? ¿Y qué impacto real tienen sobre nuestro cuerpo?

El doctor Chris Van Tulleken de la serie de la BBC "La verdad sobre?" decidió investigarlo.

¿Frío o calor?

Las cremas para aliviar los dolores musculares no suelen contener las mismas componentes que se encuentran en los analgésicos orales sino que prometen generar un efecto de frío o de calor, que alivia el dolor muscular.

"Tengo una formación médica y aún así estoy confundido sobre cuál conviene comprar", reconoce Van Tulleken mientras inspecciona diversas cajas de cremas para dolores musculares con símbolos de calor y de frío.

Para ayudarlo a determinar qué crema es más efectiva, el médico se sometió a un experimento con el que pudo observar cómo el calor y el frío afectan al cuerpo después de hacer ejercicio.

Junto con un grupo de voluntarios, participó de una carrera con obstáculos de 8 kilómetros, al sudeste de Londres.

Al finalizar, dividió al grupo en tres: algunos recibieron un baño caliente de 15 minutos, otros un baño helado de 15 minutos y el tercer grupo no recibió tratamiento.

Los voluntarios que más disfrutaron fueron los que recibieron el baño caliente, pues fue lo más placentero después de la ardua carrera. Los que debieron meterse en el baño de agua helada lo sufrieron más.

Y el resto, simplemente se tiró al suelo a descansar.

Dolor "retardado"

Pero lo que más le interesaba a Van Tulleken no era el efecto inmediato de esos baños fríos o calientes, sino su efecto unos días después.

"Estoy interesado en un tipo de dolor muscular muy particular llamado dolor muscular de aparición retardada", explicó el experto.

"Ese es el dolor profundo en tus músculos que a menudo empeora en los días posteriores al ejercicio", aclaró.

"Lo que quiero saber es si los tratamientos calientes o fríos pueden ayudar a reducirlo".

Lo del baño de 15 minutos inmediatamente después de la carrera se basa en la hipótesis de que "al cambiar la temperatura de los músculos profundos poco después del ejercicio, podemos reducir parte del dolor que sentimos después".

Sin embargo, Van Tulleken señala que "hay dos escuelas de pensamiento sobre qué tratamiento funciona mejor": el frío o el calor.

¿Quiénes recibieron el mayor beneficio en este experimento?

Para determinarlo, los voluntarios fueron monitoreados durante los siguientes días.

El efecto inmediato de la "distracción"

"Cómo era de esperar, todos nos sentimos adoloridos inmediatamente después de la carrera", relata el médico.

"Pero las diferencias empezaron a notarse una vez que los distintos equipos entraron al agua".

Quienes no recibieron baños fueron los que más dolores sintieron en la etapa inmediatamente posterior a la carrera.

¿El motivo? No tuvieron "la distracción" del agua.

"Si te muerdes la lengua y luego te golpeas el pie, te olvidas del hecho de que te has mordido la lengua", ejemplifica Van Tulleken.

Sin embargo, 24 horas después de la carrera los tres grupos de voluntarios reportaron niveles similares de dolor.

Las diferencias grandes empezaron a verse recién tres días (72 horas) después de haber corrido la carrera.

¿Quién ganó?

La gran sorpresa es que no hubo grandes diferencias entre lo que sentían quienes recibieron los baños fríos y calientes.

Ambos grupos reportaron menos dolor que el de los voluntarios que no recibieron baño alguno tras ejercitarse.

Esto, a pesar de que el frío y el calor tienen efectos opuestos sobre nuestro cuerpo.

"La inmersión en agua fría reduce la inflamación y puede reducir el dolor. Menos flujo de sangre va a los músculos y por lo tanto no obtienes esa respuesta inflamatoria tan dolorosa", señala el médico.

"Lo contrario ocurre con el calor: aumenta el flujo de sangre al músculo, lo que permite que los subproductos que causan el dolor salgan del tejido y sean expirados o excretados".

La evidencia científica muestra que hay muy poca diferencia entre la efectividad del frío y del calor para tratar el dolor muscular, con una leve ventaja de entre el 1% y el 3% para las terapias con frío.

Este es el motivo por el cual solemos ver a deportistas profesionales, como los tenistas y los futbolistas, usando hielo para aliviar sus dolores.

"A ellos ese pequeño porcentaje les puede hacer una gran diferencia", explica Van Tulleken.

Pero para el resto de los mortales los resultados son un gran alivio, ya que muestran que no hace falta sufrir con un baño helado para aliviar nuestros dolores musculares.

¿Y las cremas?

Pero ¿qué hay con esas cremas que prometen reducir nuestro sufrimiento generando un efecto de frío o de calor? ¿Funcionan?

Van Tulleken las puso a prueba y comprobó que, en efecto, dan una fuerte sensación de frío o calor.

Sin embargo, el efecto es solo eso: una sensación, generada por ingredientes que enfrían o calientan la piel.

"La temperatura del músculo es de unos 32,5 grados centígrados y esa temperatura permanece igual con las cremas", explica el experto.

¿La conclusión? "Aunque no tengan un efecto profundo, el poder de distracción es real, así que como solución de corto plazo este tipo de cremas es efectivo", dice el médico.

Sin embargo, si quieres reducir el dolor a largo plazo, lo que recomienda es un baño frío o caliente.

"Es gratis y de paso no olerás como una farmacia", agrega.

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