Las intrépidas aventuras de exploradores llevan siglos dejando su marca en la historia de la humanidad.

Pero en el siglo XXI, cuando gran parte del mundo es un camino bien pisado, la motivación del llamado explorador moderno trasciende el mero hecho de ser el primero en llegara algún sitio.

¿Qué es lo que inspira a esta nueva generación de exploradores?

Cinco de ellos contaron a la BBC cuál es la fuente de su pasión por los viajes.

1. Levison Wood

"He sido asaltado, me han disparado y hasta fui atacado por elefantes. Pero los mayores peligros a menudo son más banales", dice el explorador Levison Wood.

Y lo aprendió de la forma más difícil.

En 2014, el periodista Matthew Power murió en Uganda por un golpe calor justamente mientras documentaba el viaje de Wood por el Nilo.

A pesar de sus múltiples intentos para solicitar un helicóptero de rescate, la naturaleza remota de su ubicación hizo imposible obtener ayuda.

Aquel episodio lo llevó a hacer "un profundo examen de conciencia", pero terminó decidiendo continuar "porque era una manera de honrar la memoria de Matt".

La primera gran expedición de Wood fue a los 22 años, cuando hizo una excursión a dedo de Inglaterra a India.

Ahora, a sus 35 años, reconoce que su estilo de vida es atrevido, pero dice que no se siente del todo cómodo con el término "explorador": "Trae a la mente imágenes de cascos salacot y banderas que se plantan en la tierra".

Para Wood, es "ver más allá de los horizontes", "compartir conocimientos y aprender cosas nuevas: cuando viajas, eres un embajador de tu país".

Viajar, además, puede ofrecer una perspectiva diferente sobre un lugar, afirma citando un reciente viaje a Siria como ejemplo: "Me quedé en Damasco y, estando ahí, uno ni se entera de que hay guerra. Millones de personas siguen con sus vidas y esa es una historia olvidada".

"No digo que la gente deba irse de vacaciones a Siria; simplemente muestro la verdad y dejo que cada uno decida".

Wood admite que cuando viaja a lugares riesgosos no es fácil para su familia, especialmente para su "pobre madre": "Cuando tenía 21 años, viajé por todo Irak haciendo autostop. Ella pensó que había estado de vacaciones en Grecia".

2. Pip Stewart

Pip Stewart, de 33 años, se describe a sí misma como una "aventurera accidental".

Todo comenzó en 2013, cuando estaba trabajando como periodista en Asia y su novio la convenció de regresar a Londres en bicicleta.

Su primera reacción fue preguntarse si se había vuelto loco, pero 13 meses después, había recorrido 16.000 kilómetros y visitado 26 países.

"Descubrí que es una manera brillante de contar historias porque las personas que conoces y las conexiones que haces son fenomenales", dice.

Stewart ahora se considera una exploradora de tiempo completo: "Es como cualquier trabajo; toma algo de tiempo hacer dinero con ello. Pero eventualmente te ganas la vida, por ejemplo, ofreciendo charlas en ferias laborales".

"Las redes sociales también han ayudado", agrega. "Las marcas comerciales terminaron por interesarse en mi trabajo y luego puedo escribir sobre mis viajes".

Aunque Stewart disfruta de tener aventuras capaces de transformar su vida, también reconoce los peligros que su profesión conlleva.

"Estaba pedaleando en Tayikistán por el corredor Wakhan cuando encontramos un lugar para acampar al atardecer. A la mañana siguiente, fui a sacar la clavija de la tienda y me di cuenta de que mi cabeza había estado a 3 centímetros de una bomba sin explotar".

"Lo informamos y nos contaron que varias vacas habían explotado recientemente después de pisar morteros", continúa. "Me salvé gracias a la fortuna".

3. Ed Stafford

Ed Stafford puede haber caminado a lo largo del río Amazonas, pero en estos días tiene que equilibrar sus aventuras con ser un "padre viejo y aburrido".

"Está todo bien y es bueno ser joven y tomar riesgos, pero lo del Amazonas fue imprudente. No tenía ningún seguro y era peligroso. Mi perspectiva ha cambiado ahora que tengo una familia", afirma el explorador de 42 años.

Su aventura en Sudamérica empezó en 2010, cuando le dio la espalda a una carrera militar y financiera.

En su lugar, consiguió "la sensación de lograr algo" y le dio una mayor confianza: "Estoy seguro de que la mayoría de los exploradores dirán que son un poco inseguros".

La expedición en el Amazonas de Stafford tomó casi dos años y medio, y casi se suspende cuando los fondos se agotaron.

"Me quedé sin dinero a mitad de camino. Tuve que hacer videos de YouTube con un enlace de PayPal debajo de ellos. Estaba haciendo crowdfunding incluso antes de que se hubiera inventado".

El explorador también fue amenazado con flechas y pistolas, arrestado por tráfico de drogas y se encontró con caimanes, anguilas eléctricas y jaguares.

"También fui arrestado por asesinato. Un hombre había desaparecido y llegué a la aldea ese día. El jefe me arrestó y me encerraron en una cabaña de madera y me interrogaron. Fue como una farsa".

Stafford fue liberado después de 8 horas y continuó con su viaje.

Pero ahora dice que colgó su mochila para trabajar en Discovery Channel y criar a su hijo de 8 meses, llamado Ranulph.


4. Benedict Allen

En noviembre pasado, Benedict Allen fue noticia cuando desapareció mientras trataba de encontrar una tribu remota en Papúa Nueva Guinea.

Afortunadamente, el hombre de 57 años vivió para contarlo.

La difícil situación a la que llegó Allen generó algunas críticas, pues si bien solo había enfermado, no pudo pedir ayuda porque había decidido viajar sin un teléfono o dispositivo GPS.

Allen explica que la decisión fue en concordancia con la manera en que aborda sus expediciones: sin tecnología moderna, para integrarse a las comunidades indígenas.

"Es una reacción contra la exploración imperialista tradicional, un intento muy deliberado de hacerme vulnerable", dice. "Quiero que la gente me mire a los ojos y sepa que no puedo simplemente hacer una llamada y ser rescatado".

"Muchos lo describieron como si yo hubiera decidido un día irme a caminar por la selva, pero tengo 30 años de experiencia en esto", afirma.

Según él mismo admite, su enfoque puede ser peligroso: contrajo malaria cinco veces y dice que fue atacado por mineros de oro en el Amazonas.

Pero, a pesar del peligro y las críticas, Allen no piensa retirarse: "Estoy entusiasmado y quiero hacer más. Me sentí más vivo allá (en Papúa Nueva Guinea) y recuperé el brillo en mis ojos".

5. Ben Saunders

Ben Saunders ha completado 13 expediciones polares en 17 años. Ha sido acosado por osos polares, se quedó sin comida en la Antártida y abandonó su expedición más reciente debido a las condiciones de "pesadilla".

Dejando a un lado el peligro, el piloto de 40 años dice que es "más un atleta que un explorador": "Para mí, el atractivo en estos viajes es el desafío tanto físico como mental".

"No soy diferente de un hombre de hierro o corredor de ultramaratón", sostiene.

Sin embargo, Saunders dice que sus viajes no solo buscan desafiar sus límites. Su expedición más reciente fue en honor a su amigo Henry Worsley, quien murió mientras intentaba completar un cruce solitario de la Antártida.

"Fui mucho más lento en llegar al Polo Sur de lo previsto, debido al clima", cuenta. "Quería 20 días de comida desde el polo hasta la línea de meta en la costa este, pero llegué con mucho menos, así que no me arriesgué y abandoné el viaje".

"Tengo una actitud diferente al riesgo hoy en día", reconoce.

Pero ya desde el principio, en su primera expedición en 2001, Saunders se ha enfrentado a grandes peligros: "Me persiguió un oso polar", cuenta de aquella experiencia.

"Tan solo en la segunda mañana vi a un oso polar siguiéndonos. Intentamos espantarlo con una escopeta rusa, pero se atascó cinco veces antes de que pudiéramos disparar un tiro".

"Probablemente estuvo a unos pocos segundos de distancia de alcanzarnos. Ese fue mi primer gran susto. Tuvimos que hacer ruido para convencerlo de que no éramos focas".

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