La madre de Kimberley Wadsworth espera que su dolor no se repita en otra familia.

Su hija se suicidó después de gastarse US$44.000 que le habían dado para saldar sus deudas y ahora espera que la primera clínica contra la adicción a las apuestas en la ciudad de Leeds, en Reino Unido, ayude a erradicar este problema.

Kimberley había empezado a apostar en casinos y en internet en 2015, en medio de la depresión que sufría por la muerte de su padre y su infeliz matrimonio.

Intentaba ocultárselo a su madre, pero había gastado US$55.000 en apuestas, incluyendo US$21.000 de la herencia de su abuela.

"Vendí mi casa, nuestro hogar familiar, y le di US$44.000 para que pagase sus deudas y no lo hizo", confesó Kay Wadsworth, madre de Kimberly.

"No pagó un solo centavo. Se lo gastó todo en dos semanas y me quedé sin casa".

La madre explica cómo le insistió a Kimberley para que acudiese a terapia y así solucionara su problema de adicción, pero no le hizo caso.

Por el contrario, envió un mensaje a su madre que decía: "Es demasiado tarde para mí, mamá". Lo hizo justo antes de quitarse la vida.

Kay Wadsworth opina que de haber habido más ayuda profesional disponible, su hija se habría salvado.

"Ellos (los profesionales) saben cómo lidiar con los adictos al juego, conocen los signos, lo que dicen los adictos, lo que ocultan, las mentiras que dicen. Es increíble".

Una nueva clínica en Leeds intentará ayudar a las personas con los problemas más graves, incluyendo aquellos en riesgo de suicidio.

Se estima que cerca de 340.000 personas en Reino Unido tienen serios problemas de adicción a las apuestas, según datos de la Comisión de Apuestas.

¿Por qué es tan difícil parar?

Chris Murphy, también de Leeds, se ha ofrecido a ayudar a los adictos a que accedan a los servicios de la nueva clínica.

Atravesó problemas de adicción en el pasado. Empezaron a los 17 años, cuando ganó más de US$400 en una apuesta.

Desde entonces, ha gastado alrededor de US$125.000 en apuestas y, a los 23 años, intentó suicidarse.

Pero ahora, a los 33, Murphy lleva ocho meses sin apostar.

"Hay que mirarlo como un problema de salud. Y se necesita apoyo. Eso es muy importante porque existe un montón de derrotismo, preguntándonos por qué no podemos parar", explica Murphy.

"Quizás es más difícil de entender que la adicción a las drogas o al alcohol, porque no existe una sustancia a la que se es adicto".

Murphy cree que "no existe ningún problema en admitir que se necesita ayuda".

Él mismo reconoce que fue una de las cosas que le "hacían retroceder" porque se creía capaz de conseguir superar su adicción por sí mismo.

"En realidad, aceptar que no tengo fuerza de voluntad sobre esa actividad es donde radica el poder de detenerse".

"Algunas personas experimentan pensamientos suicidas, otros problemas de salud mental, dificultades en sus relaciones, en el empleo, en las finanzas también. Intentaremos ayudar a los más desesperados", dice el psicólogo Matthew Gaskell, quien lidera el equipo de la nueva clínica de rehabilitación en Leeds.

"La terapia conversacional se dirige a tratar la adicción, pero también a ayudar a la persona a construir la vida que quieren para ellos, sus familias y su futuro. Eso es muy importante", concluye Gaskell, quien espera que en los próximos cinco años se abran 14 clínicas de este tipo por todo Reino Unido.

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