Más de dos años después, Katy Perry terminó ganándole la batalla a dos monjas por la propiedad de un convento.

La rocambolesca historia se acerca así a su fin tras disputas legales e intentos de la cantante estadounidense por ganarse el favor de las religiosas.

Según se anunció este martes, la promotora inmobiliaria Dana Hollister, que intentó impedir la venta del convento a Perry para comprarlo ella, debe desembolsar US$15 millones: US$1,6 millones se destinarán a pagar los costos legales, la artista recibirá US$3,4 millones y la archidiócesis de Los Ángeles, California, los US$10 millones restantes.

Un largo litigio

Perry se enamoró en 2015 de un convento situado en el barrio angelino de Los Feliz.

El convento pertenecía a la congregación del Inmaculado Corazón de María, pero en aquel momento ya no alojaba religiosas ya que las últimas cinco monjas de avanzada edad que quedaban en él fueron trasladadas en 2011.

Posteriormente, el convento se siguió utilizando como lugar de retiro para curas.

La cantante llegó a un acuerdo con la archidiócesis, que reclamaba la propiedad del terreno, para comprar el convento por US$14,5 millones.

Pero dos monjas de la congregación, Rita Callanan y Catherine Rose Holzman, se negaron a vendérselo a la artista y, en su lugar, se lo vendieron a la restauradora y agente inmobiliaria Dana Hollister, sin la aprobación del arzobispo José Gómez.

Según explica el periodista de la BBC especializado en música Mark Savage, "en contraste con la oferta multimillonaria de Perry, Hollister sólo pagó US$44.000, con el compromiso de pagar US$9,9 millones después de tres años".

Las religiosas mantuvieron hasta el final que tenían la autoridad para vender la propiedad de 2.000 metros cuadrados.

Pero en abril de 2016, la juez de la Corte Suprema de Los Ángeles Stephanie M. Bowick falló a favor de la cantante y la archidiócesis, e invalidó el acuerdo de compraventa entre Hollister y las dos monjas.

La batalla legal no concluyó entonces. Tras varias apelaciones, un jurado resolvió el pasado noviembre que Hollister interfirió "con malicia" en la compra de Perry y este martes se fijaron los costos a pagar por la restauradora.

Desaprobación de las monjas

Desde Los Ángeles, la corresponsal de BBC Mundo Beatriz Díez recuerda que la razón que dieron las dos monjas para oponerse a la venta del convento a Perry fue que se sentían incómodas ante la idea de cederle la propiedad a una artista con canciones provocadoras como I Kissed a Girl ("Besé a una chica") o California Gurls.

La artista californiana, hija de pastores evangélicos, intentó convencerlas y para ello les mostró un tatuaje en su muñeca con la palabra "Jesús" e interpretó ante ellas el himno de gospel Oh, Happy Day.

"Encontré sus videos", le dijo en su momento Rita Callanan al periódico Los Angeles Times. "No me gustó nada de lo que vi".

Sin embargo, el hecho de no haber obtenido la bendición legal del arzobispo José Gómez ni del Vaticano, que debe aprobar la venta de cualquier propiedad que supere los US$7,5 millones, les hizo perder sus derechos.

Reacciones contrapuestas

El abogado de Dana Hollister, Michael Geibelson, dijo que los bienes de su clienta están valorados en unos US$4 millones, por lo que no será capaz de pagar en su totalidad la cantidad acordada por el tribunal.

Geibelson indicó que Hollister, quien pretendía convertir el convento en un hotel de lujo, apelará el fallo.

Por su parte, la cantante espera poder completar la compra del convento, que incluye un compromiso para "construir una propiedad alternativa destinada a ser casa de oración valorada en US$4,5 millones".

"Katy está muy satisfecha con la comprensión y el conocimiento del jurado", le dijo su abogado a la publicación Billboard.

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