Gracias a la implementación del Protocolo de Montreal a fines de los años 80, que acordó eliminar los productos químicos que destruyen la capa de ozono, este escudo contra la dañina radiación ultravioleta del Sol comenzó a recuperarse lentamente.

Sin embargo, este proceso podría verse retrasado hasta en 30 años por el aumento de las emisiones otras sustancias químicas que no fueron incluidas en dicho tratado, firmado hace tres décadas.

Esto es lo que afirma un nuevo estudio dado a conocer este jueves, que observó un marcado aumento en el uso de sustancias químicas que contienen cloro (utilizadas para quitar pintura y en la fabricación de plásticos).

Estos compuestos -que se producen mayormente en China- no están regulados por el tratado firmado en Canadá en 1987, que fue clave en la protección de la capa de ozono.

Vida corta

Gracias al acuerdo, distintos países fueron dejando de usar los clorofluorocarbonos y los hidroclorofluorocarbonos que causaban el problema.

Pero, en los últimos años, ha ido creciendo la preocupación por varias sustancias químicas que tienen un "período de vida corto".

El diclorometano es una de ellas. Se usa como solvente industrial y para remover pinturas

En la última década, los niveles de esta sustancia en la atmósfera aumentaron en un 60%.

Otro compuesto mencionado en el estudio, llevado a cabo por investigadores de la Universidad de East Anglia, en Reino Unido, es el 1,2-dicloroetano.

Este último se emplea para fabricar PVC, un plástico liviano que se usa ampliamente en la construcción, agricultura y otras industrias.

Por mucho tiempo, científicos creían que ambos compuestos se descomponían antes de llegar hasta la capa de ozono (a unos 15 Km de la Tierra).

Sin embargo, muestras de aire analizadas por este nuevo estudio indican que esta visión puede estar errada y que estos elementos destructivos están llegando hasta allí más rápido y haciendo más daño de lo que se pensaba.

Fugas

Los autores de la investigación descubrieron que los vientos fríos empujan a estas sustancias desde las fábricas en China hasta el Pacífico Oriental.

Este es uno de los principales sitios desde donde el aire se eleva hasta la estratósfera.

"Nuestras muestras registran el camino de las emisiones desde China, pasando por los trópicos en Malasia y hacia arriba, a unos 12 km dentro de la atmósfera", explicó David Oram, autor principal de la investigación.

"Esto implica que hay una ruta por la que estos compuestos de corta vida pueden entrar a la atmósfera mucho más rápido que si hubiesen sido liberadas en América del Norte o Manchester".

Lo que sorprendió a los investigadores es que ambos compuestos son valiosos y también tóxicos para los trabajadores, con lo cual hay un gran incentivo para que los productores eviten filtraciones.

Pero el nuevo estudio señala que sí hay fugas y que se producen a una escala que puede tener serias implicaciones para la capa de ozono.

"Creemos que si continúan estas emisiones, se demorará la recuperación de la capa", aseguró Oram.

"Actualmente, la fecha promedio de recuperación del ozono podría para 2050, pero hay estudios que dicen que podría demorarse 20 o 30 años, dependiendo de emisiones futuras de compuestos como el diclorometano".

Dudas

Otros científicos temen también el aumento del uso de estas sustancias no reguladas.

"Los clorocarburos han sido generalmente pasados por alto en términos de la pérdida de ozono en los últimos años", le dijo a la BBC David Rowley, científico del University College de Londres que no participó en el estudio.

"Esto está mal, porque estos afectan el ozono de la atmósfera baja, pero también porque pueden ser transportados hacia la estratósfera por causa de eventos convectivos profundos, donde pueden destruir el ozono".

Sin embargo, otros investigadores no están convencidos de que el nuevo estudio esté mostrando que los compuestos estén entrando en la zona específica de la atmósfera donde pueden hacerle daño a la capa de ozono.

"Las mediciones muestran que el diclorometano está a una altura de 10-12 Km. Eso es, todavía, la tropósfera", señaló Susan Stran, investigadora de la NASA.

"Para demostrar que es una amenaza al ozono, se necesitan mediciones de diclorometano en la parte baja de la estratósfera".

Pese a estas críticas, los autores del estudio consideran que es necesario extender los alcances del Protocolo de Montreal para que incluya a estas sustancias de vida corta.

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