Cuando Roy Aspinall se acercó a ofrecerle un cigarrillo a un hombre sin techo en Wigan, en las afueras de Manchester, encontró algo en sus rasgos que despertó su curiosidad.

Ese no se qué en el rostro de este hombre de 28 años le causó intriga, y por ello decidió pararse a conversar con él cuando regresó a la iglesia, después del servicio en honor a los caídos durante la Primera Guerra Mundial.

En realidad, cuando acabó el sermón, Aspinall se marchó. Pero a mitad de camino decidió regresar para tomar fotografías del lugar, algo que antes no había podido hacer por la cantidad de gente que había en el recinto religioso.

Fue recién al regresar que descubrió al vagabundo sentado en el patio de la iglesia.

Pregunta va pregunta viene y Aspinall se dio cuenta rápidamente de que el extraño era Billy White, el hermano (ahora de 28 años) al que había visto por última vez cuando era bebé en un cochecito.

Lágrimas de emoción

Aspinall, veterano de guerra que sirvió en el Regimiento Lancashire de la Reina, cuenta que lo sobrepasó la emoción cuando se dio cuenta del significado de este encuentro que ocurrió por pura casualidad.

"Llamé a mi hermana y le dije que tenía conmigo a este hombre y que él parecía tener todas las respuestas".

"Me largué a llorar cuando até cabos".

La emoción también se apoderó de White.

"Me acerqué al patio de la iglesia buscando un lugar para sentarme, antes de buscar un refugio para dormir cuando anocheciera", cuenta.

"Se me acercó un hombre y empezó a hacerme un montón de preguntas sobre mi mamá, mi hermana".

"Me dijo que él era mi hermano. Al principio no le creí".

"No puedo explicar lo que sentí por dentro. Es una locura. Todavía estoy en estado de conmoción. Mi mamá siempre me habló de él".

Problemas familiares

Aspinall y White son ambos hijos de Lorraine White, pero por problemas familiares Aspinall acabó siendo criado por su tía.

Años después de que naciera Aspinall, Lorraine White dio a luz a Billy White, quien permaneció junto a su madre hasta los diez años y luego pasó a cuidado de los servicios sociales.

Los años que siguieron fueron difíciles para White. Pasó varios períodos viviendo en la calle, incluidos los últimos ocho meses.

El encuentro con su hermano le cambió la suerte.

Aspinall lo invitó a quedarse en su casa.

Desde entonces, han establecido un vínculo muy fuerte.

"Siento como si nunca hubiésemos estado separados. Ver mis propios rasgos en otra persona es algo que nunca me pasó", explica White.

"Decir 'tengo un hermano', usar esas palabras, es muy raro para mí. Pero me da alegría, no tristeza, es algo muy nuevo".

Similitudes

White contó que desde el encuentro con su hermano recibió ayuda para tratar sus adicciones y encontró trabajo como acompañante de conductores en una empresa de logística.

"Mi vida cambió cuando él se me acercó. Ahora estoy viviendo con él. Me cuida como lo debería hacer un hermano mayor".

Ahora ambos están aprovechando el tiempo perdido.

"Hemos descubierto tantas similitudes", dice Aspinall, que trabaja como voluntario en un grupo de apoyo para veteranos de guerra en Wigan.

"Pensé que era el único en la familia que tomaba café. Pero cuando le pregunté que quería beber, me dijo un café con leche con dos cucharaditas de azúcar, que es exactamente cómo lo tomo yo".

"Los dos tenemos hoyuelos", dice White. "(Nuestras conversaciones) son como una explosión, hablamos, nos reímos y a veces nos repetimos a nosotros mismos".

"No paramos de hablar. Pero ahora tenemos el resto de nuestras vidas para conocernos".

 

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