Cualquiera que siga la serie Game of Thrones ("Juego de tronos", en español) sabe que el clima en este mundo de fantasía es un verdadero caos.

La duración de las estaciones es prácticamente impredecible -se prolongan por varios años- y la amenaza del crudo invierno siempre se cierne sobre sus personajes.

No está en discusión que se trata de un mundo de pura ficción, pero aún así ¿cómo justificar este peculiar sistema climático?

Un estudio científico en broma, pero llevado a cabo muy en serio por un paleoclimatólogo de la Universidad de Bristol, en Reino Unido, encontró la causa.

Dan Lunt utilizó modelos climatológicos reales para simular las temperaturas en varias regiones del mundo de la saga, y descubrió que el clima está determinado por un extraño vuelco en la inclinación del eje del planeta que hace que un hemisferio esté permanentemente inclinado hacia el Sol, mientras que el otro siempre está inclinado hacia la dirección opuesta.

Por esta inclinación, el castillo de Invernalia se mantiene constantemente en condiciones de frío extremo, mientras que otras regiones más al sur, donde está situado por ejemplo el castillo de los Lannister (Roca Casterly), tiene un clima más cálido.

"Como los modelos climáticos están basados en procesos científicos fundamentales, pueden usarse para simular el clima de la Tierra moderna, pero también pueden adaptarse fácilmente para simular el clima de cualquier planeta, real o imaginario", explicó Lunt, quien publicó su artículo bajo el pseudónimo Samwell Tarly, nombre de uno de los personajes de la serie.

Eso es posible mientras se tenga conocimiento de la posición y altura de los continentes, así como de la profundidad de sus océanos.

Tomando información de la saga de HBO, estimaron que las montañas tienen una altura promedio de 2.000 metros, las colinas una altura de 1.000 metros, las costas se sitúan a unos 20 metros por encima del nivel del mar, y las otras superficies no superan los 100 metros de altura.

Costado serio

Lunt y su equipo también estimaron cómo el calentamiento global afectaría el clima en este mundo de fantasía.

Si aumentan las emisiones de dióxido de carbono y metano debido al uso excesivo de dragones o armas de fuego, se duplicarían las concentraciones de gases con efecto invernadero, lo cual a su vez provocaría un incremento de la temperatura de 2,1º C.

Esto, dicen los autores, está dentro del rango de predicciones del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático para nuestra Tierra, que lo sitúa entre 1,5º C y 4,5º C.

Con tantos problemas en torno del clima que debe enfrentar nuestro planeta, cabe preguntarse qué sentido tiene invertir recursos en estudios como éste.

En opinión de Carrie Lear, científico de la Universidad de Cardiff, en Reino Unido y coautor de la investigación, "el estudio también tiene un costado serio".

"Los modelos climáticos simulan procesos físicos reales que operan tanto en climas que se enfrían como en climas que se calientan".

Y estudiar el caso de Juego de tronos les permite poner a prueba nuevos modelos climáticos en condiciones en las que hay elevadas concentraciones de dióxido de carbono, similares a las que se esperan para el final de siglo en nuestro propio planeta.

Por otra parte, sostiene Lunt, se trata de una oportunidad para comunicar y explicar la ciencia climática a un público más amplio.

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