Cuando se habla de abuso infantil, lo primero que se suele pensar es que, el abusador, es un adulto.

Sin embargo, en algunos casos —aunque en mucha menor medida— este es un menor de edad.

Este es precisamente el caso de un niño británico en edad escolar cuya su madre le contó a Natasha Peach, periodista de la BBC, que fue violado por otro niño mientras ambos jugaban en su casa.

No se trata de un caso aislado.

De acuerdo a la Sociedad Nacional para la Prevención de la Crueldad contra los Niños (NSPCC, por sus siglas en inglés), este problema se duplicó en 4 años en Reino Unido, donde se estima que hay "miles de casos por año".

La organización Mosac, que ayuda a los padres de niños abusados, señala que las llamadas a su centro se incrementaron de 27 en 2013 a 58 en 2017.

Tampoco se trata de un problema local, se han registrado casos similares en otras partes del mundo.

El episodio

Sarah (no es su nombre real), la madre del niño, compartió la historia de su hijo con la BBC a fin de alertar a los padres sobre el hecho de que es posible que niños tan pequeños sean capaces de cometer abusos sexuales.

La madre explicó que había invitado a otro niño de la escuela a jugar a su casa. Este le sugirió a su hijo subir a su cuarto para "hacer algo especial con Lego".

Su hijo le contó más tarde que su amigo trabó la puerta con una silla y cerró las cortinas.

El niño, que es menor que su hijo, le pidió a este repetidas veces que le mostrase sus genitales, argumentando que otros niños siempre se los mostraban, mientras trataba de bajarle los pantalones y la ropa interior, contó Sarah.

Lo amenazó también con no ser más su amigo si no lo hacía, diciéndole que así era como él jugaba con otros niños.

Después, lo violó, aseguró Sarah.

El niño le dijo que no le contara nada a sus padres, porque ellos se enojarían con él si lo hacía.

Pero el abuso salió a la luz por la noche, antes de que el niño se fuera a dormir, cuando le explicó a su madre por qué estaba tan mal cuando se fue su amigo.

Cuando Sarah le preguntó si su amigo le había hecho algo así antes, el niño le dijo que sí, que ocurría cada vez que él iba a su casa, que le decía las mismas cosas y que había intentado violarlo.

Este episodio se repitió cuatro veces y empezó cuando el niño tenía ocho años.

Límites y consentimiento

Según Sarah, el abuso sexual entre niños jóvenes es más común de lo que la gente se imagina. Ella no se había dado cuenta de que algunos niños en edad escolar (de escuela primaria) eran físicamente capaces de violar a sus pares.

Mosac, la organización que ayuda a los padres de niños que han sido abusados sexualmente, afirma que la escala del problema es mucho mayor.

De las 58 llamadas que recibió el año pasado sobre abusos de un niño a otro, 19 estaban relacionadas con abusos de niños en edad de escuela primaria y 13 con niños de escuela secundaria. Se desconoce la edad de los otros 26 casos.

Los abusos en cuestión se habían producido tanto dentro como fuera de la escuela.

"Como sociedad deberíamos preocuparnos", señaló Fiona Sim, directora ejecutiva de Mosac.

"¿Por qué diablos está sucediendo esto? ¿Qué medidas podemos tomar? Tenemos que atacar este problema".

NSPCC también notó un aumento en las consultas por abusos sexuales entre niños, y que muchos de quienes llaman ahora son menores.

"Atacar este problema exige que a todos los niños se les enseñe conceptos básicos como el de qué son los límites y el consentimiento, de la escuela primaria en adelante", señaló Jon Brown, de NSPCC.

Empezar de nuevo

Cuando Sarah le contó a la directora de la escuela lo que había ocurrido, esta quedó atónita y comprendió por qué ya no quería mandar a su hijo al lugar.

Sarah cree que después de lo ocurrido, la institución introdujo medidas de seguridad, sobre todo en torno al abusador, y que se puso en contacto con los servicios de protección al menor.

En diciembre, el Departamento de Educación británico publicó recomendaciones para que las escuelas tengan un marco para crear políticas individuales respecto a la violencia sexual en escuelas primarias y secundarias.

Pero Sarah cree que estas no toman realmente en cuenta a las escuelas primarias, donde, por su edad, los niños no enfrentan responsabilidades criminales, y por ende deben ser tratados de forma diferente.

También le preocupa qué medidas pueden implementarse para garantizar la seguridad de los niños que interactúan con presuntos abusadores en actividades escolares fuera del horario de clases, o en fiestas y actividades recreativas organizadas por grupos y clubes infantiles.

El caso del hijo de Sarah fue llevado a los servicios sociales, y el niño recibió una compensación después de que se analizó su caso.

Pero Sarah explica que su hijo ha sufrido. "Él no es el mismo niño. Con frecuencia tiene momentos donde está mal".

"Ha tenido dos rondas de tratamiento psicológico, lo cual lo ha ayudado. Por suerte ahora tiene nuevos amigos, pero fue él quien tuvo que empezar de nuevo".

Para Sarah es importante que la sociedad discuta esta clase de abusos.

"La aproximación de nuestra sociedad al tema es esconderse. ¿Cómo debemos reaccionar? No debería avergonzarme, pero a la vez me siento avergonzada al hablar de esto. Me siento culpable a pesar de no haber hecho nada malo", dice.

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