A diferencia de los humanos y la mayoría de los mamíferos, en los que el sexo de la descendencia está determinado por los cromosomas, las tortugas verdes marinas dan a luz machos o hembras en función de la temperatura del nido durante el período de incubación de los huevos.

A temperatura promedio, que en el caso de esta especie es de 29,3ºC, la tortuga produce una mezcla de machos y hembras.

Unos grados por debajo, todos son macho; y unos grados por arriba, solo nacen hembras.

El aumento global de la temperatura está haciendo que las poblaciones de la tortuga verde en distintas partes del mundo se vuelvan asimétricas en cuanto al balance de género.

En el caso de las poblaciones de la Gran Barrera de Coral en Australia, casi todas son hembras, según un estudio conjunto de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por su sigla en inglés), en Estados Unidos, y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por su sigla en inglés), en Australia.

Esta falta de equilibrio, señala el informe, puede poner a la especie en peligro.

Casi un 100% hembras

Los investigadores examinaron dos poblaciones genéticamente diferentes en la barrera de coral.

En la colonia del norte, una de las más grandes del mundo con 200.000 ejemplares, encontraron un 99,1% de hembras jóvenes y un 86,8% de hembras adultas.

Esto quiere decir que, en promedio, por cada macho joven hay 116 hembras.

En la del sur, la proporción es de entre un 65% y un 69%.

No está claro por qué el sexo de las crías está determinado por la temperatura, pero sí que el grado de calidez o frialdad de la arena donde depositan sus huevos tiene un efecto definitivo sobre ellas.

Y aunque el peligro no es inminente -no se necesita una relación 50/50 para garantizar la reproducción de la especie- esta tendencia alarma a los investigadores.

Sombra

No obstante, en Australia han implementado algunas medidas prácticas para revertir el cambio.

Una de ellas es la creación de una suerte de techos de tela para evitar que se recaliente la playa donde suelen anidar.

También es posible enfriar la arena con agua para que la temperatura no sobrepase el límite que da como resultado hembras.

"(Esto) puede hacerse en ciertos lugares, pero hay un límite en cuánto a la escala a la que se puede hacer", señaló Dermot O'Gorman, director ejecutivo de WWF Australia.

Aunque es evidente que la solución de fondo es tomar acciones contra el cambio climático, concluye el estudio.

 

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