Su sede central está en Moscú, Rusia, pero Kaspersky Lab tiene presencia en unos 200 países del mundo. Aunque acaba de perder a uno de sus clientes más importantes: el gobierno de Estados Unidos.

Las agencias federales de Estados Unidos tienen un plazo de 90 días para dejar de usar los productos de la firma de seguridad informática rusa, tras una orden emitida el miércoles por el Departamento de Seguridad Nacional, que la acusa de ciberespionaje.

La compañía -que ha negado las acusaciones que la vinculan con servicios de inteligencia rusos- cuenta con más de 400 millones de usuarios y acuerdos tecnológicos con corporaciones internacionales como IBM, Facebook, Cisco, Microsoft o Lenovo, y con instituciones como la Interpol (la policía internacional).

Kaspersky se jacta en su sitio web de ser "una de las empresas de ciberseguridad de más rápido crecimiento en el mundo y la más grande de propiedad privada".

Y ofrece todo tipo de soluciones informáticas, desde protección para el hogar hasta plataformas empresariales para prevenir ciberataques.

Pero tal vez lo más popular son sus antivirus, que figuran entre los más cinco descargados del mercado, junto a Norton de la californiana Symantec y a los de la también estadounidense McAfee.

Su cartera de clientes abarca literalmente todo el mundo, desde la región de Europa hasta China, Estados Unidos, Canadá, la región de Asia-Pacífico, India, Hong Kong, Oriente Medio, África y Latinoamérica.

"El planeta entero protegido", bromeó su fundador, Eugene Kaspersky, en una publicación del blog de su empresa de julio de este año en la que anunciaba una versión gratuita de su archiconocido antivirus.

Entre sus clientes, hay 2.700 corporaciones y desde 2010 es patrocinador oficial de la scuderia Ferrari de Fórmula 1 y otros equipos deportivos.

Aunque su primera oficina fue establecida en Londres en junio de 1999, pronto comenzó su expansión global, con sedes en Japón, Alemania, Francia, España, Italia, China y Estados Unidos.

Hoy cuenta con 35 oficinas en todo el mundo, dos de ellas en Latinoamérica: una en Sao Paulo, Brasil, y la otra en Ciudad de México.

Polémicas y sospechas

Todo comenzó en 1989, cuando Kaspersky descubrió que su computadora había sido atacada por un virus.

Graduado en el Instituto de Criptografía, Telecomunicaciones y Ciencias de la Computación de Moscú, una escuela pública de la KGB rusa, el joven ingeniero de software altamente interesado en las matemáticas quedó fascinado por el desafío, logró detectarlo y crear un software para neutralizarlo.

Ocho años más tarde, él y otros tres socios fundaron Kaspersky Lab, que cumplió 20 años el pasado mes de junio.

Durante estas dos décadas ha crecido enormemente -emplea a más de 3.000 personas- y ha logrado varios hitos, como convertirse en el segundo proveedor de software de Europa o el segundo al ventas al por menor de software de seguridad en EE.UU. y Canadá.

Pero también se ha visto envuelta en diversas polémicas.

En primer lugar, la vinculación académica de Eugene Kaspersky con la red de espías de la KGB despierta sospechas, sobre todo por parte del gobierno estadounidense.

En agosto de 2015, la agencia de información económica Bloomberg dijo que la empresa rusa cambió de rumbo en 2012 porque "altos ejecutivos habían dimitido o fueron despedidos, y esos puestos de trabajo pertenecían a personas vinculadas al ejército ruso o a servicios de inteligencia".

En el reporte se lee que "algunas de esas personas ayudaron activamente en investigaciones criminales del Servicio de Seguridad Nacional (FSB), el sucesor del KGB, usando datos de clientes".

Kaspersky criticó la cobertura de Bloomberg sobre este caso, explicando en el blog que la consideraba sensacionalista y que pretendía "explotar la paranoia" de los lectores para ganar poder.

En diciembre de 2016, Ruslan Stoyanov, quien ocupaba el puesto de jefe de la unidad de investigaciones, fue arrestado en Rusia y acusado de traición por compartir, supuestamente, secretos de Estado con la compañía estadounidense Verisign.

Pero este año las sospechas por parte de Estados Unidos hacia la empresa escalaron dramáticamente.

En julio, la Administración de Servicios Generales del gobierno de Estados Unidos retiró a Kaspersky Lab de una lista de proveedores aprobados, en medio de la polémica por las investigaciones sobre la posible inferencia de Rusia en la campaña presidencial de 2016, a favor del actual presidente, Donald Trump.

Y hubo más informes de Bloomberg y el portal digital McClatchy DC que acusaba a la compañía de haber trabajado con el FSB.

Kaspersky negó todas las acusaciones y dijo que no tiene "vínculos inapropiados" y que "nunca recibió ninguna petición por parte del gobierno ruso o de ninguna organización afiliada para crear o participar en ningún proyecto secreto".

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