Julie Fredrickson, una emprendedora de Silicon Valley, recuerda claramente el momento en que decidió convertirse en una "prepper", como se conoce en inglés a las personas que hacen previsiones para estar listas para protegerse ante el peor desastre.

Ocurrió hacia fines de octubre de 2012, cuando el huracán Sandy acababa de llegar a Nueva York.

"Hubo un gran destello, casi fosforescente, era la principal planta de energía que presta servicio a la parte baja de Manhattan que dejaba de funcionar. Hubo este brillo verde como de otro mundo y luego todo se quedó a oscuras", relata.

Ella se quedó moviéndose a tientas en la oscuridad en su apartamento en un edificio de gran altura en Nueva York, sintiéndose aislada y aterrorizada.

"Me di cuenta de que no estaba preparada ni siquiera para cosas muy básicas, no tenía suficiente agua, no tenía radio para escuchar las transmisiones de emergencia y nunca quise volver a experimentar eso nunca más", dice.

En la actualidad, Julie está mucho mejor equipada. Cuando se produjo la pandemia de covid-19, supo exactamente qué hacer: se fue de Nueva York a su estado natal de Colorado.

Ella ahora tiene permanentemente preparada una bolsa llena de suministros de emergencia lista para llevar consigo, y ella y su esposo incluso están considerando la idea de construir un búnker o una casa para refugiarse en caso de emergencia.

Lejos del estereotipo

Pero como mujer de treinta y tantos años, ella difícilmente encaja en el estereotipo generalizado de los "preppers", que suelen contar con una ruta de escape, suministros médicos, comida para algunas semanas o incluso un búnker aislado aislado y bien abastecido en un lugar remoto.

Julie afirma que ama la vida en la ciudad con sus restaurantes y teatros, lo que la aleja de los preparacionistas solitarios -que quizá viven al margen de la sociedad y sospechan de cualquier interferencia del gobierno en sus vidas- y que encarnan en la imaginación de la gente la típica imagen de un "prepper".

"Durante los últimos cinco a diez años, ese estereotipo ... se ha desvanecido", dice John Ramey, que dirige una comunidad en línea de preparacionistas en América del Norte llamada The Prepared.

"La comunidad ha rechazado bastante bien las teorías de conspiración de la 'vieja escuela' y ese tipo de ideas radicales. La gran mayoría de los 'preppers' [hoy] son personas serias y racionales, y su número está creciendo exponencialmente. Se ha convertido en algo común".

Eso no quiere decir que esos elementos radicales hayan desaparecido por completo, solo que las mismas comunidades se han vuelto más diversas.

En The Prepared, por ejemplo, Ramey no permite que se hable de política.

Señala que el grupo más grande de usuarios son personas entre 25 y 35 años de edad, seguidos de quienes tienen entre 35 y 45 años. La mayoría vive en áreas urbanas en lugar de rurales y se divide equitativamente entre hombres y mujeres.

Más desastres, mayor desconfianza

Ramey atribuye esta diversificación demográfica al creciente número de desastres naturales relacionados con el clima, así como a un descenso de la confianza en la capacidad de las infraestructurs y de las instituciones estadounidenses para manejar las consecuencias de un desastre.

Señala, por ejemplo, que las instalaciones médicas en EE.UU. y en otras partes del mundo no tienen suficiente equipo de protección personal para cuidar a los enfermos de covid-19.

"Estamos acostumbrados al inventario 'justo a tiempo'", dice, refiriéndose a la práctica generalizada entre gobiernos, organizaciones privadas y empresas de tener solo suficientes existencias disponibles para cumplir con los pedidos actuales o mantener la producción.

Afirma que si bien la actual pandemia de covid-19 no es el mayor caso posible en términos de desastres, ha puesto de relieve las debilidades en la forma en que vivimos.

"Se ha eliminado la holgura (de recursos) del sistema, ya sea en la red de energía local o en el suministro de agua. El preparacionismo es una forma de recuperar para tu propio balance los recursos que se han reducido en el sistema general", apunta.

Ramey estima que ahora hay entre cinco y 15 millones de "preppers" solo en Estados Unidos.

Bradley Garrett, geógrafo social del University College de Dublin y autor del libro Bunker: Building for End Times (Bunker, construyendo para el fin de los tiempos), está de acuerdo con esta cifra y dice que en todo el mundo hay ahora 20 millones de preparacionistas.

"Encontré una especie de deseo insaciable de autosuficiencia y seguridad en esta era de incertidumbre", dice Garrett sobre su investigación.

"Para mí fue interesante ver cuán diversos eran desde el punto de vista cultural y político; extrañamente, es una de las pocas comunidades que encontramos en la actualidad que realmente no es partidista".

Dice que el enfoque, en cambio, está ahora en aprender habilidades de supervivencia, como técnicas de purificación de agua, atención médica básica y cómo alimentar dispositivos eléctricos sin acceso a la red eléctrica.

También es una gran oportunidad de negocio.

Garrett visitó desarrollos autosuficientes en Tailandia y Dakota del Sur, donde se encuentra Vivos xPoint, un antiguo complejo militar abandonado fuera de la red que se promociona a sí mismo como la comunidad de preparacionistas más grande del mundo.

"Los búnkeres más extravagantes que vi. La gente me aseguró que podrían pasar cinco años bajo tierra completamente desconectados de los sistemas de infraestructura", comenta.

Pero este es un aspecto del preparacionismo que irrita a Julie Fredrickson. "La versión de alta gama de la preparacionismo es ridículamente elitista, yo diría que casi ofensivamente", señala.

Ella culpa de eso a sus compañeros en Silicon Valley, los magnates de la tecnología que compran búnkeres subterráneos de lujo y mantienen permanentemente a su disposición un helicóptero cargado con combustible para escapar.

Añade que el sector tecnológico tiene "el dinero y, francamente, una imaginación hiperactiva".

"Todos leemos mucha ciencia ficción y hay un espíritu en la industria de la tecnología que sugiere que deberías estar pensando en lo que vendrá después", agrega.

Su estilo de preparacionismo es ser inclusiva y pensar en cómo podría estar en condiciones de ayudar a su comunidad inmediata si ocurre una emergencia.

Ella sostiene que tomar medidas para dejar de depender de los sistemas de suministro de alimentos justo a tiempo, cultivar y conservar sus propios alimentos y reforzar las habilidades básicas de supervivencia puede ser rentable.

Ramey dice que la mayoría de los preparacionistas en The Prepared pertenecen a esta última categoría.

Ellos "van a tener suministros para unas pocas semanas en su hogar. Pensamos en un mínimo de dos semanas como punto de partida, por lo que la mayoría de la gente se enfoca en esa suerte de plazo medio porque su primera opción es siempre refugiarse en casa", dice.

Agrega que muchos se han convertido en preppers debido a una sensación de desesperación por la inacción del gobierno ante la crisis.

"Atender tus necesidades básicas de supervivencia, esa debería ser una de las funciones del gobierno y hacia dónde deberían ir nuestros dólares de impuestos", afirma.

"¿Están los gobiernos prestando tanta atención como deberían a la crisis climática? Y cosas como la pandemia, era predecible, los expertos han estado hablando sobre ello durante años. La ineficacia de nuestras instituciones es lo que nos lleva a enfrentar muchos de estos problemas. Y sí, hay resentimiento", agrega.

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