La carrera espacial está muy lejos de detenerse y hoy son muchos los países que intentan demostrar su supremacía fuera de la Tierra.

Basta con ver cómo han sido noticia en los últimos seis meses las agencias espaciales de Estados Unidos, Rusia, India y China para entender cuán ambiciosos son sus planes en el cosmos.

Pero esta lucha por conquistar el espacio no solo tiene que ver con viajes a la Luna, excursiones a Marte o descubrimientos científicos. Lo cierto es que hay una rama mucho más poderosa (y peligrosa) que mantiene ocupadas a las potencias mundiales: la militarización del espacio.

El desarrollo del armamento y tecnología militar para el espacio puede tener serias consecuencias. Una de las prácticas que genera más preocupación son los ensayos de armas antisatélites.

Estas armas fueron diseñadas para incapacitar o eliminar satélites con fines estratégicos militares. Sin embargo, existe un efecto secundario del que la agencia espacial rusa, llamada Roscosmos, alertó la semana pasada: la destrucción de naves espaciales puede terminar llenando de basura a las órbitas bajas.

Colisiones de basura espacial

Según aseguró el director del Instituto de Astronomía de la Academia de Ciencias de Rusia, Boris Shustov, la cantidad de basura espacial podría alcanzar el umbral del síndrome de Kessler.

Pero ¿qué es el síndrome de Kessler?

Es una teoría desarrollada en la década del 70' por el consultor de la NASA Donald J. Kessler, la cual supone que el volumen de basura espacial en la órbita baja terrestre sería tan alta que los objetos que se encuentran en ella comenzarían a ser impactados con frecuencia por la basura, lo que produciría un "efecto dominó", creándose así aún más basura.

Mientras más crece el número de satélites en órbita -y los viejos satélites se acumulan-, el riesgo de este escenario de colisiones de Kessler se hace aún mayor.

En la órbita baja de la Tierra actualmente operan la Estación Espacial Internacional y miles de satélites.

Esto podría traer significativas consecuencias, como la imposibilidad de realizar vuelos espaciales, la interrupción de las comunicaciones globales o el debilitamiento de la inteligencia militar.

"Si las cosas marchan como ahora, todos comenzarán a disparar y destruir sus satélites, y luego estos fragmentos pueden destruir la Estación Espacial Internacional. Así las cosas no pueden seguir", señaló el viernes pasado a la agencia Tass el director de la agencia espacial rusa Roscosmos, Dmitri Rogozin.

La advertencia de Rogozin no es nueva. Hace dos meses, Rusia alertó que luego del ensayo realizado por la India en marzo -conocido como "Misión Shakti"- la probabilidad de un impacto de basura especial contra la Estación Espacial Internacional (EEI) se incrementó en un 5%.

La prueba de India fue también criticada por la NASA y provocó que comenzara una discusión global sobre la política espacial.

Ante este escenario, Roscosmos aseguró que iniciará diálogos a nivel internacional para prohibir legalmente los ensayos de armas antisatélites y así tratar de evitar que se genere el temido síndrome Kessler.

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