Aquel domingo del pasado abril, Phoebe Georgiou no iba a salir pero una decisión de última hora la llevó a ella y a su prima a la discoteca Mangle, en Londres la capital de Reino Unido.

Hacía unos días había sido su cumpleaños y decidieron salir a festejar.

*Advertencia: Algunas de las imágenes en esta nota pueden herir su sensibilidad.

"Fueron probablemente los peores momentos de mi vida", le contó esta británica de 23 años a la BBC.

La estudiante de moda estaba en el local cuando notó que algo no iba bien.

"Miré hacia arriba y pude ver, literalmente, un líquido denso volando por el aire ".

Ese líquido era en realidad un ácido muy poderoso.

"Sentí que me empapaba todo el pecho y el brazo, miré hacia abajo y vi cómo empezaba a comerse mi piel, era como si me estuvieran comiendo viva".

Al principio Phoebe no entendía nada. Llegó a creer que era un ataque terrorista.

Cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando fue corriendo a empaparse de agua.

"El dolor era indescriptible", declaró. Tras el ataque, su amiga la llevó directamente al hospital donde la atendieron por quemaduras.

"Tuve que estar durante 5 horas bajo una ducha con agua congelada y hasta arriba de morfina para superar el dolor".

Sus quemaduras eran tan severas que tuvo que acudir a un especialista para que le sacara los pedacitos de piel rota. Le raspó la piel y la lavó con desinfectante.

"Fue probablemente el peor momento de mi vida", aseguró.

Tras el ataque tuvo que pasarse los siguientes meses entrando y saliendo del hospital.

"El vendaje que tuvieron que realizarme iba desde el pecho hasta el cuello y luego otro enorme en mi brazo", contó.

Esta joven ha tenido que tomar innumerables medicamentospara poder superar el dolor pero confesó que lo peor venía cuando le tocaba cambiar las vendas.

"Esa era la peor sensación, cada vez que las quitaban tenía que ver el daño que me causaron".

El ataque lo perpetró Arthur Collins, ex pareja de la estrella de la televisión británica Fearne McCann, que fue declarado culpable el pasado lunes en un tribunal londinense.

Siete meses después, Phoebe usa una prenda de presión en el brazo para aplanar las cicatrices y tiene que recibir tratamiento con láser.

Pero las heridas no son solo físicas. Ha estado visitando a un terapeuta dos veces por semana desde el ataque.

"La cicatriz mental es la peor", confesó. "Siempre estoy pensando, ¿'cuándo será el próximo ataque?'".

Phoebe afirmó que lo pasa especialmente mal cuando está entre multitudes y que tiene problemas de ansiedade insomniodesde entonces. Tampoco ha sido capaz de volver a poner un pie en una discoteca.

"Tengo 23 años y debería estar viviendo mi vida pero sin embargo, en lugar de ir a fiesta como antes, no me separo de mi madre".

Se siente enojada y desconfía de lo que la gente puede hacer.

"Me han dejado cicatrices para el resto de mi vida".

Qué hacer en un ataque de ácido

En caso de sufrir un ataque de ácido el servicio de salud público británico, el NHS, recomienda deshacerse rápidamente de la ropa que alcanzó el ácido y enjuagar la piel con agua, hasta que llegue ayuda médica.

Las víctimas suelen necesitar tratamiento especializado para quemados y a veces cirugía para reconstruir alguna parte del cuerpo que haya podido verse afectada.

Además de Phoebe, otras 16 personas resultaron heridas con quemaduras graves, algunas de tercer grado, en el mismo ataque que tuvo lugar en abril de este año en un local nocturno del este de Londres.

Otros han tenido que someterse a cirugía ocular.

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