Después de 20 años en el espacio y 13 dando vueltas alrededor de Saturno, la sonda Cassini ejecutó una maniobra que culminará con su propia destrucción este viernes, en la atmósfera del planeta anillado.

El lunes, la sonda pasó a una distancia de 120.000 km de la luna gigante Titán, un encuentro que le permitió modificar su trayectoria para entrar en colisión con Saturno.

Ahora ya nada puede hacerse para evitar su destrucción, que se producirá cuando entre en contacto con la atmósfera.

Cassini quedará hecha pedazos y sus componentes se desintegrarán y dispersarán en los gases del planeta.

Ayuda de la gravedad

Desde su llegada a la órbita de Saturno, la sonda ha aprovechado la gravedad de Titán -la segunda luna más grande del Sistema Solar- para dirigir su trayectoria y acomodarse en distintas posiciones, a fin de estudiar al planeta y su sistema de anillos.

Esta es un estrategia hábil. Sin ella, Cassini habría tenido que valerse de su sistema de propulsión, utilizando sus reservas de combustible cada vez que debía hacer un cambio de dirección drástico.

Actualmente las reservas están casi agotadas y para evitar que la nave continúe viajando por inercia de forma descontrolada alrededor de Saturno, la agencia espacial estadounidense, NASA, decidió destruir la sonda de la forma más adecuada.

Beso de despedida

La agencia describió el último encuentro entra Cassini y Titán como un "beso de despedida".

"Cassini ha mantenido una relación larga con Titán, con un nuevo encuentro todos los meses durante más de una década", le explicó a la BBC Eearl Maizi, director del proyecto Cassini del Laboratorio de Propulsión a Jet en Pasadena, California.

"El encuentro final es algo así como una despedida agridulce, pero así como lo ha hecho a lo largo de la misión, la gravedad de Titán está otra vez enviando a Cassini a donde tiene que ir".

Aprovechando esta última visita, la sonda recogió varias imágenes y otra información científica que tenía previsto enviar a la Tierra este martes.

Lluvia de metano

La investigación de esta luna de 5.150 km de diámetro ha sido uno de los éxitos más notables de la misión.

En 2005, la sonda puso sobre su superficie un pequeño robot bautizado Huygens.

Este tomó una imagen sorprendente de rocas redondeadas cuya superficie había sido alisada por la acción de corrientes de metano líquido.

Este hidrocarburo cae en forma de lluvia del cielo naranja de Titán y llega hasta unos mares enormes en las latitudes del norte.

Cassini también observó lo que se cree son volcanes que escupen una escarcha helada y unas vastas dunas hechas de una arena con consistencia de plástico.

Hasta su último suspiro

La sonda tiene los días contados, pero aun así, los científicos de la misión tratarán de aprovechar estos momentos al máximo, haciendo la mayor cantidad de observaciones posibles.

Además de observar a Titán por última vez, la sonda intentará tomar fotografías de los anillos y de la luna Encélado.

La idea es utilizar sólo los instrumentos al final, para captar el ambiente más cercano a Saturno como su campo magnético o tomar muestras de la composición de sus gases.

En las últimas tres horas antes del impacto el viernes, toda la información recogida será enviada directamente a la Tierra.

Una vez que la sonda entre en la atmósfera del planeta, el contacto con la Tierra será muy breve, puede que incluso no supere unos pocos segundos.

Se calcula que la señal desaparecerá a las 11:55 GMT.

"La misión Cassini nos ha enseñado tanto. Y a mí, personalmente, me alegra el hecho de que continúe enseñándonos hasta sus últimos segundos de vida", reflexionó Curt Niebur, científico de la misión en la sede central de la NASA en Washington DC.

La misión Cassini-Huygens es una empresa conjunta de la NASA y las agencias espaciales europea e italiana.

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