Hace 24 años, Jonas Rivera entró por primera vez en las oficinas de Pixar sin la más remota idea de que sería parte de un fenómeno cultural que acompañaría la infancia de millones de personas.

Trabajaba como pasante y, mientras ordenaba almuerzos para los demás empleados, en las instalaciones se gestabaToy Story, el primer largometraje animado totalmente con computadoras.

Los entrañables personajes Woody y Buzz Ligthyear protagonizaban la cinta, que se estrenó en 1995 y fue posteriormente nominada a tres premios Oscar. Su director, John Lasseter, fue galardonado con un premio especial de la Academia por la hazaña de rodar un filme con animación por computadora.

Luego vinieron la segunda y tercera parte de la franquicia de Toy Story, en 1999 y 2010 respectivamente. Los tres filmes amasaron más de US$1.000 millones en taquilla alrededor del mundo.

Muchos de sus seguidores creyeron que con el éxito de la tercera parte, la saga llegaba a su fin. Pero este 21 de junio se estrena Toy Story 4.

Aunque no fue dirigida por el aclamado Lasseter, luego de que el ejecutivo dejara Pixar tras recibir acusaciones de acoso sexual, el filme (que supuestamente es el último), ha recibido críticas impecables, lo que es un buen presagio para su posible éxito en taquilla.

Hace mucho que Rivera dejó de ser pasante y, en su ascenso dentro de Pixar, ha sido el productor de Inside Out, Up y de la nueva Toy Story.En conversación con BBC Mundo, nos cuenta datos de la saga que quizá no conocías.


1. El verdadero reto detrás de "Toy Story 4"

"Cuando terminamos la tercera película, llegó la idea de hacer una cuarta parte y en seguida empezamos a desarrollarla para encontrarnos con que lo más difícil era desarrollar la historia", señala Rivera.

Muchos cuestionaban la existencia de un cuarto filme, añade el productor, "porque creían que la tercera ya había tenido el final perfecto de una saga".

En ella, Woody y los demás juguetes son donados por Andy, ahora adolescente, a una nueva dueña, la pequeña Bonnie.

"Las otras películas en las que he trabajado, por ejemplo Up o Inside Out, tenían la ventaja de ser originales, así que no había expectativa. Con Toy Story cada quien tiene una opinión de lo que debería ser", dice Rivera.

Los escritores decidieron contar en la cuarta parte cómo los juguetes se enfrentan a la idea de volverse obsoletos y perder el propósito una vez que sus dueños crezcan.

Además, introducen a un nuevo personaje llamado "Forky", un tenedor de plástico que es decorado por Bonnie en un proyecto de arte escolar y se niega a creer que ahora es un juguete.

Algunos críticos han opinado que la cinta es una repetición de las tramas anteriores, pero que eso no le resta valor. "Es una joya divertida y encantadora", escribió Peter Bradshaw, del diario The Guardian.

2. Crecer con "Toy Story" y luego trabajar en la película

"Hace 25 años salió la primera película y todavía dentro de Pixar hay personas, incluido yo, que trabajamos en el primer proyecto", dice Rivera.

La novedad con la cuarta entrega, añade Rivera, es que en la producción estuvo involucrada gente que vio la primera Toy Story cuando eran niños o adolescentes y que trabajaron en el nuevo filme.

"Para ellos representa un trozo de su infancia", dice.

Precisamente quien debuta como director, Josh Cooley, vio la primera parte cuando tenía apenas 15 años y era un aspirante a caricaturista.

Cooley le dijo al diario Los Angeles Times: "El diseñador de producción Bob Pauley, quien diseñó a Buzz Lightyear, trabajó en este filme, así como artistas que mostraron sus fotos de cuando tenían 6 años y estaban disfrazados de Buzz para Halloween".

3. El "brutal" panel de cerebros expertos

Ilustradores y animadores que alguna vez sueñan con trabajar en Pixar probablemente imaginan el estudio como una especie de lugar mágico lleno de mentes brillantes donde la creatividad es inagotable.

Pero uno de los secretos poco a poco revelados detrás del éxito de sus películas es una reunión llamada "Braintrust" (un término utilizado en inglés para hacer referencia a un grupo de asesores cercanos a un político).

En su libro de 2014, Creatividad S.A., el cofundador de Pixar, Ed Catmull, explica que el objetivo de la junta es "impulsar la excelencia y acabar con la mediocridad".

Rivera ha participado en estas sesiones y las califica como "brutales" encuentros entre diferentes directores, escritores y artistas de Pixar para que desmenucen y critiquen el trabajo ajeno.

"Entre 4 y 5 horas nos encerramos en una oficina, mostramos una maqueta de 90 minutos y pedimos opiniones de todos. Confiamos en ellos para que sean honestos y hagan de público con el fin de que la película mejore".

4. Sorpresas escondidas (alerta de spoiler)

Una buena parte de la nueva Toy Story transcurre en una tienda de antigüedades que los animadores llenaron con "miles de objetos como copas, tazas, platos y relojes", explica Rivera.

La elaboración de este set sirvió para aprovechar material de filmes anteriores de Pixar. "Le llamamos digital backlog (reserva digital) y es la acumulación de diferentes modelos diseñados en computadora", añade Rivera.

"Decidimos que en los estantes esconderíamos objetos asociados con cada película de Pixar, incluidos los cortometrajes", dice.

A primera vista no es sencillo detectarlos, pero en los estantes están exhibidos, entre otras cosas, la casa de la película Up, platos de porcelana con los mismos patrones gráficos del vestuario de la princesa Mérida, de Brave,y un objeto de la Universidad de Monsters Inc.

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