Si bien es normal que el cuerpo humano tenga pigmentaciones, hay algunos indicios en los lunares que podrían advertir sobre un posible melanoma.
El médico cirujano especialista en dermatología, y académico de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Santiago (Usach), Rodrigo Loubies, aseguró que "este tipo de enfermedad es el más frecuente en la población".
El académico comentó que es normal que la gente tenga lunares. “A veces se puede nacer con ellos, pero la mayoría va apareciendo durante la infancia, la adolescencia e incluso hasta los 30 o 35 años. Gran parte de ellos son normales, pero si aparecen lunares después de los 40 años, hay que ponerles atención”, señaló.
En conversación con Diario Usach, el médico explicó que están los cánceres que corresponden a los lunares pigmentados (de color negro), que tienen un base genética, “y que es muy importante que se detecten de manera precoz porque pueden generar metástasis y mortalidad en las personas”.
Por otra parte, están los carcinomas que se producen en las células que recubren los órganos y tejidos como la piel. Loubies sostuvo que estos últimos, “generalmente provocan daño local haciendo heridas o lesiones cutáneas pero muy rara vez provocan metástasis y es muy poco probable que lleguen a ser mortales”.
Cáncer a la piel: ¿Cuándo los lunares son sinónimo de peligro?
El doctor Loubies comentó que a la hora de mirar los lunares en la piel es importante considerar la regla del ABCDEF, un acrónimo que sirve para evaluar si algunas de las pigmentaciones del cuerpo tienen las propiedades para ser consideradas melanomas.
El académico de la Facultad de Ciencias Médicas de la Usach explicó que “la A se refiere a la asimetría. Si uno hace una cruz sobre un lunar, hay que ver si la mitad, o que los cuadrantes de la figura sean simétricos entre sí. Por otro lado, la B se refiere a los bordes, porque, en general los lunares deberían ser redonditos. Si son irregulares, tienes ‘cachitos’, o son infecciosos, hay que preocuparse”.
Sobre el resto de las letras, el profesional expresa que “la C corresponde al color. Si un lunar es muy negro, o presentan varias tonalidades, como diferentes tonos de café, azules o blancos, son para ponerle atención. La D se refiere al diámetro, ya que cuando una pigmentación supera los 6 milímetros también hay una señal de cuidado”.
Finalmente, Loubies manifiesta que la E tiene relación con la evolución. “Si un lunar que era pequeño empieza a crecer, se hace irregular, asimétrico, cambia de color, pica, sangra o duele tenemos que preocuparnos”, manifiesta.
A su vez, relata que la letra F se agregó hace poco y da cuenta de algo que los dermatólogos denominan “patito feo”. En términos simples, ese término da cuenta de algún lunar que es muy diferente al patrón de pigmentaciones que tiene un paciente”.
El médico cirujano resaltó la importancia del autocuidado de las personas y aseveró que es recomendable que esas observaciones se hagan dos o tres veces por año. “No sirve hacerlo a cada rato ni cada un par de semanas porque así no se podrán ver los cambios de la piel”.
Por último, el académico Usach manifestó que “es sumamente importante que las personas que tienen antecedentes de cáncer a la piel se controlen dos veces por año con un dermatólogo. También, quienes tengan muchos lunares, pigmentaciones atípicas, irregulares y que tengan más de dos puntos considerados en la regla del ABCDEF”.
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