“Una copita para entrar en confianza”, “el copete me pone cariñoso”, “estaba curado y se veía más lindo” son solo algunas de las típicas frases que escuchamos de las personas al contar anécdotas tras una bebida de alcohol.

Lo cierto es que, una reciente publicación de “Journal of Studies on Alcohol and Drugs” del Centro de estudios de alcohol y drogas de la Universidad Estatal de Nueva Yersey reveló que si bien el alcohol nos desinhibe, no nos hace ver a las personas más atractivas.

“Aunque el alcohol no afectó las calificaciones tradicionales de Percepción del Atractivo Físico (PPA), sí aumentó la probabilidad de elegir interactuar con otras personas más atractivas. Los futuros estudios sobre alcohol-PPA deberían incluir contextos más realistas y proporcionar una evaluación de los comportamientos de aproximación reales hacia objetivos atractivos, para aclarar aún más el papel de la PPA en los efectos peligrosos y socialmente gratificantes del alcohol”, detalla el estudio.

En específico, 36 varones de entre 21 y 28 años, que apreciaron el atractivo de personas de su mismo rango etario, fueron sometidos al estudio, adelantándoles que tendrían la oportunidad de interactuar con uno de los miembros en el futuro.

Algunos actantes tomaron placebos y otras bebidas alcohólicas hasta lograr una concentración de alcohol en sangre de cerca de 0,8 gramos por litro (límite legal para conducir en los Estados Unidos).

Lo anterior se traduce a que un hombre adulto de aproximadamente 70 kilos beba una media de tres cervezas, cuatro copas de vino, o dos copas.

Los integrantes de la muestra debían tomar al menos un día a la semana y beber tres copas en 30 minutos. No podían digerir comida, tomar café al menos cuatro horas antes del experimento.

Finalmente, el trago no afectó a la hora de calificar lo atractivo que veían a los demás actantes. No obstante, sí afectó la probabilidad de que se alentaran a interactuar con quienes consideraban atractivos.

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