Imagínate recorriendo tu supermercado local, metiendo los productos que necesitas en tu cesta, dirigiéndote a la zona de empacar y salir con tus bolsas sin más.

No hay necesidad de hacer un pago, ni enredarse con las monedas ni de meter una tarjeta de débito o crédito en una terminal. De hecho, ni siquiera hay caja ni cajero.

Esto no es un robo. Esto es una perspectiva realista de la forma de pago futura, cuando la tecnología reconozca tu presencia, escanee tus compras y tome el pago de tu cuenta de forma invisible.

Amer Sajed, el director ejecutivo de Barclaycard, vaticina que va a significar la desaparición de la tarjeta de crédito de plástico física, que su compañía introdujo en Reino Unido hace 50 años.

"La gente podrá hacer sus compras en la web, en una aplicación o en la tienda sin problemas", dice.

Asimismo, se disparará una batalla por el control de tu cartera digital entre los bancos y las empresas de tecnología, además de un acalorado debate sobre nuestra privacidad y la seguridad.

Plástico con chip pero no en forma de tarjeta

El lanzamiento de Barclaycard fue 1966.

Las tarjetas de crédito han evolucionado, pero el procedimiento básico del pago se ha mantenido igual. Una tarjeta se entrega o se lee su número o se introduce en una máquina.

Todas las alternativas requieren de la existencia de una tarjeta de plástico, pero Sajed dice que esto está siendo reemplazado por tecnología ponible.

En una pantalla para el personal de Barclaycard, muestra un anillo de plástico, un brazalete y un llavero: todos contienen un chip que le permite al comprador hacer pagos a crédito.

Esto, dice, es apenas un puente a la tecnología que permitirá que los clientes sean identificados por su ojo o huella digital, cuyos detalles estarán guardados en su teléfono inteligente, para que pueda hacer compras sin tener que hacer cola en una caja.

A pesar de dinero en efectivo, cheques y tarjetas seguirán siendo una opción para los compradores, señala, estas nuevas formas de pago se llevarán una parte creciente del mercado de pagos en el plazo de 10 años.

Algunos de los dispositivos ponibles puede no ser del gusto de todo el mundo.

Metiéndose cada vez más en tu vida

Esta perspectiva suena aterradora para cualquier persona a la que ya le preocupa el poder de las corporaciones, y potencialmente de los piratas informáticos, que continuamente están rastreando nuestro paradero o hábitos de consumo.

Sajed sostiene que no se hará nada sin permiso.

"Nosotros nunca rastreamos la ubicación o los datos de cualquier persona sin su conocimiento expreso. Y sólo lo haríamos para lo que el cliente nos permita que lo hagamos".

El beneficio, dice, es que es mucho más fácil autorizar una transacción y evitar el fraude cuando una compañía de tarjetas conoce la ubicación de un cliente.

Vínculos estrechos

Un enlace entre el individuo y el sistema de pago es necesario para que esto funcione.

En el futuro, no tener nada más que el teléfono en los bolsillos no va a ser problema... a menos de que no te guste que te estén rastreando.

Esto ya sucede con los portales de compras como Amazon y servicios tales como Uber, cuyas operaciones con un solo clic sólo son posibles dado que para que el cliente se pueda inscribir tiene que dejar sus detalles bancarios o los de las tarjetas de crédito.

"Estas tecnologías emergentes siguen utilizando los carriles existentes, subyacentes, del sistema de pagos con tarjeta", subraya Richard Koch, responsable de la política en la Asociación de Tarjetas de Reino Unido.

A medida que este mercado digital se vuelva más frecuente, y la tecnología avance, habrá una batalla entre los bancos, proveedores de pago y otros para que sea su producto el que se utilice más.

Pero, ¿es el crédito la mejor opción para las compras del día a día?

¿Están contados los días de la tarjeta de crédito numerada?

Alerta roja

Organizaciones benéficas alertan sobre el peligro del uso de tarjetas de crédito, préstamos o sobregiros para los gastos diarios, ya que puede salirse de control fácilmente.

"La forma en la que los productos de crédito están diseñadas pueden crear desconexiones. Un ejemplo obvio es sólo hacer pagos mínimos en tarjetas de crédito, lo que puede dar una falsa sensación de seguridad y de que la deuda está siendo bien administrada, mientras que en realidad la deuda y su período de amortización están creciendo", dice el jefe de política de la organización de caridad para endeudados StepChange, Peter Tutton.

"Con demasiada frecuencia las tarjetas de crédito dejan de ser una forma de endeudamiento a corto plazo -para lo que fueron diseñadas- y se convierten en endeudamiento oneroso a largo plazo".

Muchos consumidores recurren a sus tarjetas de crédito para compras importantes, debido a la protección adicional que ofrecen si algo va mal.

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