Aunque se aconseja la actividad física para prevenir enfermedades al corazón y reducir el estrés, realizarla en momentos de malestar emocional puede provocar graves daños a la salud.

Ya sea en un gimnasio o al aire libre, la actividad física de mediano impacto es muy útil para tener organismo saludable. La fortaleza del corazón y del resto de los órganos depende en gran parte de ese punto, pero no siempre sería recomendable una rutina exigente cuando nuestro estado anímico no nos acompaña. 

Un estudio publicado por Circulation, la revista de la Asociación Americana del Corazón, examinó los datos de más de 12 mil pacientes con una edad media de 58 años. Esos mismos voluntarios, habían participado previamente en InterHeart, un informe que investigó a personas que sufrieron un infarto en 52 países.

Los investigadores descubrieron que un enojo o una situación de estrés pueden llegar a triplicar el riesgo de sufrir un ataque al corazón. Para llegar a esta conclusión, los expertos se enfocaron en factores como la edad, el tabaquismo, la obesidad, la hipertensión arterial y además consideraron si el paciente había practicado una actividad física y el estado de ánimo que tenía al momento de realizar el ejercicio. 

Los resultados

El jefe del estudio, el doctor Andrew Smyth, académico de la Universidad de McMaster, explicó que “más allá de los otros factores de riesgo, un mal estado anímico y una actividad física que provoque un desgaste extremo, pueden ser un combo explosivo para la salud”.

Esta nueva investigación descubrió que el 13% de los pacientes estudiados habían estado haciendo ejercicio una hora antes del ataque y el 14% había estado molesto o estresado.

En ese punto del estudio se descubrió el preocupante hecho: cuando se combinaron el enojo o ira con una rutina de ejercicios de mediano o alto impacto, se demostró que el riesgo de padecer un infarto aumentaba hasta tres veces. El doctor Smyth señaló que "ambos pueden aumentar la presión arterial y la frecuencia cardíaca, cambiando el flujo de la sangre a través de los vasos sanguíneos y reduciendo el suministro de sangre al corazón”.

Smyth terminó explicando que "nosotros recomendando que todos practiquen actividad física de forma regular, incluidas las personas que utilizan el ejercicio para reducir el estrés, pero la gente no debería ir más allá de su rutina usual en momentos de ira"

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