Cuenta la leyenda, que un día de 2007, a un grupo de amigos de San Francisco, Estados Unidos, se les ocurrió celebrar el Día Internacional de la Cerveza.

Las razones nunca han quedado muy claras, pero la fecha se estableció en un 5 de agosto y con el pasar de los años ha ganado en popularidad. Luego, se fijó en el primer viernes de ese mismo mes. 

Para que puedas lucirte la próxima vez que compartas unas cervezas, te dejamos a continuación los 10 datos que necesitas saber sobre esta bebida. 

1. Más antigua que tu deseo de tomar

A la cerveza se le conoce como una de las bebidas fermentadas más antiguas de la humanidad. Algunos historiadores hablan de formas primitivas de esta bebida en el año 10.000 adC (antes de Cristo).

En esa época, el proceso en el que se los azúcares de un cereal se transformaban en alcohol ocurría de manera espontánea, sin un control riguroso de cada etapa.

Otros autores, vinculan el nacimiento de la cerveza con el nacimiento del pan (8.000 adC) en sectores que abundaba el cultivo de trigo y cebada.

2. La estricta Reinheitsgebot

También conocida como "ley de la pureza", esta es una de las bases de la popular cerveza alemana.

En el año 1516, el Duque Guillermo IV de Baviera, sentó las bases de la primera regulación legal de un alimento y estableció que la cerveza sólo tendría tres ingredientes: agua, cebada malteada y lúpulo.

Esta ley no incorporaba la levadura, ya que en ese tiempo no había dominio absoluto de ese tipo de hongos.

Curiosamente, fue recién en 1986 cuando esta ley de pureza fue sustituida por una regulación de la Unión Europea.

3. Clasificación de las cervezas

Existen muchas formas de clasificar la cerveza, ya sea por tipo de levadura, por color, graduación alcohólica u origen.

La más sencilla es la división entre "ales" y "lagers", según la levadura que ocupan para producir el alcohol.

Las ales son de color pálido y su fermentación se realiza a temperatura ambiente, en torno a los 20º C. Por este motivo fueron de las primeras cervezas en aparecer.

Las lager, en tanto, corresponden a cervezas con levaduras de fermentación a baja temperatura, cerca de los cero grados. La mayoría de las cervezas comerciales son de este tipo.

4. La "pilsen"

En Chile, la palabra "pilsen" se usa casi como sinónimo de la cerveza, pero lo cierto es que es sólo un tipo, nombrado así por la ciudad de donde proviene.

Dentro del mundo de las lagers, la más popular es la Pilsener, una cerveza con origen en República Checa (en la ciudad Pilsen) que se caracteriza por un contenido alcohólico entre el 3 y el 5% y su color claro.

5. En Mesopotamia podías morir por una mala cerveza

"Ojo por ojo, diente por diente", ese era el principio básico del código de código de Hammurabi, la primera compilación legal de la historia. Aunque no lo creas, habían varios artículos destinados a la cerveza.

El más drástico de todos, imponía pena de muerte a quienes transaran con "vino de dátiles con sésamo" —como se conocía la cerveza— en mal estado.

6. Mejor en una botella oscura

Durante los últimos años se ha puesto de moda la cerveza que viene en botellas transparentes, pero aunque ese envase resalta el color dorado de una refrescante bebida, lo cierto es que podría dañar su calidad.

El objetivo de un tinte color verde o café es proteger a la cerveza de la oxidación que provoca el paso de la luz del sol hacia el interior del cristal. Este fenómeno es crítico sobre todo en las cervezas de fabricación artesanal y puede producir sabores indeseados.

7. Servir como un campeón

Aunque muchos la evaden, uno de los elementos clave de una cerveza bien servida es la espuma. Esto principalmente por dos razones: facilita la exposición de los aromas y forma una capa protectora entre el el aire y la cerveza para retrasar la pérdida del gas.

Tan importante es la espuma, que en Irlanda la cervecería Guiness ofrece cursos especiales para aprender a servir su tradicional cerveza Stout gasificada con nitrógeno (lo que además le suma un burbujeo especial).

8. Ingredientes especiales

Pese a la importancia de la ley de la pureza alemana, es común que en la elaboración de la cerveza se ocupen más ingredientes que agua, lúpulo y cebada. 

Algunas variedades oscuras, por ejemplo, utilizan avena para retener por mayor tiempo la cabeza de espuma que se forma en el vaso y algunas marcas utilizan otros granos como arroz para la elaboración de cervezas Pilsener (ver punto 4).

El arroz compromete la generación de espuma, pero ayuda a que la cerveza sea más clara sin afectar su sabor. 

9. Lúpulo, el secreto mejor guardado de tu cerveza

La personalidad de cada cerveza radica en la adición de su ingrediente menos conocido, el lúpulo. Esta es una planta que se agrega durante la cocción del mosto (mezcla del agua y los azúcares extraídos de la cebada) y proporciona aromas y amargor.

El lúpulo tiene además propiedades de preservante y a llegado a tal punto su popularidad que del estilo Indian Pale Ale (IPA) -que es el más tradicional con altas concentraciones de lúpulo-, se ha experimentado con opciones como Doble IPA con índices de amargor (IBU) cercanos al 100. 

Para que lo dimensiones, tu cerveza lager que bebes en lata promedia los 20 IBU.

10. Los vikingos y su cerveza después de la muerte

La cultura general siempre los ha asociado a la cerveza y al parecer los vikingos efectivamente eran fanáticos de esta bebida.

En ese punto es que cobra gran importancia otro de los elementos característicos de la cultura vikinga: los cuernos, que lejos de lo que se cree no eran utilizados para adornar cascos, sino que como vasos para beber cerveza con miel, la variedad favorita de los hombres del norte.

Además, los vikingos pensaban que en el Valhalla, el lugar sagrado donde iban los elegidos tras morir en combate, los esperaba una cabra gigante que proveía de cerveza ilimitada.

*Nota originalmente publicada el 5 de agosto de 2016

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