Mientras se derrumbaba el comunismo en Europa del este en 1989, el joven Tomasz Czechowicz, de 18 años, combinaba salidas a fiestas con un negocio ilícito.

El estudiante entusiasta de la informática y la electrónica se dio cuenta de que en Polonia había una gran demanda de computadoras personales. Pero debido al régimen comunista, en casi ningún lugar se podían comprar.

Así que Czechiwicz, que vivía en Wroclaw, una ciudad en el suroeste de Polonia, tramó un plan para comenzar el contrabando de computadoras desde la entonces Alemania Occidental.

Lo primero que hacía todos los sábados por la mañana era conducir hasta Alemania del este. Se trataba de un viaje de cuatro horas en auto hasta la entonces dividida Berlín, para colarse en la Berlín occidental, que era un enclave de la Alemania Federal.

45 años después, Czechiwicz, que hoy es uno de los empresarios más ricos de Polonia, cuenta su travesía.

"Viajaba con mi amigo en un antiguo y maltratado Maluch (Fiat 126), y teníamos que conducir por Berlín para entrar desde el lado occidental", relata.

Los dos amigos compraban computadoras de segunda mano en el oeste de Berlín, como la Commodore Amiga 1000, antes de conducir seis horas hasta llegar a la capital polaca, Varsovia.

Luego pasaban un gran sábado por la noche en Varsovia, antes de vender las computadoras - con una ganancia del 50% - en un mercado callejero el domingo por la mañana.

Tomasz Czechowicz es hoy uno de los hombres más ricos de Polonia.

Después de eso, conducían otras cuatro horas para llegar de nuevo a Wroclaw y retomar sus estudios universitarios.

Czechowicz afirma que esta era la rutina "cada fin de semana".

"En poco tiempo estábamos vendiendo 5 computadoras a la semana", añade.

Pero no sólo eran las computadoras lo que Czechowicz y su amigo llevaba de vuelta a Polonia todos los sábados, dice. "Era el recién descubierto -y altamente significativo- conocimiento de que los alemanes (de occidente) no podían deshacerse de sus viejos equipos lo suficientemente rápido".

Y al mismo tiempo, los polacos estaban deseando computadoras occidentales.

Czechowicz se dio cuenta de que podía satisfacer ambas necesidades.

Así que a medida de que los regímenes comunistas de Europa del este comenzaron a caer, Czechowicz y dos amigos crearon una empresa llamada JTT e inundaron Polonia con máquinas Commodore 64 usadas.

"Invetando"

JTT creció rápidamente, usando el dinero que se generaba de la venta de las computadoras iniciales para comprar cada vez más equipos de Alemania.

Czechowicz también recaudó fondos vendiendo acciones en el negocio a sus amigos y miembros de la familia, manteniendo una participación del 40% para sí mismo.

Comenzaron a contratar personal, incluyendo la hermana de Czechowicz, que convenientemente hablaba alemán, y también rentaron un almacén para guardar las máquinas.

Czechowicz y sus socios compraban Commodores 64 en Alemania Occidental y las vendían en Polonia.

En pocos años, JTT comenzó el montaje de sus propios equipos y a vender más de un millón de computadoras al año.

Siete años más tarde, JTT registró ingresos anuales de 394 zlotys (US$ 100 millones) y tenía 400 empleados.

Sin embargo, las cosas no funcionaron completamente sin problemas, y Czechowicz se despertó un día dándose cuenta de que no sabía cómo dirigir una empresa.

"Íbamos inventando sobre la marcha", reconoce.

Comenzaron a surgir problemas con la contabilidad, impuestos y diversas cuestiones de suministros y de entregas, mientras que Czechowicz -que tenía el papel de ejecutivo- no sabía cómo tratar con ellos.

Tuvo que admitir que el ingenio natural y el juego con el sistema sólo podían llevarlo hasta un límite.

Mientras el comunismo caía en el este de de Europa, Czechowicz crecía como empresario.

Así que Czechowicz decidió alejarse de la gestión diaria de JTT en 1996 y volvió a la escuela. Hizo un MBA en la Universidad de Minnesota, que estaba impartiendo cursos en ese momento en Varsovia.

Dos años más tarde, usó sus ahorros para lanzar una firma de inversión privada denominada MCI Capital, para invertir en empresas de tecnología polacas.

Un jefe duro

MCI Capital cuenta hoy con activos de inversión de más de US$ 582,000 millones. Y se ha expandido fuera de Polonia con inversiones en empresas en Alemania, Austria, República Checa, Israel, Rusia y Turquía.

Entre las empresas en las que tiene participación están la firma automotriz israelí Gett, la casa alemana de subastas en línea Auctionata, la tienda en internet de productos comestibles Frisco y la sueca iZettle de pagos con teléfono móvil.

Las inversiones de MCI incluyen el supermercado online polaco Frisco.

Czechowicz, presidente ejecutivo de MCI, puso a la empresa a cotizar en la Bolsa de Varsovia en 2001, aunque mantiene una participación del 53%. Su riqueza personal se estima en US$ 147 millones.

Ávido corredor de maratón, se dice de él que es muy exigente como jefe.

Un hombre de negocios de Varsovia, que pidió permanecer en el anonimato, dice sobre Czechowicz: "Me gusta y compraría sus acciones, pero no quisiera tenerlo como jefe".

Otros opinan que tiene una reputación de no hacer concesiones con tontos.

Czechowicz dice: "Todo el mundo (en MCI) sabe lo que se espera de ellos".

Mientras MCI sigue creciendo, él dice que estaría encantado en invertir en empresas de tecnología en Polonia y la región en general.

"La innovación y el espíritu empresarial necesitan ser fomentados", dice.

"Nuestras inversiones (…) ayudan a potenciar la próxima ola de transformación en una economía verdaderamente digital en Polonia y en la región en general", agrega.

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