El pasado y el futuro de Matthew son inciertos.

Luego de recuperarse de una cirugía en el cerebro, regresó a su trabajo de programador de computadoras, y tuvo una reunión con su jefe para explicarle que vivía con una lesión cerebral permanente.

"Mi jefe me dijo: ¿cómo podemos ayudarte? ¿Qué podemos hacer para que recuperes el ritmo en la oficina?", cuenta Matthew.

"Eso fue lo que me dijo, pero lo que yo recordaba al día siguiente era que me iban a despedir. No permitirían de ninguna manera que regresara al trabajo".

Para él, ese era un recuerdo muy real, tan verdadero como si hubiese ocurrido. Sin embargo, todo era un invento de su cabeza.

¿Qué estaba sucediendo con él?

Una "confabulación"

Hoy en día, el mal que sufre Matthew es conocido como "confabulación", un trastorno de la mente producto de una lesión cerebral.

Esta afección no implica mentir o engañar, sino que obedece a una falla en la manera cómo los recuerdos son procesados en el inconsciente, confrontado problemas para diferenciar los hechos de la ficción.

Descubrir esta situación fue otro golpe para Matthew (cuyo nombre verdadero se mantiene en confidencialidad para proteger su privacidad).

"Estaba muy asustado. Pensé que no podía confiarme en lo que realmente había pasado".

Más allá de esta condición extrema, es una demostración de la fragilidad de nuestros recuerdos y de la forma en la que nuestra mente construye su propia versión de la realidad.

Una vida complicada

Matthew es voluntario en Headway East London, una organización sin fines de lucro ubicada en Londres, cuya meta es ayudar a personas con lesiones cerebrales.

Él comparte su experiencia en los eventos de esta institución.

Cuando en sus intervenciones habla sobre su pasado, suele mirar a su colegaBen Graham, amigos desde hace 10 años, para confirmar los detalles reales de su vivencia.

Su infancia no fue tranquila. Cuando era niño pasó mucho tiempo fuera del país. Luego, de joven, no tenía donde vivir, hasta que un monje franciscano le dio amparo.

De día estudiaba y de noche trabajaba. El duro esfuerzo le permitió ganarse un cupo en el University College de Londres para estudiar matemáticas y ciencias de la computación.

Luego de graduarse consiguió empleo en su campo, pero a los pocos meses comenzó a notar algo extraño.

Empezó a perder la sensibilidad en los dedos, a sufrir intensos dolores de cabeza y tener visión doble. A menudo trabajaba con un ojo cerrado.

Una tomografía mostró que la causa de sus males se localizaba en unos de los ventrículos del cerebro.

Justo en la zona que contribuye a la circulación de fluido cerebroespinal alrededor del tejido neurálgico, había un quiste que obstruía el paso.

"El fluido atrapado había presionando cada vez más el cerebro contra las paredes del cráneo", explica Vaughan Bell, neurólogo del University College de Londres.

Esto también ejercía presión sobre el nervio óptico, lo cual provocaba la visión doble de Matthew.

La cirugía

Un equipo médico le practicó una intervención quirúrgica. Le hicieron un hueco en el cráneo para remover parte del quiste y drenar un poco del fluido.

Luego de la cirugía le explicaron que la operación lo había dejado con graves problemas de déficit de memoria.

Le dijeron que probablemente olvidaría a personas que entraran o salieran de la habitación en el hospital, como si fuesen teletransportadas frente a él.

"Sólo recuerdo que la gente aparecía en mi campo visual y luego desaparecía", comenta.

Bell dice que esto puede deberse a un daño en los cuerpos mamilares, unos nódulos pequeños en el cerebro que al parecer están vinculados con la habilidad de recordar.

Pero el daño estaba produciendo un efecto adicional. La pérdida de memoria estaba siendo compensada por el propio cerebro, que fabricaba recuerdos para llenar los vacíos de información.

Fábrica de recuerdos

La memoria de Matthew comenzó a inventar hechos que complementaran la falta de recuerdos producida por esta forma de amnesia.

Una vez escribió un agresivo correo para el neuropsiquiatra que lo trataba, recriminándole por haberle pedido que dejara la terapia de rehabilitación.

"Le puedo asegurar que no me encuentro nada bien. Algo anda mal", decía en el email.

Luego descubrió que él mismo se había dado de baja.

Este hallazgo lo perturbó profundamente. Fue como si su mente dejara de pertenecerle.

"Tu cerebro no es una máquina de crear realidad. Hay una diferencia entre las cosas que tu percibes y las cosas que tu cerebro crea para entender el mundo donde vives".

Muchas veces los recuerdos falsos se crean alrededor de ideas preconcebidas sobre cómo pudo desarrollarse un evento determinado.

Por ejemplo, cuando regresó al trabajo sintió temor de que su jefe no fuera comprensivo con su trastorno médico.

"Sabía que los gerentes en mi empresa eran estrictos y duros. Por eso, mi cerebro los colocó en una caja específica y se predispuso a que ellos actuarían de una manera determinada".

A todos nos pasa

De cierta forma, la situación de Matthew es una versión extrema de la manera en la que todos recordamos.

Cada vez que tratamos de recordar un hecho al parecer el cerebro reconstruye el evento, tomando los elementos con mayores probabilidades que hayan ocurrido.

"Tras bastidores, el cerebro realiza muchas tareas seleccionando y verificando información", expresa Bell.

"Somete a prueba la aparente solidez de los recuerdos y suprime aquellos que lucen irrelevantes".

Ninguna persona realiza estas tareas con precisión absoluta. Existe la posibilidad de que tomemos accidentalmente información errónea y creemos recuerdos falsos, con detalles que nunca ocurrieron.

De hecho, es muy fácil implantar falsos recuerdos incluso en mentes sanas.

En un experimento realizado en Nueva Zelanda y Canadá, psicólogos manipularon fotos de un grupo de personas para sugerir que habían hecho un vuelo en globo.

Cuando entrevistaron a los individuos sobre la imagen, el 50% de los participantes inventó una historia sobre ese recorrido, creyendo inocentemente que sí había ocurrido.

En condiciones normales estamos generalmente en lo cierto sobre los detalles importantes. Sin embargo, en el caso de Matthew, y debido a su lesión, el proceso de verificación se distorsionó, por lo que un gran número de sus recuerdos son falsos.

Pero el suyo no es el caso más extremo que ha visto Bell.

"Algunas personas tienen recuerdos de cosas que son imposibles. Por ejemplo, dicen que construyeron una nave espacial y volaron alrededor de la Luna", afirma.

Una persona contó en una sesión en el Headway East London que despertó de un coma convencido que su novia esperaba mellizos. Incluso afirmaba haber visto la imagen de una tomografía.

Pero ella nunca estuvo embarazada.

Cómo vivir así

Matthew lleva un diario consigo para registrar hechos relevantes (dónde estuvo, qué comió, qué dijeron las personas), lo cual le permite tener una especie de andamio real sobre el cual construir cada día.

Pero todavía no se ha librado de los recuerdos falsos.

"Muchas veces la confabulación ocurre cuando Matthew se encuentra muy ansioso", relata su amigo Ben.

Aunque hace las veces de verificador de hechos para Matthew, Ben sabe que también puede, accidentalmente, sembrar la semilla de un recuerdo falso al contar cómo fue determinada actividad.

"Podrías estar plantando ideas en su mente. Tengo que ser muy cuidadoso con eso", reflexiona.

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