AFP

Atenas, mundialmente conocida por sus antigüedades, también dispone de un patrimonio arquitectónico de los siglos XIX y XX cuyos escasos vestigios están amenazados de desaparición debido a la crisis y a la falta de políticas para su conservación.

Maria Daniil se benefició de las subvenciones de los préstamos bancarios de los años 1980 para restaurar su casa familiar, construida en 1936 cerca de la Acrópolis.

"Actualmente, con la crisis, es caro y difícil reparar este tipo de edificios, ya no hay ayudas del Estado y la gente prefiere abandonarlas o demolerlas", señala esta arquitecta, especialista en edificios de finales del siglo XIX y principios del XX.

Su casa, de 300 m2 y un estilo de transición entre el neoclasicismo y el eclecticismo, fue construida con una técnica mixta de muros de piedra y pisos de hormigón armado.

En la capital griega sólo quedan 10.600 casas residenciales de estilo neoclásico o moderno, según la asociación Monumenta, que creó una base de datos para "sensibilizar a autoridades y propietarios sobre la supervivencia del patrimonio inmobiliario moderno".

"La mayoría están abandonados, en ruinas o demolidos. Más del 80% desaparecieron", lamenta Irini Gratsia, arqueóloga especialista de la protección de edificios-monumentos y cofundadora de Monumenta.

Gropius y Le Corbusier 

Muchos de esos edificios fueron sustituidos por inmuebles de hormigón armado en los años 1960 y 1970, durante la caótica expansión urbanística de la capital.

Entonces se construían inmuebles de cinco o seis pisos para responder a la gigantesca urbanización que iba a vivir Atenas y era una forma de relanzar la economía tras la Segunda Guerra Mundial.

Una ley de 1983 para la conservación de edificios neoclásicos obliga a los propietarios a restaurarlos, pero la crisis económica, los altos impuestos y la ausencia de préstamos o ayudas estatales llevaron de nuevo a su abandono.

Hace dos años, a pesar de los esfuerzos de Monumenta, se demolió una casa de 1875 de uno de los barrios más viejos de la zona oeste de la ciudad.

Era uno de los escasos testimonios del primer apogeo de Atenas en el siglo XIX, cuando la ciudad apenas tenía 15.000 habitantes. A principios del siglo XX la población creció a medio millón, y superó los cuatro millones en las últimas décadas, explica Gratsia.

En los años 1930, el movimiento Bauhaus atrajo rápidamente a los atenienses ricos por su aspecto funcional. Esas viviendas de formas cúbicas ya no tenían los elementos decorativos neoclásicos y respondían a las normas de la comodidad de la clase media del momento, como calefacción central y ascensor.

La embajada de Estados Unidos, emblemática de la arquitectura moderna de Atenas, fue concebida en los años 1950 por el arquitecto alemán Walter Gropius, fundador de la Bauhaus.

Arquitectos griegos discípulos del franco-suizo Le Corbusier, exponente de la arquitectura moderna, también se lanzaron a la construcción de viviendas de ese estilo o de establecimientos públicos hoy dispersos en varios barrios populares.

"Esos edificios fueron obras maestras en su momento y hay que conservar los que se mantienen", dijo Gratsia.

"Continuidad histórica" 

"Atenas podría destacar lo que queda de sus pequeñas joyas arquitectónicas y transformarse en un punto de atracción turística gracias a sus diferentes estilos", considera Monumenta.

Para Maria Daniil, "la conservación de viejos edificios permite mostrar la continuidad histórica de Atenas, de la Antigüedad a la actualidad".

No obstante, propietarios e inquilinos de estos antiguos edificios siempre se quejan del elevado costo de su conservación.

Dimitris Ioakim, inquilino desde hace 40 años de un edificio estilo Bauhaus de 1935, señala que los gastos de las reparaciones "son altos" y que el propietario no se preocupa para nada de pagárselos.

"La mayoría de los propietarios de estas casas las vendieron en los años 1990 para mudarse a la periferia o los alquilaron", añade. 

No obstante, la reciente explosión de sitios de alquileres como AirBnB abrió la vía a la venta de estos edificios a inversores extranjeros que los renovaron para arrendarlos, fundamentalmente a turistas.

"AirBnB representa una forma de solución, pero también se necesitan soluciones a largo plazo", recuerda Maria Daniil.

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