Esta noche, a partir de las 22.30 horas, Canal 13 emitirá la gran final de la segunda temporada de "MasterChef Chile", y uno de los que busca coronarse como ganador del programa es Maximiliano Cabezón (25), quien conversa con T13.cl horas antes del esperado desenlace del espacio animado por Diana Bolocco.

¿Qué significa para ti llegar a la gran final de "MasterChef"?

-Para mí ha sido una gran señal y una satisfacción tremenda para dedicarme a lo que siempre he querido. Si bien todo el tema de la ingeniería y de la tecnología me llena mucho, todos tenemos una pasión que, de una u otra forma, la dejamos en segundo plano porque tenemos miedo a no poder ganar lucas con eso. Yo realmente creo que si sigo con esta capacidad y esta actitud media terca de arriesgarme, me va a ir bien. Claro, a veces les digo a los chef ‘quiero hacer esto’, y me dicen ‘no, no lo hagas, es muy arriesgado’, ‘vas a pasar una vergüenza si no te resulta’.  Y está bien, puede que me resulte o puede que no, pero siempre voy a apuntar a eso, si muero voy a morir en batallas tratando de hacer cosas que nadie haga. Por eso también hice un pastel de choclo en el programa que me criticaron harto en redes sociales. La gente es resistente al cambio y yo siempre he sido así, como de luchar contra este tradicionalismo. La idea es dejar una huella en lo que uno hace y no ser uno más del montón.

Cuando partiste en el espacio, ¿pensaste que serías un finalista?

-No, honestamente no. Cuando estábamos en el primer día, en los platos calientes, antes de que nos entregaran el delantal blanco, yo estaba con Camila y ella tenía todo un cuento y llevaba un plato vegetariano con unas frutas, y yo llevaba una receta tropical que me había gustado en el Caribe, y dije ‘¡ah!, cooperé, me van a comer vivo’. Yo era súper tímido para cocinar y era porque no encontraba mi camino. Al final, de chiripa, lo encontré, que es aplicar la cocina moderna y las cosas que te hagan pensar un poco más, que te digan ‘guau!’... y me enamoré de ese sentimiento. Y cuando me comenzaron a felicitar por los platos que hacía, ahí recién me entró la esperanza al cuerpo.

¿Cómo ha sido la experiencia de ser parte de este programa?

-Para mí ha sido súper llenador y esclarecedor, porque me aclaró muchas dudas de lo que quiero hacer en la vida, y, sobre todo, aprendizaje. Con Felipe comentábamos que es como un semestre más de universidad, con curso, ramos, profes, pruebas y mucho estudio.

¿Cuáles crees que son tus fortalezas para coronarte como el mejor de "MasterChef"?

-Yo creo que es el pensar como chef. A mitad de la competencia, empecé a entender desde el origen que el programa se llama ´MasterChef´ y no ´Master cocinero´. Entonces me concentré en pensar como chef. Comencé a leer libros como el de Tomás Olivera y el de Chris Carpentier, entre otros, y ellos le daban siempre una esencia, una historia, un porqué a las cosas, igual que un pintor. Todo tiene su ciencia. 

Muchos se han preguntado ¿qué hace un ingeniero en el mundo de la cocina?, ¿qué dirías tú a eso?

-¡Buena pregunta! Sin ir más lejos, cocinar, pero midiendo riesgos. Muchas veces me tiré a la piscina, pero con los riesgos bien calculados. Todas las herramientas de ingeniería, como cálculos, de proyectos, de sumas y restas, me ayudaron a ponerme ciertas barreras. Yo decía: ‘¿qué tan difícil puede ser esto?’, y después, entendiéndolo matemáticamente, ‘Ah, ya, hay que hacer las cosas paso a paso’. Hay que generar algoritmos, hay que optimizar el sabor o el tiempo. Para mí generar un plato era como resolver una ecuación. Pero eso es la parte analítica, porque también tiene el lado artístico, los sentidos, y esos se complementan, así que le encontré un punto de inflexión a la ingeniería con la cocina.

¿Qué te parece haberte transformado en un galán con tu llegada al programa y hoy ser ‘objeto de deseo´ por parte de las mujeres?

-Lo encuentro súper simpático, me río mucho y me lo tomo con mucho cariño. Respondo con buena onda a los comentarios, pero también siempre digo que estoy pololeando. Es una realidad, amo a mi polola y no me creo el cuento tampoco, sino que es rico y lo agradezco, pero estoy con mi polola, jajaja. En un principio para Ornella fue complicado que al segundo capítulo de ´MasterChef´ tenía 400 mil solicitudes de amistad y seguidores en Facebook, Instagram y Twitter, y eso es chocante. Yo me pongo en sus zapatos, en el caso contrario, me daría rabia tener a 500 locos acosando a mi polola, imagínate... pero mi polola es la raja, ella me apaña en todas. Se acostumbró y cero rollos, sobre todo porque siempre digo en el programa que todo esto es gracias a ella. Lo tiene más que claro.

Si ganaras el programa, ¿qué harás con el premio?

-Antes de entrar a ´MasterChef´ estaba con un pequeño proyecto que consiste en tablas de cocina de piedra volcánica y justo me calzó con el programa. Entonces lo tuve que dejar en stand by. Ahora, si gano, quiero invertir para llevar a cabo este proyecto, que es una manera distinta de cocinar. Y lo otro es viajar, quiero ir a restoranes. Quiero estar una semana trabajando en un restaurant y si tuviera que pagar para trabajar en un restaurant, lo voy a hacer. Quiero enriquecerme mucho viajando, mirando y aprendiendo, porque creo que si bien tenemos que explotar todo lo que es de tus raíces, también tenemos que salir al mundo a entender y comprenderlo para traer lo mejor de afuera a tu país. Me gustaría ir a recopilar la mayor cantidad de información, de cultura, de sabores, de experiencia y traerlo y hacer algo maravilloso en Chile.

¿Qué harás una vez terminado "MasterChef"?

-¿Justamente después? Voy a hacer un carrete, jajaja, voy a celebrar con todos los chiquillos de ´MasterChef´, con mis amigos y con todos. Gane o pierda lo voy a hacer igual. Sea cual sea el resultado, voy a estar contento igual.

Finalmente, ¿qué ha sido lo mejor y lo más difícil de haber estado en "MasterChef"?

-¿Lo mejor? Un sinfín de cosas: amistades, herramientas, experiencia y un ambiente distinto en donde sentir presión. No es como en la universidad en donde tienes que hacer un ensayo, no le gustó al profe y te pone un 2. Acá, 'el profe' tiene que probar tu plato, le estás dando algo que él se está metiendo al cuerpo, imagínate, cocinas algo mal y él está obligado a comerlo, así que es obvio que tienen que retarte si el plato está malo. Y me quedo con el aprendizaje de respeto y de reflexión, con herramientas para la vida y con muchas cosas que van más allá de lo técnico y de la comida. Por otra parte, creo que lo más difícil ha sido soportar la presión. Me acuerdo de la prueba de las latas. Yo estaba colorado porque no se me ocurría qué hacer. En ese momento pensaba en muchas cosas para hacer, pero no tenía los ingredientes. Al final, lo más peludo es entender que lo que hay que hacer es una simple idea... simplificarse, y eso cuesta.

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