Solo faltó anclar el escenario al centro del Movistar Arena para que el regreso de Pearl Jam a Chile fuese más parecido a un culto. Por primera vez se abrieron al público las ubicaciones detrás de los músicos desde que el recinto del Parque O'Higgins se utiliza para conciertos, dándole una imagen de mayor intensidad al espectáculo.

Los hombres de "Jeremy" no tocaban en un show de larga duración desde agosto de 2016, entonces era el momento de ajustar las piezas como puntapié inicial a una gira mundial que debutó una nueva escenografía —con una docena de lámparas redondas que subían y bajaban de acuerdo a la música y una parrilla de luces mecanizadas que complementaban las figuras sobre las cabezas de la banda— y también su último sencillo "Can't deny me", el primero en cinco años, correspondiente a su próximo álbum de estudio.

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Y allí Eddie Vedder fue 'un chileno más'. El mayor rostro vivo de la era del grunge tomó vino directo de la botella en varias oportunidades, le cantó directamente al público que estaba a sus espaldas y preparó pequeños mensajes en español para dedicarles a los 17 mil fanáticos que llegaron al recinto de Santiago Centro. "Estamos de nuevo aquí. Significa que nos gusta Chile y estamos muy felices de volver a verlos", fue una de las frases que entonó justo después de reconocer que estaba aprendiendo el idioma aunque seguía hablándolo "como la mierda".

De hecho, dijo que había estudiado todas las canciones que había tocado en nuestro país y que faltaban muchas, la excusa perfecta para asestar por primera vez ante los fans locales "Dissident", del disco "Vs." de 1993.

Entre éxitos planetarios como "Even flow", "Better man", "Black" o la poderosa apertura de "Release" —ese tema que cierra su debut "Ten" (1991) dotado de una melancolía que quisiera descontrolarse—, Pearl Jam celebró el cumpleaños de su bajista Jeff Ament con el canto de los chilenos y una torta de la que varios trozos volaron hacia el público, otorgándole incluso mayor cercanía al desarrollo del espectáculo. Porque el baterista Matt Cameron llevaba una polera con la cara del fallecido Chris Cornell, otro ícono del género, y la performance del guitarrista Mike McCready simulaba una presentación ante sus amigos más cercanos.

Promediando las tres horas de show (las que finalmente se cumplieron a las 00:40 horas), el conjunto formado en Seattle homenajeó a Pink Floyd ("Comfortably numb") y a Wayne Cochran ("Last kiss"), además de cerrar la segunda mitad del show con "Alive", indiscutidamente la canción más coreada de la noche. Para el final quedó "Baba O'Riley" de The Who e "Indifference" junto a los recuerdos de una noche irrepetible.

Ahora, Pearl Jam se presenta este viernes en nuestro país, como cabeza de cartel de Lollapalooza Chile.

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