Elly Smith, la madre vigilante de Gracie Corrigan, de cinco años, notó por primera vez que algo estaba mal con los ojos de su hija cuando un destello de una foto hizo que los ojos de la niña brillaran de forma extraña en la foto. "Sabía que algo estaba mal con Gracie porque su ojo estaría brillando, y parecía que tenía un ojo vago", dijo a mujer y su intuición no estaba mal.

El brillo resultó ser un retinoblastoma, una forma grave y muy rara de cáncer en el ojo. El cuerpo médico de una clínica oftalmológica en la ciudad de Filadelfia, Estados Unidos, encontró diez tumores oculares malignos.

Al día siguiente los doctores decidieron extirpar el ojo de Gracie, para evitar peligros de propagación e la enfermedad. La madre de la pequeña señaló que: "Fuimos allí para recibir una segunda opinión, pero nunca esperamos que necesitaría que su ojo fuese extraído a la mañana siguiente".  

Tres meses después de comenzar su quimioterapia, la pequeña Gracie recibió una prótesis ocular. "Fue un día difícil para mí. Gracie llevaba puesto un parche en el ojo desde que se lo extrajo y ver que el ojo protésico lo hizo todo realidad”, relató su madre.

Hoy, Gracie tiene cinco años y es libre de ir a la escuela y llevar una vida normal sin restricciones, pero tiene que controlar sus ojos regularmente.

Dos tercios de los casos de retinoblastoma se diagnostican antes de los 2 años. Representan aproximadamente el 3% de los cánceres que ocurren en niños menores de 15 años.

Alrededor de 300 niños en los Estados Unidos lo desarrollan cada año, 50 en el Reino Unido. Causa cambios notables en el ojo, por lo que a menudo se detecta temprano: alrededor del 98 por ciento de los niños con la enfermedad son tratados con éxito.

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