Cuando en 2010 nació Elaan, el hijo de su mejor amiga, Lynda Collins nunca imaginó que en esos momentos también ella se estaba convirtiendo en mamá.

Ni sabía tampoco que tendría que librar una dura batalla legal para lograrlo.

"No estamos en una relación de pareja, solo somos buenas amigas", le dijo a la BBC Collins desde su casa en Canadá.

"Y decidimos criar juntas a Elaan", agregó. "Esperamos que en un futuro cercano cada una de nosotras pueda tener una relación (de pareja) a la vez que estamos con Elaan".

El niño, de 7 años, se mueve un poco agitado entre los brazos delgados, blancos y cortos de Collins, mientras Natasha Bakth, la madre biológica del pequeño de tez morena y cabello corto, observa el momento con ternura.

Ambas amigas se conocieron en la Universidad de Ottawa, en Canadá. Collins es abogada especializada en casos de protección del medio ambiente, y Bakth también es letrada orientada al campo penal y de familia.

Sus habilidades con la ley les permitieron convertirse este año en las primeras mujeres en Canadá que no están en una relación de pareja, pero logran ser reconocidas como las madres legales de un mismo niño.

De Elaan, claro, que ahora busca los brazos de Bakth mientras Collins continúa con el relato.

"A los pocos meses de nacer, me di cuenta que ella iba a necesitar mucha más ayuda de la que en realidad había anticipado", explicó.

Y eso tenía que ver con el diagnóstico que les dio el médico al que consultaron a los pocos meses de nacer Elaan: el niño sufría de leucomalacia periventricular, unas lesiones en el cerebro que provocan parálisis parcial.

Querer ser madre

Después de cumplir los 30 años, Bakth quiso convertirse en madre, pero no tenía pareja, así que decidió probar con el método de fecundación artificial en la Clínica de Fertilización de Ottawa.

Al segundo intento quedó embarazada. Collins se ofreció a estar presente en el momento del parto cuando supo que la madre de Bakth no podría asistir.

"Pensé que sería una gran experiencia estar en el momento en que un ser humano llega a este mundo", le dijo Collins a la cadena canadiense CBC News.

Aunque no sabía en lo que se iban a convertir luego, la amiga dice que sintió "una enorme alegría" cuando vio llegar a Elaan. Y que los meses siguientes se deleitó con la ternura de niño cada vez que visitó a su amiga.

Elaan "parecía un niño normal", dice Collins.

Pero las cosas no salieron como estaban planeadas. A los pocos meses el bebé comenzó a presentar comportamientos erráticos que no eran normales en un niño de meses.

"Estaba permanentemente irritado, molesto. Lloraba durante horas sin parar. Primero pensamos que eran cólicos, pero después nos dimos cuenta que era algo más grave", contó Bakth a la BBC.

La madre de Collins, que es neuróloga, le dijo a Bakth que consultara de inmediato con un pediatra y un especialista.

Así llegó el diagnóstico de leucomalacia periventricular. Según el relato de ambas madre, el doctor se los simplificó: les dijo que su cerebro tenía lugares que estaban muertos, "como una especie de queso suizo".

El médico les dijo también que eso significaba que el niño iba a sufrir de una severa discapacidad por el resto de su vida.

"Ahí fue donde pensé que ella iba a necesitar más ayuda de la que pensaba en un principio. Y yo estaba dispuesta a dársela", relató Collins.

Pero nunca pensó que se necesitara alcanzar los estrados judiciales para hacerlo.

Mamá de Elaan

Pocos días después de escuchar el diagnóstico, Collins hizo efectiva su propuesta de ayuda. Bakth vendió su casa y se mudó a un apartamento cerca de Collins para hacer más fácil los traslados para cuidar del bebé.

"Que te digan que tu hijo va a tener una discapacidad así te cambia la forma en que tenías planeada tu vida. Pero no cambiaría nada de lo que hice, mucho menos con la ayuda que me ha prestado Lynda", dijo Bakth.

En medio del ir y venir que impuso la crianza de Elaan (hasta viajaron los tres juntos a India), a Collins comenzaron a inundarla las dudas sobre su futuro, sobre todo los pensamientos sobre su propia maternidad.

Y estaba por tomar el camino de adoptar un niño, hasta que varios amigos y familiares cercanos la hicieron caer en cuenta de que ella ya tenía una familia.

"Desde que vi nacer a Elaan, me di cuenta que quería ser su madre. Entonces, un día después de darle de comer, le dije a su madre: 'Sin presión y puedes tomarte tu tiempo para responderme, pero, ¿qué piensas de que adopte legalmente a Elaan?'", relató Collins.

La respuesta fue inmediata: "Por supuesto, me encantaría".

La batalla legal

Pero hace dos años en Canadá no existía la figura legal de una pareja de amigas, que no tenían una relación amorosa y que querían adoptar a un bebé.

Así que, cuando emprendieron el camino de la adopción, sabían que iba a ser largo y pedregoso.

"Por lo general hay padres que no quieren hacerse cargo legal de sus hijos, así que cuando alguien quiere hacerse cargo de uno el Estado debe apoyarlo. Esa fue nuestra estrategia", le contó Collins a la BBC.

La idea fue contratar a una abogada amiga, Marta Siemiarczuk, y con su asesoría escribieron múltiples cartas a los principales tribunales del país para que admitieran a Collins como madre adoptiva de Elaan.

No fue un trabajo fácil: tuvieron que acudir a todo tipo de testimonios, documentos y otras evidencias, como la carta del pediatra de Elaan en la que alababa la relación de la familia o que probaran la especial situación que había entre los tres.

"Nunca vi algo parecido en la historia de las leyes de este país", le dijo Siemiarczuk al canal CBC. "Nunca se había hecho. Las probabilidades eran pocas".

Pero después de dos años de envío de documentos, citaciones en juzgados y cartas legales, en noviembre de 2016 llegó la decisión de la Justicia canadiense: Collins podía ser la madre legal y adoptiva del pequeño Elaan.

En enero de este año recibieron el nuevo certificado de nacimiento del niño, que ahora tiene 7 años, con el nombre de ambas.

"Ya no soy madre soltera", bromeó Bekth, mientras Collins se declaró honrada.

"Es un privilegio ser su mamá. Yo siempre quise ser madre y estoy muy agradecida de que Natasha me haya dado esto. Ella no tenía por qué hacerlo".

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