Los humedales son ecosistemas acuáticos enormemente diversos, esenciales para mantener el ciclo del agua. Según explican desde la ONU, cubren aproximadamente el 6% de la superficie terrestre y son vitales para la salud humana, el suministro de alimentos, el turismo y el empleo, además, con su vida vegetal sustentan la vida de millones de insectos y animales. 

Estos lugares además proporcionan servicios ecosistémicos esenciales como la regulación del agua, reduciendo el impacto de las inundaciones. 

 

Sin embargo, en los últimos 200 años, los humedales han sido drenados para dar paso a tierras de cultivo o al desarrollo de infraestructuras, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Aproximadamente el 35% de todos los humedales globalmente desaparecieron entre 1970 y 2015, y el ritmo de pérdida se ha acelerado desde el año 2000.

Dependiendo del aumento del nivel del mar relacionado con ellos efectos del clima, entre el 20% y el 90% de los humedales costeros actuales podrían desaparecer a finales de siglo, advirtió el PNUMA. Estos también han sufrido una mayor pérdida de biodiversidad que otros ecosistemas terrestres y marinos.

 

Acuerdo histórico de protección para los humedales 

Según explican desde la ONU, los gobiernos han intensificaron sus esfuerzos para proteger los humedales. Las medidas para restaurarlos los están cobrando impulso en todo el mundo. Por ejemplo, China está desarrollando el concepto de "ciudades esponja", ante la rápida urbanización y la intensificación de los riesgos climáticos, incluidas las inundaciones.

En un informe publicado el año pasado, el PNUMA remarcó la necesidad de incrementar las inversiones en medidas destinadas a la naturaleza para cumplir los objetivos mundiales relacionados con el clima, la biodiversidad y la degradación del suelo.

En la actualidad se destinan $154,000 millones de dólares al año, pero esta cifra debería duplicarse con creces hasta alcanzar los 384,000 millones en 2025.

 

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