Una de las visiones más sorprendentes de la Antártica se encuentra a los 62 grados Sur con 32 oeste, en una pequeña isla con el 90% de la superficie cubierta por hielo: una iglesia ortodoxa rusa.

La pregunta es inevitable: ¿cómo llego este templo a un lugar tan inhóspito y de clima extremo como la Antártica?

La Iglesia de la Santa Trinidad se ubica en Isla Rey Jorge o Isla 25 de mayo, en el archipiélago Shetland del Sur, a escasos metros de la base científica rusa Bellingshausen y las estaciones chilenas Profesor Julio Escudero y Presidente Eduardo Frei Montalva.

La historia se remonta al año 2000 y a la base rusa.

Al jefe de la estación rusa de esos años, Oleg Saharov, se le ocurrió una idea que parecía imposible: tener una iglesia ortodoxa rusa al lado de la base, para que el personal tuviese un espacio donde practicar su religión.

También buscaba conmemorar los 180 años de la llegada de los primeros rusos a este gélido territorio.

Había que recordar -y en grande− a los navegantes Faddey Bellingshausen (en cuyo honor nombraron la base) y Mijaíl Lázarev, quienes en 1820 exploraron por primera vez la Antártica.

Al poco tiempo, la idea tomó forma y el benefactor ruso Piotr Ivánovich Zadírov impulsó la creación de un fondo y así recaudar dinero para la iglesia.

La campaña tuvo éxito y en 2002 se dio el visto bueno para la construcción del templo.

Contra los vientos

Pero de pronto, y previo a las obras, surgió una pregunta no menor: ¿dónde sería mejor construir el templo, en la Antártica o en Rusia?

Es cierto que la población en Rusia ha sentido ese frío que pincha como afiladas navajas, pero posiblemente no se compara con la sensación térmica del extremo austral.

¿Cómo construir un templo en el continente blanco si las ráfagas de viento pueden llegar a ser de 160 kilómetros por hora?

Fue entonces que, a causa del agreste clima antártico, se decidió construir el templo en la aldea rusa de Kyzyl-Ozék.

Los arquitectos e ingenieros crearon una especie de iglesia "plegable", que se pudiese armar y desarmar con facilidad.

También pensaron en un sistema de cadenas puestas en tensión para soportar grandes ventiscas y utilizaron madera de abeto siberiano por su durabilidad.

Iglesia navegante

En el otoño de 2003, y cuando la iglesia era una realidad, se procedió al embalaje.

El templo se trasladó en camiones hacia el puerto de Kaliningrado.

Durante un mes el buque académico Serguei Vavilov navegó con la iglesia en su interior hacia las islas Shetland del Sur.

En el buque viajaba el sacerdote ruso Kalistrát, quien ayudó con la llegada de siete campanas, y que hoy son parte del campanario del templo.

Para cuando la iglesia se descargó íntegramente, un grupo de ocho personas procedió a ensamblar todas las partes en una cima de poca altura y a escasos metros de la base Bellingshausen.

El templo se levantó en diciembre de 2003 y en enero de 2004 recibió la bendición del patriarca de Moscú Aleksey II, en ese entonces cabeza de la iglesia ortodoxa.

Ahora, las casi 500 personas que recibe cada año como visita la isla se quedan asombradas al ver el templo de 15 metros de altura.

"Es como tener un pedazo de Rusia, algo que se siente muy cerca de ti", comenta a BBC Mundo Víctor Gin, turista y viajero ruso.

El período de Palladium

De los siete templos religiosos repartidos en la Antártica, el de la Santa Trinidad es el único donde se profesa el cristianismo ortodoxo ruso.

En la misma isla Rey Jorge o 25 de Mayo se halla, y muy cerca, otra iglesia, perteneciente a la Fuerza Aérea de Chile, pero allí se hacen oficios católicos y evangélicos.

Y a diferencia de este último templo, en la iglesia rusa sólo se permiten liturgias del credo ortodoxo ruso.

Eso sí, Palladium, actual sacerdote de la Iglesia de la Santa Trinidad, aclara a BBC Mundo que toda persona −y de cualquier religión− es bienvenida.

El padre Palladium pisó por primera vez la Antártica en 2010 y ha soportado aquí cuatro crudos inviernos.

Aunque por esos años las visitas de Palladium fueron intermitentes, porque recién en 2016 se estableció en el lugar.

Por lo general, los sacerdotes ortodoxos deben ir rotando anualmente en la Antártica. su misión principal es estar un tiempo a cargo de la iglesia, aunque también ayudan en otras labores a los casi 30 hombres que viven en la base Bellingshausen.

Fuerza antártica

"Antártica es un lugar donde las personas se encuentran, porque cuando éstas se encuentran a sí mismas, entonces conocen la felicidad y le dan un significado a sus vidas", reflexiona Palladium.

La iglesia ortodoxa rusa también cobra gran importancia para el sacerdote, "porque es el lugar perfecto para encontrarse con Dios", dice a BBC Mundo.

El ambiente cálido del templo ayuda a la introspección y las reflexiones personales, independiente del credo.

Dentro de la iglesia la temperatura es de 20 grados y en las paredes pintadas vuelan ángeles, pájaros y resplandece el color dorado.

Además, un toque especial, la música, a cargo del coro ruso del monasterio de la Santa Trinidad, que si bien es una grabación, suena siempre, día y noche.

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