Jason tiene 10 años y siempre supo que era infeliz siendo una chica.

Había nacido en Reino Unido con genitales femeninos, pero sentía que era un niño atrapado en el cuerpo de una niña.

Una Navidad pidió como regalo una poción mágica que le permitiera convertirse en un varón.

"Me sentía horrible como chica. Prácticamente todos los días regresaba a casa llorando porque no sabía cómo explicar lo que me pasaba", cuenta Jason.

Fue así como en abril de este año, con el apoyo de sus padres y maestros, comenzó a vivir como un chico llamado Jason.

Inició un tratamiento de inyecciones hormonales mensuales con el objetivo de frenar la pubertad, aunque de manera temporal.

Tristeza

Su madre, Leanne, cuenta que era muy difícil ver el agobio que le ocasionaba a su hijo sentirse tan incómodo en su cuerpo.

"No sabíamos si sus actitudes más masculinas que femeninas eran parte de una etapa, o si eran los signos de una tendencia homosexual. Pero cuando empecé a verlo cada vez más alterado, supe que tenía que hacer algo", recuerda Leanne.

Cuenta que cuando Jason tenía entre 3 y 4 años, se negaba a utilizar ropa de niñas. Después de un año, sus padres se dieron por vencidos y le permitieron vestirse de la manera que le provocaba. A los 5 años empezó a decir que se sentía infeliz con su cuerpo.

La situación llegó al límite a principios de este año. Una maestra se dio cuenta de la consternación del niño cuando se le pidió a los alumnos de su clase que hicieran un análisis acerca de ellos mismos.

Así que le comentó a la madre de Jason que el agobio del pequeño podía estar relacionado con problemas de identidad de género.

No estaba solo

También, a principios de este año, Jason vio un documental de la BBC llamado "Soy Leo", acerca de un chico de 13 años que nació con genitales femeninos pero se sentía como un niño.

Al ver el programa, Jason sintió un alivio enorme porque se dio cuenta de que su caso no era el único.

A los 9 años su agobio había aumentado porque comenzó a notar que su cuerpo empezaba a transformarse en el de una mujer, como consecuencia de un proceso temprano de pubertad.

La familia tenía que esperar 15 meses para obtener una cita en el Servicio de Salud Mental para Niños y Adolescentes en Reino Unido, que evalúa y trata a niños y jóvenes que tienen problemas emocionales, mentales o de comportamiento.

Y después de eso, tenían que volver a esperar para que los atendieran en la única clínica de identidad de género para menores de 18 años que tiene el Servicio Nacional de Salud.

Para evitar la espera, Leanne decidió recurrir a un médico privado para que tratara a su hijo. Fue así como Jason inició el tratamiento de inhibidores hormonales a un costo mensual de US$120.

Cuando el chico sea mayor, podrá decidir si quiere iniciar una terapia de cambio hormonal permanente, que le permitiría que su etapa de pubertad correspondiera al género con el que se identifica, no con el que nació.

Cambio radical

Jason indica que el tratamiento es "maravilloso", pese a que lo tienen que inyectar regularmente y las agujas lo aterrorizan.

"No hubiera podido seguir viviendo como una niña. Si así hubiera sido, probablemente no habría vuelto a salir de mi cuarto", explica el chico.

Leanne asegura que el tratamiento al que su hijo se está sometiendo es la mejor opción para él.

"Su rechazo por el género femenino ha sido evidente desde que era pequeño. No se trata de una etapa pasajera. Es consistente y sabe lo que quiere".

Y añade: "Le hemos dicho que si cambia de opinión con respecto a lo que quiere hacer, puede hablar con nosotros. El tratamiento de inhibición hormonal se puede detener. Cuando cumpla 14 años, momento en el que puede iniciar el proceso de cambio hormonal permanente, sabrá que prefiere".

Identidad de género, la única diferencia

La madre de Jason está consciente de que tomar semejante decisión es muy difícil para los padres.

"No lo tomamos a la ligera. Es complicado para otros padres o para quienes ven la situación desde afuera entender cómo se sienten los hijos estando atrapados en un cuerpo con el que no se identifican".

Leanne indica que Jason está realmente deseoso de convertirse en un niño, y que incluso habla de someterse a cirugías más adelante.

El chico tiene un hermano de 5 años quien, según Jason, ha aceptado que ya no tiene una hermana.

"Se refiere a mí en masculino, no se ha equivocado. De hecho, corrige a las personas que utilizan el nombre o el pronombre incorrecto cuando aluden a mi persona".

Jason es más feliz viviendo como niño. Tiene muchos amigos, participa en una gran variedad de actividades y adora el fútbol.

Le gustaría convertirse en futbolista y jugar para el equipo inglés Manchester United.

"No ha cambiado desde el punto de vista personal. Le gustan y le desagradan las mismas cosas que antes. Es sólo que, ahora, es un niño", concluye su madre.

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