Es trabajo duro, pero alguien tiene que hacerlo.

La firma de vodka Absolut está buscando contratar a un catador de tiempo completo para su producto estrella.

Pero no cualquiera puede hacerlo. Buscan reemplazar a Per Hermansson, conocido en el medio como la "nariz del billón de dólares".

Una persona que pueda percibir las diferencias minúsculas en el sabor y el aroma del trago que lo lleve a la perfección.

Superestrella

El puesto oficial es de "maestro diseñador y estratega sensorial con una nariz de mil millones de dólares".

El candidato tiene un reto grande para llenar el hueco que deja su antecesor.

Per Hermansson lleva 35 años en la industria.

Según la prensa especializada, ha estado detrás de muchos de los productos estrella de Absolut, la firma creada en Suecia que hoy es controlada por la multinacional francesa Pernod Ricard.

Un grupo reducido

Hermansson dice que crear un nuevo vodka es como componer música.

Y que arregla sus ingredientes como quien mueve notas para idear una sinfonía.

¿Y los riesgos de tomar demasiado vodka? En declaraciones a la revista Business Insider asegura que tiene 20 sesiones de prueba de la bebida todos los días, pero que el trago nunca pasa más allá de su paladar.

Nunca sorbe alcohol cuando trabaja.

Y ¿es trabajo para cualquiera?

No, asegura Hermansson, quien dice que pertenece a un grupo que se limita al 5% o 10% de la población, poseedores de un sentido del gusto y del olfato extremadamente desarrollados.

La industria global de alimentos tiene varias superestrellas del olfato, encargadas de establecer los gustos que se esparcirán con las grandes marcas por todo el planeta.

Hace unos años un catador de vinos estadounidense también fue reconocido como la "nariz del millón de dólares".

Bob Parker, del estado de Oregón, lleva décadas catando cerca de diez mil vinos al año, según la revista estadounidense The Atlantic.

Al escribir la "Guía Bimensual Independiente del Consumidor para los buenos Vinos", consiguió transformar la industria vinícola global.

Muchos vinos de todo el mundo han bajado y subido en prestigio gracias a su percepción de ellos.

Por encargo papal

Y no sorprende tampoco, que el mundillo de la producción del café tenga a sus propias superestrellas del gusto y el olfato.

Entre ellos se encuentran personas como Tracy Allen, maestro degustador de café, que vive en la ciudad estadounidense de Kansas City.

Su reputación legendaria le valió un encargo papal.

En 2015, el Vaticano lo contactó para que preparara una mezcla de café especial para el papa Francisco durante su visita a Estados Unidos, según medios de ese país.

También en nuestros países se destacan paladares como el del colombiano Manuel Fernando Peña, elegido en 2015 como el mejor catador de la nación sudamericana, reconocida por el aroma y la exquisitez de su café.

Según el diario colombiano El País, Peña tiene hasta una dieta especial para proteger sus superpoderes gustativos. Tiene cuidado de evitar cosas como la sal, la pimienta o el ajo.

"Con el tiempo se desarrolla tanto el sentido del gusto que se percibe hasta lo más mínimo que se come o bebe", le aseguraba al medio colombiano.

"Se siente el sabor del detergente en los platos, los residuos de café de un filtro mal lavado", agrega.

La mayoría de los mortales no tenemos esa experiencia.

Y probablemente no nos contratarán para que probemos vinos, vodkas o cafés, todo el día.

Tendremos que confiar en que esas "narices del millón de dólares" hagan por nosotros el delicado trabajo de escoger los aromas y los sabores que distinguirán a nuestras marcas favoritas.

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