Fue en la década de los noventa que la agencia de Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó las primeras operaciones con láser para corregir la visión.

Desde entonces, aproximadamente 9,5 millones de estadounidenses se han sometido a una operación ocular, atraídos por la promesa de un arreglo rápido que les permitirá deshacerse de los anteojos o lentes de contacto. 

Un reportaje de The New York Times analizó este fenómeno y advirtió de una serie de riesgos que pueden generar este tipo de intervenciones.

Si bien el medio señala que una percepción generalizada es que el procedimiento es casi a prueba de "tontos", desde 2008 algunos pacientes que se han sometido a esta intervención quirúrgica testificaron en una reunión de la FDA acerca de su visión deficiente y el dolor crónico que condujo a la pérdida de sus empleos e incapacidad, aislamiento social, depresión e incluso suicidios.

El mismo reportaje advierte que todavía existen importantes cuestionamientos sobre los riesgos tanto a corto como a largo plazo y las complicaciones de este procedimiento son cada vez más comunes.

Para graficar este punto, cita un estudio clínico reciente llevado a cabo por la FDA sugiere que las complicaciones experimentadas por los pacientes no son poco comunes.

Casi la mitad de las personas que tenían ojos sanos antes de la operación con láser desarrollaron distorsiones visuales por primera vez tras el procedimiento, según reveló el estudio. Casi un tercio desarrollaron, también por primera vez, el síndrome de ojos secos, una complicación que puede causar incomodidad grave.

The New York Times señala que aunque muchos oftalmólogos insisten en que la operación ocular con láser es el procedimiento más seguro que se puede realizar en los ojos y que las complicaciones graves son “extremadamente raras”, algunos cirujanos aceptan que es posible que la visión de los pacientes presente una regresión después de la intervención quirúrgica y que a veces necesiten usar anteojos

En este sentido, el reportaje cita un estudio de la Universidad Estatal de Ohio, donde analizaron los datos clínicos presentados a la FDA por los fabricantes del sistema lasik. En 2007, los investigadores informaron que aunque la mayoría de los cerca de 4.500 pacientes habían logrado una visión de 20/20 o 20/40 seis meses después del procedimiento, el 20% presentaba sequedad ocular grave o peor que antes de la operación.

Un porcentaje similar experimentó resplandor, halos y problemas para conducir de noche “graves o peores”.

Consultados por el medio respecto de estas cifras, los cirujanos que practican la lasik dicen que el procedimiento ha mejorado con el tiempo y señalan que un análisis realizado en 2017 de los datos más recientes entregados a la FDA por los fabricantes concluyó que en muchos pacientes los problemas de la visión finalmente se resolvieron. 

El debate de los ojos secos

El NYT señala que muchos cirujanos que practican la lasik desestiman las afirmaciones de dolor grave o lo califican de extraordinariamente raro. No obstante, sostiene el reportaje, los oftalmólogos que estudian el dolor dicen que su forma de pensar ha ido evolucionando y reconocen que este procedimiento puede conducir a un dolor neuropático, el causado por daño en los nervios.

"Cada vez que realizas una operación y cortas tejido, dañas nervios. No importa si es una intervención quirúrgica de senos o de ojos”, afirmó al NYT Anat Galor, profesora adjunta de Oftalmología Clínica del Bascom Palmer Eye Institute de la Universidad de Miami.

La autora principal del estudio, Malvina Eydelman, directora de la división de dispositivos oftálmicos y para oídos, nariz y garganta del Centro de Dispositivos y Salud Radiológica de la FDA, dijo que con la lasik, “como con otros procedimientos médicos, hay riesgos”, pero que la FDA la considera “segura y eficaz cuando se le emplea para lo que está destinada de acuerdo con el uso aprobado”.

Los críticos responden que la lasik debería tener un estándar de seguridad más alto que otros procedimientos médicos, puesto que es opcional.

“Aunque sea solo un dos por ciento quienes tienen probabilidad de presentar problemas que reduzcan su capacidad de visión, eso significa que son miles de personas las que se arriesgan cada año”, dijo Morris Waxler, un alto funcionario de la FDA jubilado que lamenta el papel que desempeñó en la aprobación de la lasik hace veinte años. 

Cynthia MacKay, una de las pocas oftalmólogas que se ha pronunciado en contra del procedimiento, dijo que la operación puede dañar el ojo porque corta nervios minúsculos de la córnea, la adelgaza y la hace más débil, además de alterar de manera permanente la forma del ojo.

“No hay nada malo con los ojos que se han sometido a la operación con láser excepto el hecho de que necesitan anteojos para ver de lejos”, enfatizó.

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