Un sábado de invierno en Nailsworth, un pueblo al suroeste de Inglaterra. Hace frío, pero es un día agradable. Quedan pocas horas para que el Forest Green Rovers (FGR) dé el saque inicial en la segunda división del fútbol inglés, la cuarta liga más importante de Inglaterra. Adrian Witchell nos muestra el lugar. El encargado jefe del campo del club tradicional, fundado en 1890, cuenta que ha tenido "problemas con el sol”. Pero no se refiere al tiempo ni al mantenimiento del terreno de juego, sino al principal periódico sensacionalista británico: "The Sun", que acaba de publicar un artículo sobre él.

El periódico, que es conocido por sus descarados titulares y sus sensacionalistas narraciones, se había interesado por Witchell y el uso pionero que hace el club de una cortadora de césped autónoma, que funciona con energía solar para cortar lo que ellos llaman el primer campo de fútbol orgánico del mundo. Pero lo que más llamó la atención del periodista es que el cortacésped seguía enviando mensajes de texto por la noche a Witchell. Tantos que su esposa pensó que estaba teniendo una aventura.

Pero no era así, y en cualquier caso, el incidente no es de ninguna manera lo más interesante acerca de Witchell o del campo que cuida. Tampoco es la primera vez que los medios de comunicación se interesan por el FGR, sino todo lo contrario. El club del pequeño pueblo de Nailsworth, que ha pasado la mayor parte de sus 130 años de historia en la oscuridad del fútbol semiprofesional, ha estado recientemente en el punto de mira. Aunque más por sus esfuerzos fuera del campo que dentro.

Los medios de comunicación y el público se interesaron por el Forest Green Rovers en 2010. Por aquel entonces, el magnate de la energía Dale Vince rescató al club de una emergencia económica y de salirse fuera del sistema de la liga de fútbol inglés. Vince inmediatamente se propuso convertir a los Rovers en una compañía sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Asimismo, reunió un equipo de jugadores que los llevó a la liga profesional por primera vez en su historia el año pasado.

Neutro en carbono

Hasta ahora, los temas ambientales no han sido un foco de interés para los grandes clubes de fútbol ni para sus aficionados, según Vince. Pero el empresario lo vio como una oportunidad para atraer a un público completamente nuevo.

"Teníamos claro que no íbamos a conseguir nada predicando la sostenibilidad en el fútbol”, cuenta a DW. "Así que decidimos dirigir un club de fútbol verde uniendo ambas cosas para llegar a la gente, en última instancia, a todo el mundo”, explica.

Vince camina entre las gradas con una sonrisa en la cara y saluda a los aficionados en el New Lawn, el estadio del FGR. Con sus vaqueros ajustados y su moderno corte de pelo, apenas se le notan sus 57 años.

El dueño del club ganó su fortuna con las energías renovables, especialmente con los parques eólicos. Su primer aerogenerador sigue en pie como un monumento en una colina, claramente visible desde el campo de juego. Y esta no es la única razón por la que se reconoce en todas partes que el FGR es un club verde, al que las propias Naciones Unidas han concedido el título de primer club de fútbol del mundo con emisiones neutras de carbono.

Las credenciales verdes saltan a la vista. Los paneles solares en los tejados generan energía. Hay carteles promocionales para productos sustitutivos de la carne, puntos de carga para coches eléctricos, stands pintados con pintura sin químicos, una "eco-ruta” que muestra a los aficionados los esfuerzos de sostenibilidad del club y las camisetas de los jugadores con el logotipo de la organización ecologista radical Sea Shepherd.

Fútbol vegano

No obstante, el FGR recibió la mayor atención en los medios de comunicación con la decisión de eliminar la carne del menú. El club fue declarado el primer club vegano oficial del mundo el año pasado. Todos los empleados, ya sea personal auxiliar, jugadores o gerentes, deben comer comida vegetariana cuando están de servicio. Pueden elegir entre un menú premiado y cocinado por la chef Jade Crawford y su equipo.

"Algunos de los jugadores se han vuelto veganos”, cuenta Crawford. "Si lo tomas en serio, realmente marca una diferencia. Solo utilizamos alimentos orgánicos, aunque sean más caros. Dale lo quiere así, y estamos tratando de difundir el mensaje”, explica.

No siempre es fácil. Los seguidores de muchos clubes tradicionales inicialmente vieron la dieta vegana como una moda para los Rovers. También afirmaron que el club había comprado su promoción deportiva. Pero no pueden hablar en contra de la calidad. El llamado "Q-pie”, una versión vegana del tradicional pastel de pollo y puerro, que se puede encontrar aquí, ha ganado premios y todo ello trasciende a los aficionados. "Inicialmente vine por el fútbol”, dice Chris Latham, aficionado del FGR. "Pero en un juego, mientras hacía cola para comer, vi un cartel detallando el impacto ambiental de la carne y pensé que tal vez debería intentar hacer algo al respecto”, recuerda.

Lo hizo y ahora es vegetariano. "La comida aquí es buena, así que fue fácil en ese sentido y de momento no me he arrepentido”, aclara.

Difundiendo el mensaje

Regresamos al terreno de juego. Aquí Adrian Witchell prepara el césped para el partido. La hierba se fertiliza con algas marinas, el exceso de agua se drena, se recoge y se reutiliza. El enfoque ecológico funciona tan bien que Witchell fue invitado a hablar de ello en la Conferencia Europea de Cuidadores de Terrenos de Juego. La reunión está organizada por el club español Real Madrid. Clubes como el Ajax de Ámsterdam o el Stoke City inglés también están interesados en su vegetación.

"Incluso las redes son biodegradables”, cuenta el cuidador. "Necesito saber el origen de todas las cosas que empleo, hasta el último detalle. No uso pesticidas, ni fertilizantes, ni ninguna otra porquería semejante”, afirma.

El concepto del Forest Green Rovers es bien recibido, especialmente por los jóvenes aficionados y las familias. Al inicio del partido, 3.000 espectadores llenan el estadio, el doble que hace unos años. Morecambe, el oponente en el juego de hoy, tiene solo unas pocas docenas de aficionados.

Si las cosas van de la manera que Vince quisiera, y en espera del permiso de planificación, el club se mudaría a un nuevo estadio llamado Junction 13 en las afueras de la cercana ciudad de Stroud. Sería el primero en el mundo en ser construido íntegramente en madera.

"Hemos hecho todo lo posible en lo que yo llamaría un escenario de remodelación”, explica Vince sobre el estadio actual. Sin embargo, "no es de fácil acceso, apenas se puede llegar hasta aquí sin un coche. Esos problemas desaparecerán si nos movemos a nuestro nuevo terreno”, aclara. También cuenta que el nuevo estadio permitiría que el club fuera aún más verde.

Sin embargo, queda por ver si una mayor protección del medio ambiente y un pensamiento ecológico irán acompañados de un gran éxito deportivo. Hoy los Rovers pierden cero a uno, aunque dominan el partido contra el Morecambe. Poco antes del final, los invitados marcan el gol de la victoria. Pero con el equipo en una posición tan alta como nunca antes en la liga, los aficionados todavía se van a casa contentos.

Publicidad