Es una de las activistas más respetadas de Estados Unidos, y ha peleado por las condiciones laborales de los campesinos, el empoderamiento de la mujer y el trabajo de los inmigrantes, y en contra de la discriminación de los latinos en Estados Unidos.

Nació en Nuevo México y tras el divorcio de sus padres cuando era pequeña, se trasladó a California; Dolores Huerta es hija de un campesino y sindicalista que se involucró en activismo, y también fue estimulada por su madre a educarse en variadas áreas, incluida la música. Pero desde chica Dolores Huerta, buena alumna e inteligente, se sintió discriminada por su origen latino y humilde, y tras trabajar de profesora y ver las condiciones de pobreza en que vivían sus alumnos, en 1955 se pasó al mundo del activismo con una organización que mejoraba las condiciones de vida para los agricultores y trabajadores de la tierra.

En 1960, Dolores Huerta creó la AWA, o Agricultural Workers Association, donde comenzó sus esfuerzos por lograr incluir a los trabajadores migrantes, no ciudadanos de EE.UU., en sistemas de salud, hacer que votaran -lo que incluyó material de urnas en español- y más. Dos años después se asoció con Cesar Chávez y juntos crearon la organización NFWA, o la asociación nacional de trabajadores agrícolas (farm workers). Ambas organizaciones se terminaron uniendo para formar la United Farm Workers. A través de movilización, huelgas y hasta boicots para empresas que no daban buenas condiciones a sus trabajadores, o incluso ponían en riesgo su salud, la UFW fue tomando fuerza; la institución sigue cumpliendo sus labores de protección y lucha hasta hoy.

Durante las décadas siguientes, Dolores Huerta siguió liderando la organización en distintos puestos, luchando por los derechos y bienestar de los que trabajan la tierra, y siendo activista por diferentes causas, desde imigración a salud. Además, se convirtió en madre de once hijos, lo que nunca se interpuso en el camino de su lucha y abogacía por los más necesitados. “El hecho de ser mujer me ha ayudado porque nosotras tenemos más aguante que los hombres”, ha dicho ella.

Hoy sigue viajando por el mundo, hablando por las mujeres, los campesinos y los latinos, y ha recibido decenas de honores y premios en Estados Unidos -incluida la famosa Medalla de la Libertad-, los que le han permitido crear su propia fundación. “La lucha es la que me da la energía”, dice sin titubear. “Cuando sabemos que tenemos mucho que hacer en este mundo, y poco tiempo para hacerlo, de ahí saca uno las ganas”, dice ella.

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