Es reconocida como la mujer responsable de la fisión nuclear, y considerada una Marie Curie germana. Lise Meitner nació al interior de una familia judía en Viena en la época en que recién se estaba permitiendo que las mujeres asistieran a la universidad. Lise fue una de las primeras en aprobar el examen de ingreso para luego obtener su título de doctora en 1906.

Para poder continuar sus estudios se trasladó a Berlín, para ser una de las estudiantes del laboratorio de Max Planck. Incluso aunque éste no estuviera de acuerdo con el ingreso de las mujeres a las universidades, reconoció el talento de Lise. En el laboratorio la joven conoció a quien sería su compañero de investigación por 30 años, Otto Hahn. Ambos comenzaron su colaboración laboral, a pesar de que Lise debía trabajar desde el sótano ya que no podían aceptar más mujeres.

En 1908 publicaron sus trabajos sobre el actinio, y cinco años más tarde sería nombrada la primera mujer ayudante de científico, obteniendo su primer sueldo (aunque éste fuese mucho más bajo que el de su compañero Otto). Con Otto también consiguió su primera sección de radioactividad, en el laboratorio Hahn-Meitner.

En 1938 tuvo que salir de Alemania debido al régimen nazi, instalándose de manera precaria en Suecia, donde sufrió una fuerte discriminación para trabajar en la ciencia por ser mujer. Lise continuó sus estudios de radioactividad y reacción en cadena a distancia con Otto; él descubrió la fisión nucelar en núcleos pesados, pero fue en cartas que Meitner aclaró su proceso y cómo liberan tanta energía. Otto ganó en 1944 el premio Nobel por sus descubrimientos, y hasta el día de hoy, se considera una vergüenza que Meitner, y otro colega llamado Otto Frisch fueron marginados del reconocimiento. Cuando estaban en sus laboratorios, el equipo de científicos no imaginó en un principio que sus descubrimientos podían terminar convertidos en armas.

A Lise le ofrecieron ser parte del “Proyecto Manhattan”, grupo internacional de investigación que buscaba conseguir desarrollar una bomba atómica que terminara con el régimen nazi. Fue la única científica en negarse a trabajar en él, a pesar de que esto le supondría el traslado a Estados Unidos y el trabajo en laboratorio sin problemas, ya que se oponía profundamente al desarrollo de una bomba. Nunca le agradó que la llamaran “La madre de la bomba atómica” ya que toda su vida lucho por el uso pacífico de la energía atómica.

Post Segunda Guerra Mundial fue valorada como una heroína por todos sus estudios y descubrimientos. Además del meitnerio, en su honor se han nombrado el cráter lunar Meitner, cráter de Venus Meitner y el asteroide 6999 Meitner.

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