Marta Brunet fue la escritora que describió el campo chileno que la rodeó, desarrollando formas de criollismo en la literatura nacional que la hicieron merecedora del Premio Nacional de Literatura en 1961.

Nunca asistió al colegio, sino que pasó sus primero años de vida en el Fundo Pallahueque cerca de Victoria, junto a profesores particulares de Castellano, Literatura, Historia, Geografía y Ciencias Naturales. La cercanía temprana de Marta Brunet con el mundo rural y campesino fue clave para el imaginario criollista que desarrolló en sus novelas.

A los 14 años, Marta partió junto a su familia a Europa, dejando atrás un destino doméstico, y en busca de nuevos horizontes intelectuales. Allá se encontró con la obra de Marcel Proust, Miguel de Unamuno, Azorín y Luigi Pirandello, quienes influenciaron su forma de escribir y su interés por desarrollar conflictos humanos y sociales en sus relatos.

Al estallar la Primera Guerra Mundial, Marta y su familia regresaron a Chile, a Chillán, en 1919. Allí Marta se integró a un grupo de aficionados a la poesía, que publicaba en el diario local La Discusión. A pesar de que sus padres no veían con buenos ojos el interés de su hija por entrar al mundo profesional siendo escritora, Marta terminó su primera novela, Montaña Adentro, la que fue publicada en 1923 con gran éxito.

Tras morir su padre en 1924, Marta se fue a vivir a Santiago donde comenzó a publicar cuentos en diversos diarios. En sus próximas novelas, Don Florisondo y Bestia Dañina, Marta continuó con la temática campesina, aunque dando más preponderancia a la descripción de paisajes. Entre los cientos de personajes que Marta creó, para adultos y niños, la escritora tenía una preferida, Solita, una niña que aparece en su novela Humo hacia el sur (1946), amante de la naturaleza y los libros, que desde su vida acomodada, critica a la sociedad patriarcal, promoviendo una visión de la mujer que desde lo cotidiano podía generar grandes cambios sociales.

Además de su faceta literata, Marta desarrolló una carrera diplomática desde 1943, año en que fue designada por el Presidente Juan Antonio Ríos como Cónsul de Profesión adscrito al Consulado general de Chile en Buenos Aires, donde estuvo hasta 1952. Luego en 1963 estuvo como Agregada Cultural de la Embajada de Chile en Brasil y en diciembre del mismo año como Agregada Cultural de la Embajada de Chile en Uruguay, país en el que fue incorporada a la Academia Nacional de Letras, y donde murió en 1967.

Si bien la obra de Marta fue al principio considerada por la crítica literaria como provinciana, el tiempo le dio la razón a la originalidad de la escritora, quien fue desarrollando mayor sicología en sus personajes, donde destaca la que los críticos llamaron su mejor obra: María Nadie (1957). Su calidad e ingenio en sus escritos le valieron varios reconocimientos y el Premio Nacional de Literatura en 1961, siendo la segunda mujer tras Gabriela Mistral en obtener este galardón.

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