En su calidad de refugiada de su natal Siria, Muzzon Almellehan fue la primera persona con este estatus, en ser nombrada Embajadora de Buena Voluntad de Unicef, un rol que distingue y apoya su activismo por la educación de niños en zonas de conflicto.

Cuando Muzzon Almellehan tenía 10 años, estalló la guerra civil siria, en 2011. Llevando sus libros como su más preciado tesoro, Muzzon y su familia tuvieron que relocalizarse para escapar del conflicto bélico. Fue así que terminaron viviendo durante tres años en diferentes campos de refugiados en Jordania.

En el campo de Za´atari, Muzzon fue testigo de las consecuencias del trabajo y del matrimonio infantil, y así reafirmó su idea de que educarse es un asunto clave para tener algún tipo de futuro. Así comenzó carpa en carpa a convencer a los padres de niñas, que su seguridad y futuro no dependía de casarlas a tan corta edad, sino que accedieran a la educación.

Debido a un plan en 2013 del entonces Primer Ministro David Cameron, 20 mil familias sirias fueron acogidas en Reino Unido, entre ellas, los Almellehan. Ahí les dieron una casa, y Muzzon fue acogida en un colegio con otros refugiados sirios.

La voz de Muzzon Almellehan siguió haciéndose escuchar, y fue por eso que en 2017 fue reconocida por la UNICEF como Embajadora de Buena Voluntad, por su labor y activismo frente a la importancia de la escolarización de los niños en campos de refugiados y en zonas de conflicto, que se estiman en 25 millones alrededor del mundo. Por otra parte el tema de la educación en estados de emergencia es una de las instancias humanitarias que recibe menos fondos a nivel global.

En su calidad de embajadora Muzzon ha visitado Chad, un país con una gran población de niños en edad escolar pero afectada por el conflicto Boko Haram, donde los niños son forzados a abandonar el colegio. Y también volvió a Jordania, donde volvió a demostrar su compromiso con los millones de niños que sufren las consecuencias de la guerra.

Publicidad