La primera mujer en ser nominada por cinematografía -o dirección de fotografía- en los 90 años de historia de los Premios Oscar es Rachel Morrison, por su trabajo en Mudbound. Aclamada por la crítica, la película aborda el retorno de dos veteranos de la Segunda Guerra Mundial, uno blanco y otro negro, que al volver a su hogar en Mississippi donde deben enfrentar el racismo y el estrés postraumático. Junto a la directora, Dee Rees, Morrison no quiso idealizar una época que ha sido mostrada en tonos sepias, sino que quiso concentrarse en una visión que da cuenta de la intimidad de los personajes, de sus caras, así como del paisaje que los rodea.

Nacida en Massachussets, Rachel Morrison estudió a la vez cine y fotografía, graduándose de ambas disciplinas. Comenzó su carrera en televisión en diferentes series y telefilmes, y fue su trabajo cinematográfico en Rikers High, una serie sobre la educación en una prisión, que le valió una nominación a los Emmys de 2006. Dos años después consolidó su carrera en la película Palo Alto.

Durante seis años consecutivos, Rachel fue parte de ocho películas que se estrenaron en el Festival de Sundance como las aclamadas Fruitvale Station, Cake y Dope. Su gran trabajo en la fotografía la hizo ganadora del Kodak Vision Award, no sólo por su visión única en el cine, sino que también por colaborar con otras mujeres. Nombrada por la crítica especializada como una cinematógrafa en ascenso por su prolijo trabajo de luces y sombras, fue con Mudbound -disponible en Netflix- que conquistó no sólo la primera nominación de una mujer a los Premios de la Academia por Mejor Cinematografía, haciendo historia, sino que también como la primera mujer ganadora por Mejor Cinematografía en los New York Films Critics Circle, y la primera en ser nominada por la American Society of Cinematographers Outstanding Achievement Awards en 2018.

Inspirada en las fotos de Dorothea Lange y Walker Evans en la era de la Depresión norteamericana, Morrison abordó el proyecto de Mudbound con una conciencia de la experiencia humana en una época pasada que debía traspasarse a la pantalla. A pesar del barro y la suciedad que muestra la película, el ojo inigualable de Rachel Morrison encontró la belleza necesaria para crear el contraste entre el sueño americano y la dura realidad usando saturaciones, negros profundos y colores creados a través de lentes antiguos que le dieron a la película su inigualable imagen.

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