Safo de Mitilene, más conocida como Safo de Lesbos, fue una poeta griega. La primera poeta occidental que cantó a las musas, a lo divino y a las  mujeres. Nació en  el  siglo VI a.c. en la isla de Lesbos. En la actualidad, no tenemos muchas certezas sobre su vida, porque son muy escasos los datos que manejamos, pero se conservan algunos fragmentos de su obra.

Safo perteneció  a  una familia  noble y fue hija de un comerciante que murió a temprana edad. Abrió una escuela para hijos de nobles en la cual se enseñaba, entre otras cosas: danza, gimnasia y música. La localidad de Lesbos estaba consagrada a la diosa Afrodita y en ella se realizaban diversos  cultos cuyas participantes  eran mujeres. Safo le cantó al amor, a las mujeres, a las cosas cotidianas de la vida y a su hija, con intensidad y melancolía. La finalidad de sus  poemas consiste en buscar la máxima belleza, que no habita en el poder, sino en el encanto íntimo de la persona amada. Amó a hombres y mujeres, lo cual en Grecia antigua era bien aceptado, dedicó poemas a muchas mujeres como Anágora, Erinne y su favorita Atthis. Su nombre dio origen al término sáfico y el lugar de su nacimiento, Lesbos, es el origen del término lesbianismo.

Su obra ha llegado a nuestras manos gracias a autores tales como: Plutarco, Aristóteles y  Catulo que citaron fragmentos de su poesía, pero el pasar de los años y las incontables traducciones de sus textos, han tenido como consecuencia que solo exista un único poema completo a Afrodita y seiscientos cincuenta versos.

Además de su actividad artística, Safo participó activamente en política y combatió la tiranía de Pítaco. Incluso se señala que pudo estar involucrada en una conspiración para matarlo, lo cual hizo que fuese exiliada algunos años en Siracusa, Sicilia. Sus versos cuentan que volvió a la isla de Lesbos y vivió ahí hasta su muerte. Fue víctima de bufonadas y parodias por cómicos de la época, según relatan fuentes históricas. Estos probablemente desfiguraron sus  poemas para burlarse de ella pero más tarde los críticos griegos la incluyeron en la lista de los “nueve poetas líricos”.

Safo se ganó la admiración de varios intelectuales tales como Catulo, Platón, Petarca, Ronsart, Leopoldi y Lord Byron. Su figura además ha inspirado decenas de representaciones artísticas de pintores como Charles Mengin, Thedore Chasseriau y Jacques Louis David, entre muchos otros.

“Sentada en el trono del Arco Iris / pérfida Reina de la Belleza, / te lo suplicó, / no dispongas para mí las trampas / de tu decaimiento, de tu tormento. / Escucha, clemente, mi oración, / como lo hiciste aquella vez, / en la que, para atender mi suplica, / seguiste la ruta de los astros / sobre tu hermoso carro”.

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