Existe una extraña condición médica que afecta a la orina y que, especialistas advierten, de no ser detectada a tiempo, puede llegar a causar insuficiencia renal: la hiperoxaluria

Según recoge la Clínica Mayo, se trata de una enfermedad provocada por la excesiva cantidad de oxalato en la orina, la cual llega a favorecer la formación de cálculos renales y, en los casos más graves, insuficiencia renal crónica.

En la mayoría de los casos, los pacientes llegan a la consulta de un especialista tras varios episodios de cólicos o piedras renales recurrentes en su sistema, sin saber que detrás puede haber una enfermedad metabólica poco frecuente. El urólogo suele ser el primer profesional en sospecharla y puede llegar a solicitar pruebas metabólicas y genéticas necesarias para confirmar el diagnóstico 

Si bien se considera una enfermedad rara, con una prevalencia de entre 1 y 3 casos por millón de habitantes, la Hiperoxaluria puede estar infradiagnosticada. Las guías de urología recomiendan y señalan prestar especial atención a pacientes con cálculos o piedras renales de repetición, nefrocalcinosis o antecedentes familiares de cálculos renales precoces.

El manejo de esta enfermedad combina medidas de prevención como una hidratación abundante, dieta adecuada y control de los niveles de oxalato.

Hiperoxaluria: ¿Cuáles son los síntomas?

Según la citada institución, usualmente el primer signo de hiperoxaluria es un cálculo renal. Algunos de los síntomas de cálculos renales son:

  • Dolor agudo en la espalda, el costado, la zona baja del abdomen o la ingle.
  • Orina de color rosa, rojo o marrón debido a la sangre.
  • Necesidad de orinar (miccionar) con frecuencia.
  • Dolor al orinar.
  • No poder orinar u orinar poco.
  • Escalofríos, fiebre, malestar estomacal o vómitos.

Las complicaciones si no se recibe tratamiento:

De no recibir un diagnóstico y posterior tratamiento adecuado, la hiperoxaluria puede causar insuficiencia renal.

Algunos de sus síntomas son: 

  • Orinar menos de lo habitual o nada en absoluto.
  • Sentirse mal y cansado.
  • No tener hambre.
  • Malestar estomacal y vómitos
  • Piel pálida, blanquecina o con otros cambios de color relacionados con un bajo número de glóbulos rojos, lo que se conoce como anemia.
  • Hinchazón de manos y de pies.

La oxalosis es otra de las complicaciones. El cuerpo ya no puede deshacerse del oxalato sobrante, por lo que empieza a acumularse. Primero se acumula en la sangre y después en los ojos, los huesos, la piel, los músculos, los vasos sanguíneos, el corazón y otros órganos.

En sus últimas fases, la oxalosis puede causar muchos problemas de salud más allá de los riñones. Entre estos se incluyen los siguientes:

  • Enfermedad ósea.
  • Anemia.
  • Úlceras en la piel.
  • Problemas cardíacos y de la vista.
  • En los niños, graves problemas de desarrollo y crecimiento.
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